'Land of mine. Bajo la arena', la revancha de Dinamarca contra los nazis
- La película danesa compite por el Oscar a mejor película de habla no inglesa
- Prisioneros de guerra nazis fueron obligados a desactivar 1,4 millones de minas en Dinamarca
- RTVE.es entrevista a Martin Zandvliet, director de la cinta que se estrena el 10 de marzo
5 de mayo de 1945. Costa occidental de Dinamarca: Las fuerzas armadas de la Alemania nazi que ocupaban suelo danés desde el 8 de abril de 1940 se rinden a las tropas británicas. En los días anteriores de mayo de 1945 se han ido rindiendo en los distintos frentes tras el suicidio de Hitler el 30 de abril hasta la firma de las actas de capitulación alemanas el 8 de mayo que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial.
Desde ese mismo 5 de mayo y hasta el 4 de octubre los prisioneros de guerra alemanes fueron obligados por daneses y británicos a desactivar 1,4 millones de minas terrestres que habían sido plantadas por la Alemania nazi durante la ocupación en una gran franja de la costa danesa lindante con el Mar del Norte en previsión de una invasión aliada. Obligar a los prisioneros de guerra a desactivar estas minas era una violación de la Convención de Ginebra, aunque los mandos británicos y daneses la soslayaron denominándoles "personal enemigo rendido voluntariamente". Se calcula que 2.600 prisioneros, sin tener ni la preparación ni el equipo de adecuado, realizaron este trabajo, de los que la mitad murieron o resultaron heridos. Muchos de ellos pertenecían a la Volkssturm, una milicia creada por Hitler hacia el final de la guerra para reclutar a quienes no servían aún en las filas del ejército, esto es, viejos y jóvenes muy jóvenes, incluso niños de 13 años.
Este oscuro episodio histórico desconocido para el gran público, incluso para muchos daneses, lo desentierra Land of mine. Bajo la arena, dirigida por Martin Zandvliet (Applause, 2009; A funny man, 2011) y nominada al Oscar de mejor película de habla no inglesa como representante de Dinamarca. "No sé por qué esta historia ha estado escondida o si incluso ha estado escondida o si ha sido solo la falta de interés. Yo creo que cada nación tiene la tendencia de retratar su país en el modo más glamuroso, pero es siempre responsabilidad de los cineastas y contadores de historias hablar de estos asuntos para aprender del pasado en lugar de tratar de ocultarlo", dice el director danés en una entrevista telefónica con RTVE.es desde Los Ángeles, donde se encuentra en plena campaña de promoción de la película de cara a los Oscar.
Tras competir el próximo domingo en Los Ángeles, la película llegará a los cines españoles el viernes 10 de marzo.
El "odio" contra los alemanes
Tras cinco años de ocupación nazi de Dinamarca, en aquella época "era muy normal que se odiase a los alemanes, y a todo el mundo le parecía bien", explica Zandvliet para contextualizar el momento histórico. "Para Dinamarca era un momento de revancha, de venganza, de ver cómo podían vengarse de los alemanes", dice el también guionista de la cinta, que retrata ese odio en el personaje del sargento Carl Rasmussen (Roland Moller), encargado de la vigilancia de uno de los pelotones de jóvenes prisioneros de guerra alemanes encargados de limpiar las playas danesas, pero también en los aldeanos daneses que viven cerca de las zonas minadas y que se cruzan a diario con ellos.
El sargento Rasmussen lleva cada día durante semanas a sus jóvenes prisioneros a la playa a desenterrar minas en una actividad que se convierte en una auténtica ruleta rusa y acabará teniendo sentimientos encontrados con respecto a ellos.
"La película trata más sobre perder el juicio, del odio en general… Además, cuando empecé a escribirla estaba todo el problema de los refugiados sirios en Europa y el cierre de fronteras europeas, y de repente tuve la sensación de que estábamos repitiendo la historia. Así que me pareció muy importante decir que debemos tratar a los otros como individuos, debemos mirar al otro y escucharnos los unos a los otros; y ese es el fondo de la película, que cuando la gente se junta y tienen la oportunidad de conocerse no son tan diferentes después de todo. Hay que recordar que esto ocurrió no durante el tiempo de guerra, sino justo después de la guerra, pero desafortunadamente esto está ocurriendo en el mundo: después de que pase algo terrible elegimos el odio, hay sentimiento de venganza, y miedo…", reflexiona el cineasta de 46 años al que con su tercer largometraje le llega el reconocimiento internacional.
