María Escoté, puntadas de libertad
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María Escoté, como Juan Vidal. Su colección es más madura, más adulta, es distinta pero mantiene toda la esencia de la diseñadora.
El punto de partida o inspiración es el cuadro L´oiseau de Auguste Herbin. Sus primeras obras, enmarcadas en un estilo abstracto y geométrico, no fueron comprendidas y se pasó a estilos más fáciles de entender pero una década después volvió a pintar según le dictaba el corazón.
“Me gustaba esa idea de libertad y también el pájaro, como símbolo de libertad, es cierto que es una colección más adulta pero también me he sentido libre haciéndola”, dice rodeada por sus prendas que tienen una acentuada carga estética, tanto por los estampados como por el color. Las mezclas son osadas, arriesgadas, poderosas.
Hay estampados fuertes en punto de seda pero también sobre terciopelo, "y además he utilizado tonos nuevos, como el marino y el burdeos, e incluso hay algunos guiños a la década de los setenta”, comenta muy emocionada.
La coleccion se instala en esa divertida etapa de transición entre los sesenta y setenta. La silueta tiende a la verticalidad, gracias a los pantalones largos y las botas altísimas, pero la diseñadora no se desprende de sus minivestidos estampados aunque ahora lo mezcla con pantalones.
Escoté tontea con la estética tradicional masculina para hacer por primera vez trajes de chaqueta, aunque los alegra con un llamativo patchwork de color. "Mi idea es borrar el género, que no tengamos que estar diciendo esto es masculino y esto femenino”, señala.
También se estrena con conjuntos de tres piezas, todas en blanco, sin estampados, y no se olvida de sus diseños de fiesta ( vestidos largos, vestidos mini y sastres) que ahora hace en lúrex tricotado como si fueran rayas y que, con acierto, combina con botas de ante mostaza.
Destacan el traje con botas cosidas al bajo y, por su originalidad, las prendas en punto bordado en pompón como si fueran plumas de colores. "Es para simular el vuelo del pájaro”, dice.