Manuel, ex niño soldado de las FARC: "No trato de olvidar el pasado, sino de sanarlo"
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- Colombia es el único país de Latinoamérica donde aún hay niños soldado
- Según UNICEF casi 15.000 menores han luchado en grupos armados del país
- En el mundo hay casi 300.000 niños soldado en 17 países
- El día en que una niña colombiana conoció la paz
"Quiero vivir como una persona libre, como una persona cambiada, que puede conocer otras cosas sin tener miedo, en un país libre. Es algo que se necesita", afirma a TVE Manuel, colombiano de 19 años. Niño de la calle desde los ocho años, fue reclutado por las FARC a los 14 y entrenado para combatir. Junto a él, Catalina, de la misma edad; entre los 13 y los 16 años también fue niña soldado con esta guerrilla y vivió “bombardeos y muchos enfrentamientos, usted dispara y yo disparo", recuerda, y luego, "no se sabe si nos matamos”.
Con motivo del Día mundial contra el uso de niños soldado, que se celebra el domingo, ambos han relatado la experiencia de su reinserción, tutelada por la organización salesiana Ciudad Don Bosco en la ciudad colombiana de Medellín. Lo han hecho este jueves durante la presentación en la embajada de Colombia del documental Alto el fuego, dirigido por Raúl de la Fuente. La cinta muestra el delicado y laborioso proceso de reconstrucción personal de estos jóvenes tras dejar las armas.
La "curiosidad" fue lo que llevó a Manuel a enrolarse, con 14 años y desarraigado, junto a su hermano, un año mayor. A Catalina la empujaron "los problemas familiares". La vida militar les golpeó. "El peor momento fue cuando mataron a mi hermano (fue ejecutado por milicianos de las FARC)", recuerda Manuel. "Ha sido una gran parte de mi vida, siempre estuvimos juntos (...) Comenzó a incumplir las normas y lo mataron (...) me dijo 'chao, cuídese' y se lo llevaron”, relata con sencillez y dureza.
A Catalina, la decisión de huir le llegó con el hastío de una vida en la que “solo tenía que pensar en morir” y se fue. “Lo decidí un día, a las diez de la noche, y pasé la noche caminando. Luego me hicieron un consejo de guerra y salí”. Ambos fueron acogidos en Ciudad Don Bosco, y allí empezaron a olvidar al guerrero para nacer como ciudadanos. "Uno se acostumbra a algo tan sencillo y tan grande como quitar una vida", aclara Manuel. Esta "normalidad" es la que hay que redefinir.
El perdón y las cicatrices, la sanción y la reparación
"Al principio es complicado", explica James Areiza, Responsable de los programas de protección de la Infancia de esta institución que lleva 15 años tutelando su reinserción. Aprendizaje y vivencias chocan y "la educación va en contra de su convicción", añade. “Han dejado de ser niños para pensar como adultos, y esto detiene su infancia", detalla. “Tenemos que romper un proceso y reinstaurar el ciclo normal".
Y la tarea no es fácil, aclara Areiza: “Cuando llegan la primera impresión es de angustia y temor, no es fácil reconstruir el proceso de convivencia y confianza con otros chicos”. Respecto a su fórmula para construir una nueva vida, Manuel es rotundo: ”No trato de olvidar el pasado, sino de sanarlo”. Y esto pasa por un punto y aparte: el perdón.
"Todo comenzó con un psicólogo y una trabajadora social, poco a poco dialogando (...) como seres humanos, podemos cometer errores ¿Por qué no vamos a tener un perdón? Si no perdonamos van a quedar cicatrices", afirma Catalina sin dudar. "Estos niños han hecho un ejercicio de pacto de convivencia", aclara Areiza, y puntualiza:“No hablamos de sanciones, sino de reparación".
Y el mensaje es claro, en palabras de Catalina: “No es hora de estar cogiendo un arma, sino de coger un cuaderno y un lápiz para construir el futuro del país”.
Los niños, los mejores soldados
"Los niños son los mejores soldados, los más fieles", explica Rafael Bejarano, Director de Ciudad Don Bosco. Y recuerda que reclutar a los niños es “una forma extrema de esclavitud infantil”, y una actitud práctica: "¿Por qué niños?", apunta, "porque todavía no han elaborado una autonomía de que oponga discusión a los dictados de las organizaciones armadas", razona.
Luego llega la reintegración a la sociedad: “Hay dos vías: una, cuando huye del grupo, y otra cuando son capturados. En ambos casos son remitidos al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, entidad encargada de acoger a los menores y derivarlos a diferentes instituciones". Una de estas instituciones es esta organización salesiana: "Aquí trabajamos en la restitución de derechos, de su identidad, reencuentro familiar y estabilidad emocional”, explica.
Según explica Areiza en el documental, "el modelo ha tenido un 90% de éxito en las reinserciones". Así lo confirma Manuel: “Cuando llegué a Ciudad Don Bosco era totalmente analfabeto. Empecé a estudiar y a capacitarme. Si Dios quiere, me graduaré esta año como bachiller”.
Catalina se graduó en artes gráficas, pero guarda grandes sueños: "Yo me veo siendo una enfermera profesional y más adelante ser una abogada de derecho de niños y ser una líder de la paz, esa es la motivación que tengo".
El proceso de paz en Colombia
Catalina y Manuel han sido testigos del desarrollo del proceso de paz desde el otro lado de la barrera. "El día del 'No' lloré", confiesa Rafael, recordando el referéndum de confirmación al acuerdo convocado por el presidente Santos, pero todos coinciden en que es necesario un "proceso" hasta la convicción total del país, ahora inmerso en las negocianciones con el ELN, tras el acuerdo con las FARC.
Precisamente, el Gobierno y las FARC han definido el programa integral para la atención de menores de edad que salgan de las filas del grupo armado y que se denominará "Camino diferencial de vida", informó el miércoles el máximo líder de la guerrilla, Rodrigo Londoño, alias "Timochenko".
El 26 de enero, Gobierno y guerrilla activaron el proceso de salida de los menores de edad de los campamentos guerrilleros, que estará liderado por la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y guiado por el Consejo Nacional para la Reintegración (CNR). El protocolo de salida de los menores se activará cuando las FARC ingresen por completo a las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN).
El último dato oficial es que 5.784 guerrilleros de las FARC han acudido ya a las ZVTN de los alrededor de 6.300 que espera el Gobierno. Tras su traslado, los menores serán recibidos en lugares de acogida por UNICEF, con apoyo de la Consejería Presidencial para los derechos humanos y delegados del CNR.
De este modo, los menores podrán iniciar "las fases de restablecimiento de derechos, reparación, reincorporación e inclusión social", agregó el líder guerrillero. Asimismo, aseguró que se ha avanzado en la recopilación de datos de los menores de 18 años en las ZVTN.