Confiman la primera infección por el virus de la pseudorrabia en un lince ibérico
- Se trata de Matojo, una cría extremeña que apareció muerta en 2015
- Los científicos creen que es probable que el origen esté en un jabalí
- En felinos, solo se conocía un caso en un puma de Florida, en 1994
El 1 de diciembre de 2015 aparecía muerto en un paraje extremeño de pastos y matorral bajo, Matojo, una cría macho de lince ibérico (Lynx pardinus). Era descendiente de Kakapo y Kun y pertenecía a una de las dos primeras camadas nacidas en libertad en Extremadura, tras la reintroducción del lince ibérico en esta región a través del proyecto Life+Iberlince.
En un primer momento, se apuntó a que su muerte podía deberse a causas naturales. Sin embargo, un estudio que acaba de salir a la luz en la revista BMC Veterinary Research, liderado por la Universidad de Extremadura y la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, esclarece las razones de su fallecimiento: lo mató el virus de la pseudorrabia (PRV, por sus siglas en ingles).
“Es el primer caso descrito de infección de un lince ibérico por PRV o enfermedad de Aujeszky y el segundo en un felino salvaje. Tan solo se ha descrito en 1994 otro caso en un puma norteamericano o pantera de Florida. Tras las analíticas realizadas se determinó que se trata de una cepa salvaje”, declara a Sinc Javier Masot, investigador de la universidad extremeña y autor principal del estudio.
El trabajo supone la primera evidencia de que el virus PRV puede tener un impacto negativo en la supervivencia de los linces ibéricos salvajes en peligro de extinción.
El animal apareció en una zona denominada Hornachos-Valle del Matachel, localizada en el suroeste de Badajoz. Era un macho nacido en libertad de una hembra sana de tres años de edad. Mediante fotos de trampeo, se estima que la fecha de nacimiento de Matojo fue entre el día 8 y el día 12 de marzo de 2015. Falleció con nueve meses.
“En carnívoros y, entre ellos, en gatos, el periodo de incubación del virus es corto, de dos a cuatro días. La infección provoca encefalitis aguda y el resultado es invariablemente fatal, conduce a la muerte entre 12 y 48 horas tras la aparición de los signos clínicos”, explica Masot.
Es probable que la infección provenga de un jabalí, que es un reservorio natural del virus y transmisor de la infección hasta especies de carnívoros salvajes. “Recientemente se han descrito en poblaciones de jabalíes del suroeste español índices del seropositividad mediante el test denominado ELISA del 69,70% e infecciones pulmonares con PRV del 11,30%”, asegura el científico.
El jabalí no es el principal componente de la dieta del lince ibérico. Sin embargo, estos felinos pueden consumirlos de forma ocasional, como presas o carroña.
Vacunación
Una posibilidad para el manejo de esta especie podría ser la vacunación de los linces. Según señala Masot, con una vacuna inactivada durante las rutinas de capturas se podría aportar cierto nivel de inmunidad frente al virus.
“La vacunación de especies silvestres en peligro de extinción ya había sido sugerida anteriormente en el caso del puma norteamericano, si bien su eficacia no ha sido probada”, añade el experto.
La vacunación oral de jabalíes con una vacuna viva atenuada frente a PRV en áreas de asentamiento de linces podría ser otra estrategia de protección, pero también se tendrían que evaluar en profundidad diversos aspectos de esta técnica.
“Tanto en cerdos domésticos como en jabalíes, la infección es habitualmente subclínica, ya que están bien adaptados al virus. En mamíferos distintos de los suidos –cerdos domésticos y sus parientes más cercanos–, el PRV normalmente causa un típico cuadro neurológico letal, a menudo asociado a picor localizado y muerte del animal en horas tras la aparición de los primeros síntomas”, subraya Masot.