Sofia Gubaidulina, primera mujer ganadora del Premio Fronteras del Conocimiento en Música Contemporánea
- El galardón otorgado por la Fundación BBVA está dotado con 400.000 euros
- La compositora tártara defiende que el arte "debe seguir el camino del bien"
- La sinfónica de Boston estrenará este 28 de febrero su última composición
- Un triple concierto para violín, violonchelo, bayan y orquesta
La compositora Sofia Gubaidulina ha sido galardonada con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea por sus "cualidades musicales y humanas" y por el "excepcional alcance" y la "calidad" de sus obras musicales.
Asimismo, el jurado de la novena edición de estos galardones también ha destacado la "cualidad espiritual" y la "dimensión transformadora de su música, que ha garantizado un amplio acceso a públicos que van más allá de los convencionales para la música contemporánea", y que demuestra su concepción de la música "como algo religioso en sí mismo", tal y como ha recalcado la secretaria del jurado, Cristina Scheppelmann.
Se trata de la primera mujer premiada con este galardón, dotado con 400.000 euros, en la categoría de Música Contemporánea, en cuya concesión el jurado ha destacado también la búsqueda de "su propia voz sin renunciar a su conciencia personal, a pesar de circunstancias políticas extremadamente complicadas", puesto que estuvo en las listas negras del régimen soviético.
La galardonada ha destacado en conexión telefónica desde Hamburgo, su ciudad de residencia, que el jurado de estos premios ha fijado su atención en "el arte serio y profundo, en una época "tan tensa e inquieta" en la que es necesario "no solo que la gente se diverta y tenga reacciones a acontecimientos y productos", sino "mantener la espiritualidad de la existencia".
Gubaidulina (Chistopol, República Tártara de la Unión Soviética, 1931) ha afirmado que las raíces están allí donde la persona se ha formado y en su caso han influido "de forma sustancial". Sin embargo, ha precisado que "las intenciones y las tendencias" que ha tenido desde su infancia no son "locales", porque su objetivo siempre ha sido "ampliar el conocimiento" y universalizarse.
"Quisiera poder abarcar el mundo en su totalidad, en su integridad. Las raíces están ahí y son profundas, pero las ramas y las flores de mi obra están en el mundo exterior, por encima de la tierra", ha dicho la compositora.
En este sentido, ha resaltado que "la unión del cielo y de la tierra" es su objetivo, motivo por el que recibe con entusiasmo este galardón, una iniciativa que a su juicio comprende esta relación espiritual que se propuso en su "niñez". "El arte tiene que seguir el camino del bien y realizar los más sublimes deseos de la humanidad", ha dicho.
Concepción del instrumento como ser vivo
Otro de los aspectos que ha subrayado el jurado es "el uso de una amplia gama de instrumentos, algunos extraídos de la música folclórica, así como de la improvisación". En este sentido, Gubaidulina ha manifestado que para ella los instrumentos son "seres vivos" que sienten de una manera "casi misteriosa" y que se presentan como una "personalidad".
El próximo 23 de febrero, la Orquesta Sinfónica de Boston, bajo la batuta de Andris Nelsons, estrenará su última composición, un Triple concierto para violín, violonchelo, bayan y orquesta. Gubaidulina ha manifestado ante la prensa su "amor" por el acordeón bayan, un instrumento de "propiedades profundas" y "personalidad fortísima" que tiene la capacidad que siempre ha buscado: "Unir el cielo y la tierra".
Gubaidulina se graduó en composición y piano en el conservatorio de Kazán (1954) y amplió su formación con Nikolái Peiko, asistente de Shostakovich. Durante sus estudios en la URSS su música se consideró "irresponsable" y en 1979 la Unión de Compositores Soviéticos la incluyó en una lista negra por su participación no aprobada en algunos festivales de música soviética en Occidente.
En esos años de fuertes reticencias a las manifestaciones públicas de la religiosidad en su país compuso obras como 'Introitus' (1978), 'Offertorium' (1980) y 'Siete Palabras' (1982), que en la URSS se publicó bajo el título no religioso de 'Partita'. A comienzos de los años 80 comenzó a ser conocida fuera de la URSS, gracias a Gidon Kremer, violinista y director de orquesta letón a quien Gubaidulina había dedicado Offertorium. En 1987 visitó por primera vez Estados Unidos, donde obtuvo el encargo y estreno mundial de un buen número de obra, y su éxito se desarrolló de manera análoga en el continente europeo.
El jurado de este premio ha estado presidido por Nicholas Cook, catedrático de Música en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y ha contado como secretaria con Christina Scheppelmann, directora artística general del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Los vocales han sido Claire Chase, flautista y fundadora del International Contemporary Ensemble (ICE); Cristóbal Halffter, compositor y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid; Tom Huizenga, productor musical y periodista para NPR Music; Sir Nicholas Kenyon, director ejecutivo del Centro Barbican de Londres (Reino Unido); Colin Matthews, director musical de la Fundación Britten-Pears; y Pwyll ap Sion, catedrático de Música de la Escuela de Música de la Universidad de Bangor (Reino Unido).
Estos premios, creados en 2008 y dotados con 400.000 euros para cada una de las categorías, pretenden reconocer a los autores de avances significativos en distintas áreas científicas, tecnológicas y artísticas, así como a retos fundamentales como el cambio climático y la cooperación al desarrollo.