La política de seguridad y defensa de UE busca nuevo impulso 25 años después del Tratado de Maastricht
- La Política Exterior y de Seguridad Común no ha evolucionado en los 25 años
- La política actual y las nuevas formas de amenazas han llevado a la UE a plantear una revolución
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El panorama geopolítico y nuevas formas de amenazas han llevado a la Unión Europea a plantear una revolución en su Política Exterior y de Seguridad Común, que ha tenido poca evolución desde que fue creada hace 25 años con el Tratado de Maastricht.
La PESC, rebautizada Política de Seguridad y Defensa Común (PSDC) con el Tratado de Lisboa en 2009, nació con "gran optimismo" sobre el futuro de la integración europea en un momento de grandes desafíos en seguridad con el desmembramiento de la antigua Yugoslavia, ha explicado a Efe la responsable para Europa del German Marshall Fund de los Estados Unidos, Rosa Balfour.
"Originalmente se pretendía estimular el desarrollo de una política de defensa común", ha señalado la experta, quien ha destacado que el Tratado de Maastricht elevó de "eventual" a "progresiva" la creación de un marco común de política de Defensa.
“El recelo de los países a ceder soberanía ha complicado la materialización de la Defensa europea“
A pesar de que la idea de una Defensa europea está latente desde los años cincuenta, su materialización ha sido complicada a causa de los recelos de los países a ceder soberanía nacional.
Maastricht fue el "último verdadero gran salto" para la integración europea, aunque en realidad sus Estados miembros, sólo doce en ese momento, "no estaban preparados" para acordar una genuina política común de Defensa, ha indicado por su parte la directora en Bruselas del centro de estudios Bertelsmann Stiftung, Stefani Weiss.
Aunque con Maastricht la Comisión Europea ganó algunas competencias en exteriores y tiempo después incluso se creó un servicio diplomático de la UE, la PSDC "ha sido en todos estos años una política intergubernamental decidida por los Estados miembros", ha asegurado Weiss.
Política por unanimidad
"Y es una política que se decide votando por unanimidad en el Consejo de la UE. Por eso la UE no tiene un ministro de Exteriores, sino una alta representante que intenta cuadrar el círculo tratando de acomodar a los 28 países y a la Comisión", Ha apuntado.
El Reino Unido siempre ha acaparado miradas por frenar el desarrollo de esa política, pero "la mayor cooperación en defensa ha venido de las dos mayores potencias militares europeas: el Reino Unido y Francia", ha reconocido Belfour.
En los últimos años, en cambio, la ambigüedad del Reino Unido hacia la UE, que ha llegado a su punto álgido con el Brexit, ha llevado a que Francia haya buscado mayor colaboración con Alemania.
Así, la PSDC no ha alcanzado tanto el "progresivo" empuje que se le auguraba aunque sí ha "evolucionado considerablemente", según la experta.
"Una cosa es reunir misiones para intervenir en otro lugar y otra muy distinta es construir una defensa común", ha señalado en referencia al envío de misiones al exterior para el control de fronteras, formación policial o cooperación civil, junto a operaciones militares con mandatos limitados.
Los nuevos retos de la UE
Pero desde Maastricht la UE se enfrenta a nuevos retos de seguridad como una Rusia más asertiva, las aspiraciones de China de convertirse en una súper potencia o la política de "América, primero" del presidente estadounidense, Donald Trump.
Ahora, además, la marcha del Reino Unido de la UE plantea interrogantes sobre las capacidades del resto de Estados miembros.
En opinión de Belfour, el compromiso de gastar el 2% de su PIB en defensa que han adquirido los países que pertenecen a la OTAN y "el impacto de la victoria de Trump sobre el sentimiento europeo de inseguridad, especialmente frente a Rusia", pueden "persuadir a los países para incrementar sus presupuestos de defensa".
Para Weiss no está claro hasta qué punto la elección de Trump, el Brexit o el deterioro de la seguridad en la vecindad puede motivar a los europeos para potenciar su defensa común, o si la UE saldrá reforzada de una nueva crisis.
Antes de esos acontecimientos, la UE ya había planteado como revulsivo una nueva estrategia global de política exterior y seguridad que propone mayor coordinación del gasto militar, en investigación y desarrollo y un fondo financiero para defensa.
A pesar de la importancia de estos pasos, Belfour no cree que puedan sustituir la pérdida de capacidades militares que implica la salida del Reino Unido ni que vayan a garantizar la seguridad de la UE sin la OTAN.