El padre Román niega abusos sexuales o relaciones homosexuales y habla de amor cristiano
- Es el único imputado por la Audicencia de Granada en el caso Romanones
- Asegura que nunca hubo conductas sexuales en su comportamiento
- La Fiscalía pide nueve años de prisión por abuso sexual a un menor
El padre Román, el único acusado de abusos sexuales a un menor en el conocido como caso Romanones, ha negado cualquier tipo de relación o abuso sexual con el denunciante o que con sus compañeros mantuviera comportamientos homosexuales.
Lo ha dicho este lunes durante la primera sesión del juicio que se celebrará hasta el próximo 21 de marzo en la Sección Segunda de la Audiencia de Granada, y ha mantenido, como hizo durante la declaración indagatoria, que su comportamiento respondía a un proceder de "amor cristiano", en el que ha asegurado no hubo conductas sexuales.
El acusado, para el que la Fiscalía solicita nueve años de prisión por abuso sexual a un menor, y la acusación particular 26, ha asegurado que "asesoró" al joven denunciante en diferentes momentos de su vida y ha negado cualquier comportamiento sexual o que compartiera cama con el entonces menor: "No me entra en la cabeza dormir con otra persona".
"No he dado besos en la boca en mi vida, ni los he recibido", ha dicho el único acusado en la causa, que ha señalado que se distanció del denunciante porque llevaba "una doble vida". El sacerdote ha recordado que la entonces novia del joven le contó que él la acosaba y él le ofreció consejos. Además, ha descrito una "acalorada" discusión, apuntando que la supuesta víctima controlaba a la chica, tenía las claves de su correo y la tachó de "zorra".
El padre Román ha negado además que los sacerdotes que convivían mantuvieran relaciones homosexuales "de ningún tipo" y ha defendido que la carta al denunciante que firmó con un "te quiero mucho" se enmarcaba en el contexto "cristiano" de la palabra amor.
También ha dicho que cuando el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, le comunicó que había sido denunciado, supo que era la presunta víctima y preparó un dossier sobre él porque le habían alertado previamente de que pretendía hacerlo, y que contaba con el apoyo de otros jóvenes que pasaban su tiempo con el conocido como "clan de los romanones".
"Nunca, en absoluto"
A preguntas del abogado defensor, el padre Román ha asegurado que "nunca, en absoluto", abusó del denunciante, le masturbó o pidió que le masturbara o le penetró -"lo último que se me ocurriría", ha dicho- y también ha negado que se desnudara ante el joven o se ducharan juntos porque tiene "pudor como sacerdote".
Ha mantenido la misma respuesta negativa ante posibles abusos a otros jóvenes, ha negado que haya visto pornografía, ha defendido que tiene una vida "totalmente íntegra" y ha dicho que no está operado de fimosis ni tiene marcas en zonas íntimas, como describe la denuncia.
"Como sacerdotes nos llaman padre, es una paternidad espiritual, un amor fraternal", ha apuntado Román, que también ha negado que los sacerdotes que convivían en la casa parroquial y una vivienda de Pinillos se ducharan juntos.
El juicio continuará este martes con la declaración como testigos de los inicialmente investigados en la causa y que dejaron de estarlo al considerar que los delitos habían prescrito.
El caso se abrió después de que un joven que ahora tiene unos 25 años pusiera los hechos, ocurridos supuestamente cuando contaba entre 14 y 17, en conocimiento de la Fiscalía andaluza en octubre de 2014, y sobre los que llegó a pronunciarse el papa Francisco. En este proceso judicial llegó a haber hasta doce imputados, diez curas y dos laicos, aunque la Audiencia decidió de manera definitiva declarar prescritos los delitos atribuidos a once de ellos.