Yavuz Baydar, periodista turco en el exilio: "Tengo más colegas en prisión que fuera de ella"
- El prestigioso periodista tuvo que abandonar el país tras la intentona golpista
- Turquía se ha convertido en la primera cárcel del mundo para periodistas en 2016
- Baydar lamenta que la UE mire para otro lado y llama a una "acción civil europea"
“Si quieres ver el futuro de lo que Trump va a hacer con los medios en EE.UU., fíjate en lo que ha hecho Erdogan en Turquía”. La advertencia es del prestigioso periodista turco Yavuz Baydar. Adalid de la prensa libre en el exilio, relata a RTVE.es la agonía de los medios de comunicación como reflejo del deterioro de la democracia en Turquía.
Baydar abandonó su país dos días después del fallido golpe de Estado en julio ante el temor a sufrir las represalias del gobierno de Erdogán y no se equivocó: en los últimos seis meses las autoridades turcas han encarcelado a más de un centenar de periodistas sin juicio, cerrado 159 medios de comunicación, rescindido 775 carnet de prensa, y han confiscado sin justificación pasaportes y bienes de periodistas.
“Turquía es el país que más ha retrocedido en la libertad de prensa en 2016“
“Turquía se ha convertido en la primera cárcel del mundo para periodistas en 2016, por delante Irán, Siria, Egipto e incluso China”, afirma Malén Aznárez, presidenta de Reporteros Sin Fronteras-España. Es la principal denuncia del informe anual sobre la libertad de prensa que la organización presentará este miércoles, pero que ha adelantado ya a algunos medios, entre ellos RTVE. De los 260 periodistas encarcelados el pasado año en todo el mundo, 151 están en Turquía.
“Tengo más colegas en prisión que fuera de ella”, lamenta Baydar. Invitado por RSF a Madrid, el periodista es una de las voces turcas más con más autoridad sobre el estado de la libertad de prensa en su país. Lleva 40 años ejerciendo la profesión y defendiéndola. Fue el primer Defensor del Lector de la Prensa turca. Columnista, reportero, presentador de televisión, sus artículos de opinión se han publicado en The New York Times, The Guardian o Al Yazira. Ha trabajado para la radiotelevisión de Suecia y fue corresponsal y fue corresponsal en Escandinavia y los países Bálticos para el diario turco Cumhuriyet y el Servicio Mundial de la BBC. Hoy trabaja para el diario alemán Die Süddeutsche Zeitung y la página web Arab Weekly, al tiempo que denuncia el desmoronamiento de la libertad de información en Turquía desde su blog.
El precio de ser libre
Muchos de sus colegas de profesión, encarcelados inmediatamente después del fallido golpe que se saldó con 240 muertos, siguen esperando a que comiencen sus juicios. A los que se les vincula con Fethullah Gülen -el influyente clérigo musulmán radicado en Estados Unidos y convertido en bestia negra de Erdogan- se les somete a severas normas de aislamiento. Entre ellos se encuentra el veterano columnista de Zaman, Sahin Alpay, que cumplió 73 años en prisión.
“Bajo el estado de emergencia decretado en Turquía, los abogados no esperan investigaciones ni juicios justos. Es una tragedia”, señala Baydar.
“Los líderes autoritarios intentan destruir el cuarto poder porque es la manera de doblegar la democracia“
Él mismo tiene una orden de detención aunque no conoce el motivo. Hace unos meses allanaron su casa. No le sorprendió. Sabía que algún día llegaría su turno. “Tenía claro que la verdadera consecuencia del golpe fallido consistiría, por encima de todo, en terminar de eliminar lo que quedaba de periodismo independiente en Turquía”, asegura. La destrucción de la prensa crítica en Turquía, explica a RTVE, ha sido metódica, mediante una combinación de arrestos, intimidaciones y la connivencia de algunos propietarios de medios a cambio de jugosos contratos. La autocensura, añade, es una práctica habitual en las redacciones doblegadas a la mordaza del partido gobernante AKP.
“Esto no es nuevo. Pasa con cada líder autoritario, elegido o no. Lo hemos visto con Putin, Al Sisi, en China o con Chávez. Intentan destruir el cuarto poder porque es la manera de doblegar la democracia”, explica el reconocido reportero, que ha sido galardonado con númerosos premios a lo largo de su carrera, entre ellos el Premio Especial de la Prensa Europea 2014 a la "excelencia periodística".
