Álex de la Iglesia abre 'El bar' en una Berlinale con 'Retourn to Montauk' y 'Colo' en competición
- El español estrena su película en Sección Oficial pero fuera de concurso
- Compiten esta jornada las cintas de Volker Schlöndorff y Teresa Villaverde
El director español Álex de la Iglesia ha abierto este miércoles en la Berlinale El bar, un thriller de humor negro que se estrena en Sección Oficial pero fuera de concurso en el Festival de Cine de Berlín, donde sí compiten esta jornada la alemana Retourn to Montauk, de Volker Schlöndorff, y la portuguesa Colo, de Teresa Villaverde.
El filme número 14 del realizador bilbaíno "es un thriller, efectivamente, que en vez de desarrollarse en un fastuoso hotel berlinés como le ocurre a Bourne, pues transcurre en un bar", en el que se quedan encerrados varios parroquianos ante la amenaza de un francotirador, explica el cineasta en entrevista con Efe.
En una primera aproximación, los protagonistas del filme piensan que el enemigo está fuera, "que es lo que piensas habitualmente, que el enemigo es ese que está fuera de tu casa o de tu país", apunta el director. No obstante, después se dan cuenta de que está dentro, lo que "va generando una división entre ellos" y les hace llegar "a una especie de purgatorio donde tienen que librarse de sus pecados; cuando ya lo superan, les queda lo más duro, que es salir del infierno", cuenta.
Según De la Iglesia, lo que buscaba era "esa especie de confrontación entre personajes que no tienen ningún punto en común entre ellos" y que "se van desnudando" en una película que va cobrando importancia.
En el cine "no hay nada desagradable", el cine es "una pobre ficción" de lo terrorífico que trae el día a día, donde precisamente las situaciones que parecen "simpáticas y encantadoras", en el fondo no lo son y "notas la hostilidad entre las personas y, sobre todo, entre las diferentes maneras de ver el mundo", señala De la Iglesia.
Su filme responde a una "pequeñísima muestra" de lo que todas las personas llevan dentro, "pero desde luego no describe la realidad, que es infinitamente más cruel", subraya, al referirse, por ejemplo, a la falta de solidaridad con los refugiados.
Estar de nuevo en la Berlinale -el segundo festival más importante del mundo después de Cannes, dijo- es para De la Iglesia "un orgullo enorme" y "una oportunidad fantástica de que la película sea conocida en todo el mundo". "Siento mucho orgullo de representar a mi país y de ser un ejemplo de lo que se está haciendo en el cine en España ahora", afirma el realizador, que cuenta en Berlín con el apoyo de cuatro de sus protagonistas: Blanca Suárez, Mario Casas, Jaime Ordóñez y Secun de la Rosa.
Schlöndorff vuelve a casa
En la jornada a concurso, el director alemán Volker Schlöndorff vuelve en la Berlinale a sus esencias de la mano del impecable Stellan Skarsgard con Retourn to Montauk, una nueva incursión del cineasta en su "alter ego", el escritor suizo Max Frisch.
Quince años después de Homo Faber, el cineasta alemán traza en esa película la historia de una expareja que trata de recomponer las piezas rotas de una relación, por supuesto desde el "lugar de los hechos", junto a la maravillosa playa de Montauk. "Nunca he dejado de pensar en los temas que quedaron pendientes en ese filme, en temas como el remordimiento, la dificultad por encontrar la reparación o la exculpación, sea por lo que no se hizo o por lo que sí se hizo, pero mal", ha explicado el cineasta.
Su puntal es Skarsgard, en el papel del escritor que reflexiona sobre el arrepentimiento o la inutilidad de arrepentirse y quien demuestra su aparente incapacidad, como actor, para no dar la talla, sea lo que sea lo que interpreta.
Nina Hoss, una especie de musa de la Berlinale con papeles complejos como Barbara o Yella, no sale tan bien parada en su interpretación de una exitosa abogada, que se mueve entre apartamentos y despachos de lujo, pero de naufragio en naufragio.
Portugal brilla
El cine portugués ha brillado con Colo, dirigido por Teresa Villaverde, una realizadora que en 1991 estrenó en ese festival Os Mutantes, entonces como talento a descubrir, y que ahora regresó desde su posición de voz consolidada entre el llamado cine "de autor".
Sin estridencias ni dramatismos, el filme recorre el proceso de desmantelamiento de una familia, formada por el matrimonio y una hija adolescente, en el que todo podría funcionar perfectamente, si no fuera que el desempleo crónico del padre es un cáncer que devora el tejido familiar.
En ellos se reflejan los efectos, a medio plazo, de una crisis económica que parece endémica y que además ha contagiado a todo el entorno social, escolar y vecinal de su barrio, la ciudad y el país donde ocurre. La crisis ha condenado a la condición de inútil a un esposo y padre que no consigue trabajo, simplemente porque no lo hay, mientras la madre trata de sacar adelante a la familia entre sucesivos trabajos mal pagados.
Lo que no era, sobre el papel, una familia desestructurada pierde la cohesión, erosionada por los efectos de una crisis que, a efectos macroeconómicos, tal vez empezó a superarse, pero cuyas secuelas persisten en lo individual y lo colectivo.