Victoria Abril 'revoluciona' el desfile de Andrés Sardá
- Sardá se inspira en la revolución francesa para su desfile
- Abril sucede a Bibiana Fernández y Rossy de Palma en la pasarela
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Empezamos a llamarlas ‘chicas Almodóvar’ pero ahora también podríamos referirnos a ellas como las chicas ‘Sardá’. Victoria Abril toma el relevo de Bibiana Fernández y Rossy de Palma y se sube a la pasarela de la casa Andrés Sardá en un desfile de lo más revolucionario.
"Es la primera vez que hago una pasarela, es la primera vez", decía entusiasmada tras el show que se ha dividido en cuatro temas: la rebelión popular, el ejército, la nobleza preparándose para la fiesta y la celebración. Con estos ejes articulan las salidas y vemos una sucesión de prendas que visten primero al pueblo llamo y después a las damas de sangre azul.
La literatura deja paso a la ropa y vemos prendas con volúmenes muy trabajados, algunos logrados con miriñaques de mimbre o metal. Los tejidos rústicos como la arpillera se usan para corpiños que se llevan con vestidos en algodón blanco y la organza de seda se muestra humilde y sencilla. Los tonos del vino, borgoñas y marrones añejos, tintas prendas que combinan con conjuntos en tul flocado y volantes de popelín.
La parte militar se resuelve con prendas inspiradas en las tropas francesas, tanto por los colores escogidos ( seda azul y encaje de burdeos) como por las botonaduras.
Los sombreros, obra de los vallisoletanos Pablo y Mayaya, ayudan a conseguir el look perseguido.
La parte íntima permite que veamos lo que antes se escondía y reservaba para los momentos de placer.
Sardá nos abre su boudoir para que apreciemos sus vestidos en tul de seda que envuelve y desnudan el cuerpo con las transparencias y que nos recuerdan a La libertad guiando al pueblo, de Delacroix.
Además, vemos organzas en volúmenes exagerados, prendas teñidas en tonos pastel, rasos de seda y encajes de chantilly. Se aprecia cierto aire historicista en las mangas abullonadas y los ricos puños de encaje. No se olvidan de una parte importante, la corsetería, que imprime coquetería y sensualidad a la colección.
La traca final se escenifica con piezas realizadas con terciopelos en rojo intenso que invitan a pecar y a festejar.
Destacan sobre faldas de tul fruncido y plisado a mano, una combinación para perder la cabeza.
Abril ha cerrado el desfile, interpretando, alocada, alegre, disfrutando.
Empezó siendo una mujer del pueblo y termina como una majestuosa reina, una Maria Antonieta del siglo XXI capaz de conquistar París. Como Sardá nos conquista temporada tras temporada.