"Si controlas la televisión, controlas a la sociedad"
El cerco se ha estrechado especialmente en torno a los medios audiovisuales. "Según la UNESCO entre el 85-90% de los turcos (igual que rusos y ucranianos) se informa sólo a través de la televisión por lo que esa es la prioridad. “Una vez que controlas la televisión, controlas a la sociedad”, advierte Baydar.
Internet se ha convertido así en un precario refugio de libertad frente a los medios tradicionales. Sólo el 54% de la población turca tiene acceso a la Red y de forma muy limitada geográficamente. “Twitter es una herramienta eficaz de comunicación y de debate de temas que no tienen cabida en la prensa o la televisión. Somos uno de los países que más la usa, pero desde el atentado en Estambul las autoridades también han puesto en marcha tácticas de terror y han bloqueado 65.000 cuentas. Han conseguido que la gente tenga miedo de publicar su opinión en Internet”, lamenta el reconocido periodista.
Twitter, YouTube y Facebook ya se bloquean de forma rutinaria en cualquier situación de emergencia, pero las autoridades dieron un paso más allá al cerrar temporalmente los servicios de mensajería WhatsApp, Skype y Telegram a principios de noviembre.
La Unión Europea mira para otro lado
Y mientras la libertad de prensa agoniza en Turquía, la Unión Europea mira para otro lado.
“Erdogán es un socio ideal para bloquear la entrada de refugiados sirios en la Unión Europea, así que no hay interés en llevarle ante los tribunales. Erdogán conoce las debilidades de Europa y se aprovecha de ello”, señala Baydar, que recuerda que si Bruselas no ha tomado medidas ante la deriva autoritaria del Gobierno de Viktor Orbán en Hungría o de Beata Szydło en Polonia “no podemos confiar en que lo haga en un país que no es ni estado miembro".
“Lo único que puede cambiar esta situación es la economía“
Tampoco espera Baydar que despierte una sociedad civil "colapsada", ni que la fragmentada oposición ofrezca una “alternativa real”. El único factor, a su juicio, que puede cambiar el rumbo del país es la economía. “El turismo está cayendo a su nivel más bajo por el embargo de Rusia y los actos de terrorismo, especialmente en Estambul. Otros indicadores tampoco son positivos (…) Si la clase media se ve afectada y cambia su mentalidad, puede ser el principio de que algo cambie”, explica.
Con una Unión Europea desvirtuada y una sociedad turca narcotizada, la única esperanza pasa, según el periodista, por una "acción civil europea unida y coordinada". "Todos tenemos la responsabilidad de cooperar y trabajar de forma cercana para concienciar a la población civil europea, que no se ha dado cuenta de que un país fronterizo va a convertirse al fascismo", concluye.
El referéndum constitucional, una cita clave
En los próximos meses Erdogán medirá su apoyo en las urnas a través de un referéndum constitucional con el que el presidente espera aumentar sus poderes y transformar el sistema parlamentario turco en un modelo presidencialista.
"Si los resultados del referéndum son a favor de la reforma, Erdogan verá legitimada su visión sobre el régimen que quiere instaurar en Turquía, para el cual se ha fijado en Azerbaiyán y en algunas repúblicas asiáticas", ha indicado Baydar.
El nuevo sistema implicaría a una mayor dependencia del Parlamento y la Justicia turca de la Presidencia, algo que supondría una "lacra para la democracia". Según el periodista, que ha asegurado que tanto Erdogan como el AKP "continuarán avanzando en la línea del autoritarismo para poder sobrevivir políticamente". “Si vence el ‘sí’ no se acabarán los problemas de Turquía, más bien al contrario. Veremos un éxodo de la élite académica y empresarial del país”, advierte Baydar.
No sólo la prensa sufre la represión del régimen. Según han denunciado varias organizaciones, más de 40.000 funcionarios, entre los que se encuentran militares, policías, jueces y profesores, permanecen bajo custodia policial a la espera de ser juzgados por haber participado en el intento de golpe de Estado.