Miguel Marinero mezcla el barroco español con los años 80
- Apuesta fuerte por la línea textil pero no se olvida de las pieles
- Su hijo, que se ha formado en Italia, está decidido a continuar la firma
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Nicolás observa atentamente a su padre, Miguel Marinero cuando habla de su nueva colección. El joven representa el cambio generacional de la casa y lleva once años pegado al progenitor, aprendiendo y, además, se formó en Italia.
Ahora, juntos, intentan revitalizar la firma potenciando la línea textil pero sin olvidarse de las pieles, símbolo de la casa. La colección nos invita a entrar en el cuadro Las Meninas, de Velázquez pero también a viajar a los locos años 80, años en los que la firma comenzó su andadura.
Esta ‘osada’ mezcla se traslada de forma atrevida a la pasarela. “Las prendas hacen guiños al barroco español pero las hemos rejuvenecido con los toques ochenteros”, dice Miguel.
Hace seis meses se estrenaron con la línea textil y la aceptación fue “fenomenal”, declara. Son llamativos los vestidos lenceros en encaje y las prendas en tul trabajado en patchwork para que parezca musgo.
Resultan sofisticados y sensuales los vestidos de gasa amarilla o negra bordadas en cristal plateado o azabache y contrastan con las sargas militares en caqui que se bordan con motivos vegetales en algodón y la ‘majestuosidad’ se rebaja con divertidas sudaderas con collages de meninas.
Los abrigos y las faldas se trabajan con patrones de sastrería, cuidando cada detalle, y destacan las piezas en tweed blanco con gasa roja que provoca un efecto tridimensional.
Los volúmenes ‘velazquianos’, rígidos y duros, se aligeran de peso y resultan atractivos los vestidos en gasa y satén que parecen un puzle.
Las pieles presumen de calidad y destacan las que llevan un acabado plateado que “parece escarcha o nieve, y son muy ochenteros”, dice el padre.
En el desfile se ha visto una pequeña colaboración con el sastre Lander Urquijo, “son dos looks de hombre; uno con esmoquin y otro de sport”.