El joven que denunció al padre Román reitera abusos, violaciones y pánico por dormir con él
- Asegura que participaron otros tres sacerdotes anteriormente investigados
- Según el denunciante, todo el Clan de los Romanones conocía la situación
El joven que denunció al padre Román por un supuesto delito de abusos sexuales cuando era menor ha considerado que el comportamiento del grupo era similar al de una secta, ha reiterado que sufrió violaciones y vejaciones y ha dicho que tardó en denunciar porque estaba anulado por el único procesado, para el que la Fiscalía pide nueve años de cárcel.
"Era como si perteneciera a una secta cerrada, virulenta, que él lideraba, asumiendo todos sus abusos", ha descrito en alusión al procesado el joven D.R., que ahora tiene 27 años y que ha apuntado diferentes abusos sexuales que dice haber sufrido durante años.
Ha recordado que conoció al denominado clan de los Romanones cuando tenía unos siete años y se preparaba para hacer la primera comunión y ha recalcado que se decidió a formular la denuncia en la Fiscalía Superior por temor a que otros niños como su sobrino sufrieran abusos similares y para lograr justicia.
"Él -en referencia al padre Román- era capaz de hablar de amor fraternal en la homilía y por la noche estar violando niños, porque lo ha hecho", ha declarado en la tercera sesión del juicio que se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia de Granada el joven denunciante, quien ha asegurado en diferentes ocasiones que estaba "anulado" por el procesado y que era incapaz de tomar decisiones de forma independiente.
Ha asegurado que tanto en la casa parroquial como en la vivienda de Pinillos, de titularidad compartida entre el acusado y parte de los inicialmente investigados, se produjeron "cientos" de masturbaciones, que "nunca" tuvo cama propia y que "siempre" la compartía con Román y que se exhibía pornografía homosexual.
"No tengo capacidad de decisión y hago lo que me dicen", ha considerado el denunciante, que ha dicho que "me da igual que se le condene o se vaya a su casa porque es mucho tiempo, me supera" y que ha asegurado que otra joven cercana a la parroquia confesó haber mantenido relaciones sexuales con uno de los laicos del grupo.
"Ya no puedo ir a misa porque me parte en dos, porque no puedo escuchar a un cura hablar del amor fraterno que me llevó a que me violaran y abusaran de mí", ha resumido el denunciante, que ha dicho que estaba anulado y ha comparado su incapacidad de decidir con el sentimiento de las mujeres que sufren violencia de género.
Los abusos sexuales comenzaron en 2004, cuando tenía 14 años
Al inicio de su declaración, el joven ha recordado que narró en una carta al papa su "calvario" y que el pontífice le llamó por teléfono para pedirle perdón en nombre de la Iglesia, tras lo que alertó al Arzobispado, responsable civil subsidiario en la causa, e inició contactos con el prelado Francisco Javier Martínez.
Según el denunciante, el arzobispo de Granada, que declarará esta semana, le dijo que no se preocupara porque "todo está en manos de la Virgen y ella se hará cargo".
Aunque el abogado de la defensa y la magistrada ponente han apuntado contradicciones temporales e imprecisiones, el joven que dice haber sufrido daño físico y psicológico ha reiterado que los abusos sexuales comenzaron en 2004, cuando tenía 14 años.
Ha reconocido que fue condenado por una denuncia que interpuso contra él su exnovia, a la que no narró estos abusos, y ha dicho que mantenía el contacto con Román porque "era mi único referente, me manipulaba", por el miedo a ser expulsado del grupo y que fue "capaz de todo porque decía que era más que mi padre de sangre".
Ha negado un ánimo de venganza o de enriquecerse, ha asegurado que intentó evitar las penetraciones y los ha considerado "un grupo que están desequilibrados" capaces de todo, que tenían ascendencia sobre él, que lo subyugaron y sometieron.