Tom Gauld: "'Un policía en la luna' habla sobre los sueños incumplidos"
- El dibujante escocés presenta su nueva novela gráfica en Madrid
- La historia de un policía que se queda solo en el satélite terrestre
Tom Gauld (Escocia, 1976) es uno de los autores europeos más brillantes de la actualidad. Sus ilustraciones y tiras cómicas aparecen regularmente en periódicos como The Guardian, The New York Times y la revista New Scientist y con sólo dos obras largas Goliat y Todo el mundo tiene miedo de mi mochila voladora (Salamandra Graphic), se ha convertido en un uno de los autores más admirados del cómic actual.
Gauld está en España para presentar su nueva obra, Un policía en la luna (Salamandra Graphic) en la que cuenta la historia del policía de una colonia lunar que está siendo abandonada. Y que le sirve para hablarnos de nosotros mismos, de la soledad, y de los sueños incumplidos.
“Me apasionan las historias de ciencia ficción y ya había hecho algunas cortas hace 15 años sobre astronautas –confiesa Gauld-. Por eso estaba buscando la forma de hacer una historia más larga sobre este tema. Entonces encontré una caja de muñecos de hojalata de los años 60 incluido un cochecito con una gran burbuja de plexiglás que era conducido por un pequeño robot. Una imagen que me llamó poderosamente la atención. Esa imagen del personaje conduciendo el coche en los solitarios paisajes lunares es la génesis del libro”.
“También –continúa- quería volver a la época en que el espacio y la luna eran emocionantes para la gente; algo nuevo, misterioso, excitante. En treinta años nadie ha vuelto a la luna y yo quería recuperar la magia de esos años del inicio de la carrera espacial”.
La soledad
Otro de los temas recurrentes de su obra, que ya estaba presente en Goliat, es la soledad: “Al igual que vemos al coche de hojalata por la luna completamente solo –asegura Gauld-, quería que el protagonista se sintiera de la misma forma, para explorar la melancolía y la soledad en una época como la actual, en la que el optimismo de aquellos años 60 (de la carrera espacial) se ha esfumado”.
“Al igual que hacía Stanley Kubrik en 2001 –continúa el dibujante-, que imaginaba cómo podía ser el futuro en quince o veinte años, yo también quería imaginar cómo puede ser lo que nos espera en esos mismos plazos, una vez que la exploración lunar hubiese declinado y todas las estructuras que hubiésemos plantado en la luna estuvieran en decadencia, rotas y abandonadas”.
Como en sus otras obras, Un policía en la luna está cargada de ironía sobre nuestra sociedad actual y nuestro futuro a corto plazo: “Sin humor este cómic habría sido demasiado triste, se habría tomado demasiado en serio. Además, a mí me gusta mezclar lo triste con lo humorístico, del mismo modo que en Goliat tomaba la historia bíblica pero le daba un tono muy corriente, muy ordinario. Me interesa mucho esa mezcla de estilos”.
Los sueños incumplidos
En cuanto a si su obra tiene algo de autobiográfico, Gauld asegura: “Tanto Goliat como Un policía en la luna tienen mucho de autobiográfico en el sentido de que los personajes se comportan como yo me comportaría en su situación. Como a ellos a mí no me gustan los conflictos. En el caso de Goliat ese conflicto acaba mal; pero en Un policía en la luna no acaba tan mal”.
La luna siempre ha sido uno de los sueños más perseguidos para la humanidad, lo que también da pie a otro de los grandes temas del libro: “Trata de un policía adulto –asegura Gauld- que está atascado en la luna que es con lo que el personaje soñaba de pequeño. Parece haber conseguido ese sueño infantil pero, en realidad, se está convirtiendo en una pesadilla. Ser adulto tiene mucho de eso, en general, es un poco tener que renunciar a nuestros sueños infantiles”.
El mar de la tranquilidad
Mantener la tensión en una historia en la que, aparentemente, no pasa nada también es muy complicado, como confiesa Gauld: “Es difícil, aunque ya haya hecho ese tipo de historias. Mi vida personal es muy tranquila y apacible, sin drama, y trasladar eso a una historia siempre es un reto. Pero creo que puede conseguirse a través del humor, la atmósfera”.
“Me gusta bajar el ritmo de la historia –continúa- porque así el lector tiene más tiempo para reflexionar sobre lo que está leyendo e incluso puede meterse en la cabeza del personaje protagonista. Creo que eso suple la falta de acción. Espero que la distancia entre la historia que yo cuento y lo que espera el lector de una historia de ciencia ficción clásica también funcione en ese sentido”.
Su obra también está llena de silencios: “Son muy importantes para mí –confiesa Gauld. Me gustan las viñetas sin palabras y también cómo contrastan con las que tienen diálogos. Para mí el comic va sobre eso, de cómo combinar el texto y los dibujos para cómo conseguir la atención del lector. En las viñetas sin palabras el lector se concentra más en el dibujo y para mí ese equilibrio es muy importante”.
Historias muy poco épicas
También le interesan las historias que parecen destinadas a ser épicas como Goliat o esta, pero que, al final, no lo son en absoluto: “Hay una parte de mi a la que le gusta dibujar cosas épicas y espectaculares –confiesa-; pero cuando intento hacerlo, mi parte de escritor hace que me sienta un poco tonto. Entonces, lo que hago es bajar esa épica a tierra”.
“No me interesa contar la vida de una persona que vive en Londres porque me resulta muy aburrido –continúa-. Prefiero hacer este tipo de historias aparentemente épicas pero que transcurren de una forma ordinaria. Esto también está relacionado con el tema de las viñetas sin palabras; porque pienso que, de alguna forma, así el lector se identifica más con el protagonista. No hace falta que lo cuente lo que siente el personaje porque lo puede sentir el mismo”.
Un dibujo muy simple
En cuanto a su estilo de dibujo tan minimalista: “Me gustan las obras simples –confiesa-, que sean muy fáciles de leer y de seguir. Pero, a la vez, voy dejando pistas para que el lector pueda ir siguiéndolas y completar la historia. Serían como las piedras en un río. Yo las coloco y el lector tiene que saltar de una a otra. Y cuanto más largo sea el salto más emocionante es la experiencia para el lector. Pero siempre manteniendo un equilibrio para que no se caiga al río, para que no se pierda en la lectura”.
Sobre sus influencias concretas en esta obra, Gauld destaca: “Stanley Kubrick, las primeras películas de Jim Jarmush y el diseño y la arquitectura de los años sesenta, como las estructuras con mucho hormigón, acero y cristal que en esa época, en Gran Bretaña, eran una cosa como brillante y futurista, pero que hoy en día han acabado grises y sucias”.
Sus proyectos
Gauld sigue combinando obras largas, como está, con su trabajo en la prensa: “Son cosas muy diferentes pero me parecen igual de interesantes –confiesa-. Por eso suelo compaginar las tiras con los libros largos. Puedo estar trabajando mucho tiempo en un libro largo pero nunca tengo la sensación de cansarme porque al mismo tiempo hago historias cortas con las que desconecto. Y eso me viene muy bien".
En cuanto a sus proyectos: “Sigo con mis tiras para el periódico The Guardian y New Scientist Magazine y tengo una nueva idea para una novela gráfica o un libro infantil. Todavía no me he decidido por el formato”.