Barbieri, 'Música, fuego y diamantes' de un ideólogo y activista musical
- Francisco Barbieri fue padre de la nueva zarzuela y cambió la cultura del S. XIX
- Estudió la Historia para definir la identidad de la música española
- La Biblioteca Nacional exhibe 250 obras y documentos sobre su figura
- Se podrá visitar gratuitamente del 24 de febrero al 28 de mayo
“He sido lego en un convento, estudiante de medicina, aprendiz de ingeniero, alumno del conservatorio, corista, partiquino, director de orquesta, apuntador, contrabandista durante una hora, buhonero en cierta ocasión, director de un liceo, secretario de otro, músico militar, miliciano nacional, empresario, periodista, bibliófilo, compositor y constante adorador del bello sexo”.
Así se definía a sí mismo Francisco Asenjo Barbieri (Madrid, 1823-1894) en uno de sus escritos. Lo que él no sabía era que, además de todo eso, iba a pasar a la Historia no solo como el padre de la nueva zarzuela (Barberillo de Lavapiés, Pan y toros o Jugar con fuego), sino además como ideólogo musical, activista y una de las principales personalidades artísticas del siglo XIX.
Así lo recogen los diferentes apartados de la exposición Barbieri. Música, fuego y diamantes, que se puede visitar en la Biblioteca Nacional desde el 24 de febrero al 28 de mayo. "Su fortuna artística le llevó a tener una gran fortuna económica y una independencia que le permitió dedicarse a comprar libros y materiales antiguos. Un día antes de su muerte, los dejó en herencia a la Biblioteca Nacional en lo que supone el 70% de los libros antiguos de música de esta casa", explica en una entrevista a RTVE.es Emilio Casares, comisario de la muestra.
En torno a 250 obras, tanto de la BNE como de otras instituciones y de coleccionistas españoles, que ayudan a entender una figura clave en la historia de la música y la cultura españolas de su época.
Padre de la nueva zarzuela
"La zarzuela es un espectáculo de muy difícil composición, no solo por el género mixto, también porque es necesario que músico y poeta identifiquen sus ideas para producir una obra", aseguró Barbieri, tal y como se puede leer en la exposición.
Después del fracaso que supuso el intento de crear una ópera española en respuesta a la "invasión" de la italiana, Asenjo Barbieri y otros músicos y compositores de su generación se inclinaron por la idea de restaurar el viejo género barroco de la zarzuela y reconvertirlo en un género que encarnase el sentimiento español. Por ejemplo, trasladando a España el argumento de la opera-comique francesa La Comtesse de Egmont y convirtiéndolo en una de sus primeras obras y gran éxito, Jugar con fuego (1851).
"Todo el género chico que comienza a moverse de forma masiva a partir de la revolución de 1866 bebe de la primera generación: Barbieri, Arrieta, Gaztambide, Udriz, Olona... pero principalmente de Barbieri", explica el comisario Casares. Una influencia que se debe a que "creó dos obras absolutamente esenciales, dos iconos, Pan y toros (1864) y el Barberillo de Lavapiés (1874) de la que bebe todo el resto de la música española.
Y no solo eso, sino que gracias al músculo económico que le habían dado sus éxitos artísticos, con su dinero y el de otros amigos se construyó el Teatro de la Zarzuela, que desde su inauguración en 1856 sería templo del género y centro de irradiación desde el cual llegaría posteriormente al continente americano.
Activista e ideólogo musical
Pero la importancia de Barbieri trascendió el éxito de sus composiciones. Escribió 67 artículos y en gran parte de ellos reflexionó "sobre lo que debe ser la música española, a qué debe servir, qué tiene que expresar", explica Casares. "De la misma manera que consideramos a Velázquez o Goya representantes del arte español, Barbieri estudiaba y buscaba en la Historia el camino en el que fundamentar la esencia de la música española y lograr así ser relevante en Europa".
Después de una larga investigación, Barbieri reunió un cancionero de los siglos XV y XVI, con el que acabó con las teorías de que no había habido renacimiento musical español. "Barbieri analiza todo nuestro pasado musical desde el Medievo y el Barroco. Y consigue demostrar que tenemos nuestra música tiene una identidad y que tenemos que tener un teatro musical propio, diferente a la ópera italiana", desarrolla el comisario.
Además, en la España de mediados del siglo XIX, en un momento en el que la música deja de servir a la Iglesia, los autores e intérpretes se trasladan a teatros, cafés y conciertos para ganarse la vida. Y, para ello, se hizo necesario que éstos recibieran compensación económica por sus obras. "Además de conseguir que la música entrase en la Academia, cosa que los plásticos no querían, introdujo la música sinfónica en España. Luchó por la defensa de la ley de propiedad intelectual y consiguió que se pagaran los derechos de autor", subraya comisario.
Logros todos ellos que forman parte de su legado, al igual que sus obras vivas, más de 15 zarzuelas que se siguen representando en la actualidad con gran éxito tanto en España como en América, confirmando que, como reza el epílogo de la exposición: "Barbieri es uno de los elegidos que ha marcado la cultura española; incluso ha dejado huellas en la vida y el lenguaje cotidiano".