La animación japonesa cumple 100 años
- David Heredia Pitarch repasa su historia en el libro Anime! Anime!
- También es un estudio sobre la industria de la animación en Japón
En 2015 celebrábamos los 100 años de la animación española y ahora hacemos lo propio con el anime japonés, gracias al libro Anime! Anime! 100 años de animación japonesa (Diábolo ediciones), de David Heredia Pitarch. Un completo repaso a la historia del anime y a la industria que lo rodea.
“El libro –asegura David- es un estudio de la evolución que ha seguido la animación japonesa a lo largo del último siglo, analizando también las principales tendencias de cada década y las figuras más importantes que contribuyeron a su éxito. Para una mejor organización, está dividido en cuatro apartados: el primero contiene una serie de textos que describen la historia del anime desde su nacimiento a principios del siglo XX hasta nuestros días; seguidamente, se encuentran 50 fichas dedicadas a la biografía de algunas de las personalidades más importantes de la industria, a lo que se suman otras 20 sobre la historia de los estudios de animación más conocidos; por último, se adjunta también una pequeña descripción sobre cómo se elabora una producción animada y un breve glosario con los términos más empleados en su elaboración”.
“El título –continúa el autor- es un guiño a Manga! Manga! The World of Japanese Comics, del experto Frederik L. Schodt, que fue el primer estudio serio sobre el mundo del manga. El objetivo viene a ser el mismo: brindar una visión sólida de la historia del anime ofreciendo la información básica que todo fan debería conocer, siempre de una forma ordenada y accesible”.
Un libro en el que lleva trabajando varios años: “Ha sido un proceso largo y laborioso –confiesa David-. Pasé cerca de dos años y medio recopilando toda la información necesaria y, sobre todo, contrastándola para asegurarme de que fuera correcta. En español hay pocas publicaciones dedicadas a esta materia, por lo que gran parte de las fuentes provenían de Estados Unidos o incluso de Japón, con los consiguientes problemas que surgen de la barrera lingüística. En cualquier caso, no puedo decir que haya sido tiempo perdido porque al margen de la alegría de haber podido completar la obra, yo mismo he aprendido mucho en el camino, así que estoy doblemente contento”.
El nacimiento del anime
Sobre cuándo nació exactamente el anime, David nos confiesa que hay dudas: “Existen indicios de que Japón empezó a producir sus primeras animaciones muy a principios de siglo. Parece ser que el título más antiguo conocido es un pequeño clip de vídeo llamado Katsudō Sashin (Imagen animada), que data del año 1907. Sin embargo, se considera que la primera obra profesional es el corto Imokawa Muzuko Genkanban no Maki (La historia del conserje Muzuko Imokawa) de 1917, por lo que es en este año cuando se marca el inicio de la historia del anime”.
“Durante las décadas siguientes –continúa David- se fueron creando diversos cortometrajes, la mayoría dirigidos a un público infantil, y no fue hasta el boom de las producciones propagandísticas en plena Segunda Guerra Mundial cuando apareció el primer largometraje: Momotarō no Umiwashi (Las águilas marinas de Momotarō, 1942), una suerte de fábula en que este héroe de un famoso cuento japonés lucha junto a un ejército animal para derrotar a las fuerzas extranjeras. Otras películas notables serían Hakujaden (editada en España con el nombre Panda y la serpiente mágica), el primer filme a color; o Taiyō no Ōji: Hols no Daibōken (Las aventuras de Hols, el príncipe del sol), el primer largo que se podría considerar «anime» según los estándares actuales”.
El poder del anime
Mientras que en occidente hasta hace muy poco considerábamos la animación como algo para niños, en Japón siempre ha tenido una mayor consideración. “Lo cierto –asegura David- es que en Japón es un producto que se consume de forma muy natural en todas las demografías, como quien ve una serie normal o lee un libro, no se trata de manera especial. Quizá en el campo del cine cuente con un estatus un poco más elevado, pero no creo que se considere ninguna obra de arte, aunque hay títulos tan espectaculares que bien podrían pasar por una. Pese a todo, los japoneses conocen bien el poder que tiene el anime a la hora de mover a la población y no se cortan en usarlo para realizar campañas, anuncios o vídeos informativos de todo tipo”.
“De hecho –continúa-, el gobierno está muy concienciado en usar el anime como medio para dar a conocer la cultura del país y se apoyan en figuras muy conocidas para atraer el turismo. Creo que es algo que se acentuará todavía más con la llegada de los Juegos Olímpicos de 2020.