El recibimiento de Land of mine. Bajo la arena en Dinamarca ha sido "en general positivo", que destaca que algunos daneses se han sentido "avergonzados" al conocer esta historia y el comportamiento de sus compatriotas tras la Segunda Guerra Mundial, pues ese modo de actuar "no nos hacía mejores que nuestros enemigos". No obstante, Zandvliet también recibió sus "primeros mails de odio" y acusaciones de que "no era suficientemente patriótico", aunque insiste en la "responsabilidad" de los cineastas de contar este tipo de historias "incluso aunque sean críticas con la propia sociedad de uno".
Encontrar el "equilibrio"
Pese a que es prácticamente inédita una visión cinematográfica en la que los nazis no son representados como monstruos y torturadores, el director danés matiza que hubo que "encontrar un equilibrio" y ser "muy cuidadoso" porque tampoco se trataba de hacer un retrato de "niños alemanes inocentes". "Todo el mundo sabe que los alemanes hicieron cosas terribles, y seguro que estos niños probablemente también hicieron cosas terribles. Pero en mi mundo, aun así, ellos eran víctimas en un mundo de adultos. Tendrían solo 6 o 7 años cuando la guerra empezó", señala.
Para interpretar a estos prisioneros alemanes, Zandvliet seleccionó a actores noveles, como los gemelos Emil y Oskar Belton, porque no quería tener a "estrellas" que pudiesen distraer la atención del espectador respecto de la historia. Además, tenían que representar a todo el espectro de la sociedad alemana, pues los reclutados para el Volkssturm provenían de todas las partes del país, con lo que los actores proceden de "todos los rincones" de Alemania y, además, hablan en su lengua materna, pues la cinta está rodada en danés, alemán e inglés. En el caso del protagonista, Roland Moller, también siguió este precepto y, aunque este ya había actuado en varias cintas como Secuestro (2012) o Una segunda oportunidad (2014), el de Land of Mine es su primer papel principal.
Y en vías de ese realismo, el cineasta y su directora de fotografía, además de esposa, Camila Hjelm Knudsen, decidieron rodar en el ahora campo militar de Oksbøl, en la península de Skallingen, con la colaboración estrecha del Ejército danés, que forma parte de la zona donde ocurieron los hechos para aportar "tensión" narrativa a los actores. No obstante, rodar en una playa abierta a las inclemencias meteorológicas no fue precisamente sencillo: "El tiempo nunca es fácil y el hecho de que hubiese arena por todos lados lo complicó aún más. Muchas veces tenía que levantarme y gritar las instrucciones a los actores porque no podía acercarme a ellos porque de otra manera nos habría llevado mucho tiempo borrarlas pisadas", ríe ahora el director.
El efecto Oscar
La cinta llega este domingo a los Oscar tras un exitoso paso por varios festivales (premios en Tokio, Pekín, Göteborg y el premio del público en Gijón) y por los premios del Cine Europeo (fotografía, vestuario y maquillaje y peluquería) y de la Academia de Cine Danés (película, director, guion original, fotografía, montaje y premio del público).
En Los Ángeles tendrá duros rivales, como Toni Erdmann y El viajante, pero Zandvliet está "muy contento" y "orgulloso" de poder estar en Hollywood, empapándose de cómo funciona la industria cinematográfica, aunque reconoce que este año esta categoría está impregnada del "tema político" después del veto fallido de Donald Trump a los ciudadanos procedentes de siete países, incluido el director iraní Asghar Fahadi.
"Con fortuna, la nominación ayudará a que la gente vaya al cine a ver la película. Y para mí como cineasta también espero que me sirva para conseguir financiación más fácilmente para poder contar más historias", concluye el director de Land of mine. Bajo la arena, que promete seguir indagando en esas historias ocultas y vergonzantes de nuestro pasado. Mientras tanto, 110 millones de minas terrestres sin detonar siguen enterradas en 64 países. Desde 1975 han matado o mutilado a un millón de personas.