Fillon o la negación de la realidad
- El candidato conservador se queda solo; hasta 80 colaboradores han dimitido
- Un 75% de los franceses cree que debe abandonar su candidatura
- La pregunta es cuánto podrá resistir ante la falta de apoyo
¿Cuánto puede resistir un candidato a Presidente de Francia después de anunciar que será imputado por la justicia, haber visto registrada su casa ayer por la mañana por la policía, haberle dimitido 80 colaboradores y apoyos políticos, el último de los cuales, es su portavoz de campaña? Pues François Fillon parece querer demostrar al mundo que sí, que se puede, y que no le importa que crezcan las voces pidiendo su dimisión, porque él la única instancia que respeta es la del sufragio universal.
Fillon parece dispuesto a destrozar su propio partido, que estaría condenado, si él sigue al frente, a la humillación de no pasar a la segunda vuelta en unas elecciones presidenciales. Está dispuesto a atacar a una institución como es la Justicia, acusando a los tres jueces que están instruyendo el sumario por los empleos ficticios de su esposa e hijos de estar escorados políticamente y manipulados por sus enemigos. Ha llegado incluso a plantear que se haga una "tregua judicial" durante la campaña electoral de la que se beneficiaría también Marine Le Pen.
Pérdida de apoyo popular
En su lucha suicida, Fillon ha convocado para este domingo en París una concentración ciudadana en contra de los jueces que quieren que responda ante los tribunales por el uso incorrecto de dinero público. El presidente François Hollande se ha visto obligado a recordarle a Fillon que las instituciones son intocables y que esos ataques se descalifican por sí mismos.
Un 75% de los franceses cree que Fillon debe tirar la toalla. Incluso un tercio de los seguidores de Los Republicanos considera que no tiene sentido seguir en esta carrera humillante. Fillon dimitirá... es seguro. Y Alain Juppé, el derrotado en las primarias y alcalde de Burdeos, ya está dispuesto a ocupar su puesto. Con Juppé, Le Pen y Macron tendrán un rival político sólido y creíble. Fillon está ya muerto políticamente... y él también lo sabe.