“Por lo que respecta a los animadores –añade David-, la verdad es que ahora mismo están pasando por un momento complicado, por no decir de crisis. Ya de entrada, el trabajo de animador es muy pesado, existe mucha presión para terminar las series a tiempo y encima cobran una miseria por pasarse todo el día dibujando. No son pocas las voces que reclaman un cambio en la forma de producir los centenares de series que se emiten al año en Japón, pero está claro que será un proceso difícil y puede perderse mucho en el camino”.
“Al margen de eso –concluye David-, lo cierto es que es un oficio muy respetado dentro del círculo de fans de la animación y a menudo se analiza el trabajo de los animadores más famosos, que suelen elaborar escenas muy llamativas que añaden profundidad y dinamismo a la acción. Una secuencia puede cambiar muchísimo dependiendo de quién esté a cargo, y desde luego es uno de los detalles que contribuye al éxito de una producción actual”.
De Disney a convertirse en referentes
Como nos cuenta David en el libro, al principio la animación japonesa tomó como referente a Disney, pero actualmente es casi al revés, los dibujos de Japón influyen a cineastas de todo el mundo.
“No hay duda –asegura David- de que Disney influyó en gran medida en los primeros pasos de la animación japonesa y siempre fue el modelo a seguir (al menos durante el tiempo en que el país no estaba en guerra con Estados Unidos). Ya durante los 60, la industria empezó a fijarse menos en lo que hacía América y Europa para centrarse en aquello que solicitaba el público autóctono, así que poco a poco fue adquiriendo una identidad propia que en apenas un par de décadas creció a pasos agigantados hasta convertirse en el colosal titán audiovisual que es ahora”.
“El atractivo del anime es evidente –añade David- y ahora son los estudios occidentales los que se fijan en el modelo japonés a la hora de atraer a su público. De hecho, el año pasado hubo algunas colaboraciones bastante sonadas, lo que da una idea de la importancia que ha cobrado la animación nipona en el medio”.
En cuanto a la situación actual de la animación en Japón, David nos comenta que: “Me atrevería a decir que se encuentra en un punto de inflexión muy decisivo, que puede cambiar por completo el funcionamiento de la industria en el futuro. Las facilidades de la animación digital, sumadas a lo que comentaba antes sobre la explotación de los animadores, está haciendo que muchos estudios opten por la tecnología 3D a la hora de elaborar sus series, y lo que antes era solo una ayuda para agilizar la producción se está convirtiendo en el cimiento de la misma”.
“Cada año surgen más títulos creados por completo con animación 3D –añade David-, a menudo con técnicas de cel-shading que hacen ver los modelados como dibujos normales, y el hecho de que este funcionamiento sea mucho más rápido y barato pone en peligro las ya tristes condiciones a las que están sujetos los animadores normales. Aun así, está naciendo una corriente de profesionales que se niegan a abandonar el carácter artesanal a la hora de realizar la animación, apostando por este toque tradicional que todavía tiene mucho por decir y que, sin duda, representa lo mejor del anime como tal”.
Los hitos de la animación japonesa
Tratándose de un libro como este hay que preguntar a David cómo sería la evolución de la animación japonesa por décadas: “De forma esquemática –asegura David-, se podrían resumir en lo siguiente:
- Años 20: Nacimiento y experimentación con los cortometrajes animados
- Años 30: Llegada del sonido a la animación
- Años 40: Primeros largometrajes
- Años 50: Llegada del color a la animación
- Años 60: Primeras producciones para televisión
- Años 70: Boom de las series sobre robots
- Años 80: Crecimiento de las historias de fantasía y ciencia-ficción, nacimiento del fenómeno otaku
- Años 90: Asentamiento de la animación y arranque en Occidente
- Años 2000: Consolidación y expansión de la industria.
Los grandes directores
En cuanto a los grandes directores de la animación japonesa David nos comenta que: “A lo largo de este siglo han surgido multitud de directores que han sabido dejar su huella y que han aportado mucho a la evolución del anime. Resulta complicado hacer una selección tan reducida, pero a título personal, empezaría la lista con Osamu Dezaki: un director y animador que mejoró de manera exponencial la narrativa de las series para televisión con técnicas visuales que provocaban un gran impacto y que se han mantenido hasta nuestros días”.
“También –continúa- Mamoru Oshii y Hideaki Anno por la complejidad de sus títulos y por elevar el nivel de la animación japonesa dentro del mercado internacional, llegando a firmar algunos de sus clásicos indiscutibles. Menos prolífico pero tan importante sería el fallecido Satoshi Kon, que nos dejó cuatro de los mejores filmes que ha tenido el honor de recibir el cine japonés (no solo animado) y que a día de hoy sigue siendo una gran influencia para aquellos que conocen su trabajo”.
