Trump contraataca con sospechas sobre los lazos de los demócratas con Putin y exige que se investigue
- Ha colgado una foto del líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, con Putin
- Le llama "hipócrita total" y reclama "una investigación inmediata" al respecto
- Responde así a las críticas contra su equipo por sus contactos con Rusia
- Schumer le ha contestado que fue en 2003, "a la vista de prensa y público"
Las críticas que arrecian contra la Administración de Donald Trump por los contactos de su equipo con Rusia durante la campaña electoral han llevado al presidente de Estados Unidos a responder con un ataque directo contra los demócratas, al reclamar una "investigación inmediata" sobre los vínculos de su portavoz en el Senado, Chuck Schumer, con el presidente ruso, Vladímir Putin.
"Deberíamos poner en marcha una investigación inmediata sobre el senador Schumer y sus lazos con Putin. ¡Un hipócrita total!", ha comentado Trump en su cuenta personal de Twitter, con una imagen del senador demócrata junto al mandatario ruso.
Como es habitual con Trump, que utiliza compulsivamente la red social para lanzar sus opiniones y críticas, el mensaje no ofrece más detalles ni especifica si ha dado orden al Departamento de Justicia para que estudie la posibilidad de abrir una investigación o bien se limita a subrayar lo que él considera una contradicción en el comportamiento de Chuck Schumer.
Este le ha respondido de inmediato, también a través de Twitter, subrayando que no tiene ningún problema en hablar de ese contacto que tuvo "con Putin y sus asociados" en 2003 y que ocurrió "a la vista de prensa y público"; además, ha retado a Trump y a su equipo a hacer "lo mismo" sobre sus encuentros y conexiones con funcionarios rusos. La foto en cuestión, de la agencia estadounidense Associated Press, fue tomada en septiembre de 2003 en Nueva York, en la apertura de la primera gasolinera en esa ciudad de la compañía rusa Lukoil.
Una revancha por Sessions
El líder de la minoría demócrata en el Senado fue quien, junto con su homóloga en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, exigió públicamente este jueves la dimisión del fiscal general, Jeff Sessions, tras desvelarse que este mantuvo dos reuniones con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, durante la campaña de las elecciones presidenciales.
Sessions no solo se reunió con el diplomático ruso, sino que no mencionó esos encuentros durante ante el comité del Senado que evaluó su idoneidad para el cargo de fiscal general, equivalente al de ministro de Justicia, pese a que fue preguntado explícitamente por posibles contactos con Rusia.
"Por el bien del país, el fiscal general Sessions debería dimitir", reclamaba Schumer este jueves en una rueda de prensa en el Capitolio, además de exigir que se designara a "un fiscal especial que no tenga relación con este Gobierno" para encabezar la investigación sobre la posible injerencia rusa en Estados Unidos. "La integridad de nuestro brazo ejecutivo está en entredicho", llegó a denunciar.
La presión de los demócratas, y de algunos republicanos que exigían que Sessions se apartara de una posible investigación sobre Rusia, llevaron al fiscal general, tras consensuarlo con la Casa Blanca, a anunciar que se inhibiría en toda pesquisa que estuviera relacionada con las posibles injerencias del Kremlin en los comicios de noviembre.
La polémica rusa sobrevuela el Gobierno de Trump
Sin embargo, Trump no solo ha ratificado su "total confianza" en Sessions, sino que ha cargado contra la filtración que permitió al dirio The Washington Post revelar los encuentros -confirmados después por el Departamento de Justicia- y ha asegurado que se ha emprendido una "caza de brujas" contra su Administración.
Así, el comentario de Trump en Twitter parece una manera de desquitarse por la oleada de críticas vertidas contra Sessions, uno de sus colaboradores más cercanos y asesor personal del magnate durante la campaña electoral, y por la derrota política que supone haberle apartado de posibles investigaciones en manos del mismo departamento que él dirige.
Las injerencias de Rusia en las elecciones presidenciales, acreditadas por los servicios de inteligencia estadounidenses, y las revelaciones de contactos del equipo de campaña de Trump con miembros del Gobierno ruso están siendo el principal quebradero de cabeza de la nueva Administración en los poco más de 40 días desde que llegó a la Casa Blanca. De hecho, Trump se ha visto obligado a sustituir a su asesor de Seguridad Nacional apenas un mes después de nombrarlo, después de que Michael Flynn tuviera que dimitir al desvelarse que mantuvo contactos también con Kislyak antes de los comicios.
Desde Rusia, en cualquier caso, parecen coincidir con el presidente estadounidense en que las críticas responden a una persecución de los medios y de la oposición: el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha comentado este viernes que la polémica por los contactos de su embajador con miembros del equipo de Trump "se parece mucho a una caza de brujas".