“Por último, y de manera evidente, destacaría la labor de Hayao Miyazaki —y, por extensión, de su compañero Isao Takahata— por el increíble atractivo visual y narrativo de los títulos de Studio Ghibli, que siguen siendo el estandarte de la animación nipona dentro y fuera del país”.
“Me dejo en el tintero otros importantes como Yoshiyuki Tomino, Yoshiaki Kawajiri, Akiyuki Shinbo, Masaaki Yuasa o dos de rabiosa actualidad como Makoto Shinkai y Mamoru Hosoda, pero ahora mismo me quedo con los arriba mentados” –concluye David-.
Los imprescindibles
Aunque no somos muy de hacer listas y sabemos que es poner en un compromiso a los autores, hemos pedido a David que nos recomiende cinco películas y cinco series de anime imprescindibles. “Hay numerosos títulos sobresalientes entre las miles de producciones que han nacido en Japón –asegura-, pero limitándome a aquellos que nos han llegado a España, destacaría los siguientes:
- Tokyo Godfathers: Posiblemente, mi película de animación favorita. Satoshi Kon es un maestro jugando con lo que es real y lo que no, pero en este caso se atreve a presentar una historia mucho más directa, repleta de humor e ingenio, y en la que siempre descubres algo nuevo con cada visionado.
- Ghost in the Shell: Quizá la única película que ha tenido un impacto comparable al de Akira en Occidente. Se trata de uno de los mejores ciberpunks japoneses y también uno de los primeros precursores en el uso de técnicas digitales en el anime. Con la inminente llegada de la adaptación estadounidense, animo doblemente a verla.
- Metropolis: Magnífico homenaje a la obra de Osamu Tezuka, considerado como el «dios del manga», que capta perfectamente la esencia del maestro con una historia llena de ciencia-ficción, humanismo y emociones.
- Wolf Children: Una historia muy emotiva sobre la maternidad y sobre elegir tu camino en la vida. No importa si eres joven o mayor, hombre o mujer: es una película que te llega.
- Susurros del corazón: Siempre se ensalza la obra de Hayao Miyazaki por la maestría de su cine, pero si hay un filme a su nivel dentro de Studio Ghibli, ese es Susurros del corazón. Esta propuesta del fallecido Yoshifumi Kondō trata sobre el amor adolescente pero también sobre madurar y encontrar tu sitio en el mundo, haciendo que uno se sienta muy identificado con sus personajes”.
“En cuanto a las series –continúa David-, la selección es más difícil todavía, pero mis recomendaciones son las siguientes:
- Cowboy Bebop: Una serie futurista con unos protagonistas inolvidables y que se mantiene tanto o más atractiva que en su época. Su banda sonora es espectacular.
- Neon Genesis Evangelion: La amas o la odias, pero no te deja indiferente. Lo que empieza pareciendo otra historia de robots termina derivando en profundas reflexiones psicológicas y todo termina con un festival de simbolismos. Sencillamente hay que verla para entender el fenómeno que ha generado.
- Puella Magi Madoka Magica: Una retorcida vuelta de tuerca a las series de niñas con poderes mágicos que sorprende a muchos niveles. Magistral.
- Haikyuu!! Los ases del vóley: Una de las mejores historias deportivas que ha dado el manga trasladada al formato audiovisual con una animación sólida como el diamante y que transmite toda la emoción de los partidos. Un futuro clásico que sin duda se recomendará durante largo tiempo.
- Mobile Suit Gundam: La única excepción en la lista. Aunque algunas de sus últimas series se pueden ver de forma legal en plataformas digitales, la franquicia Gundam no ha tenido suerte en llegar al mercado doméstico español pese a ser una de las más importantes en Japón. Acción, drama, filosofía y un marcado mensaje antibelicista es la mezcla ganadora en un título que, desde su primera iteración a finales de los 70, cautivó a miles de fans que ahora se han convertido en millones en todo el mundo”.
Sobre sus futuros proyectos David nos confiesa que: “Mi verdadero trabajo es el de traductor, que poco tiene que ver con la animación en sí. Sin embargo, en paralelo continúo colaborando activamente en páginas como CoolJapan.es o koi-nya.net con el objetivo de divulgar y analizar la actualidad en el mundo del manga y el anime. Aún no he decidido si me atreveré a lanzar otro estudio sobre la animación japonesa, pero hasta ahora he recibido comentarios muy positivos sobre el libro y ya me han sugerido varias ideas interesantes para futuras publicaciones, así que quizá me lance a por una nueva obra”.