El ultraderechista Wilders reconoce su derrota y promete "una fuerte oposición" en Holanda
- Promete una fuerte oposición si Rutte no cuenta con él para formar gobierno
- El líder xenófobo se queda muy por debajo de lo pronosticado en las encuestas
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Geert Wilders ha interrumpido la narrativa de éxito que la extrema derecha había construido en 2016. Favorito durante los últimos meses para ganar los comicios en Holanda, el líder xenófobo ha reconocido su derrota ante el liberal Mark Rutte, y ha prometido una oposición "fuerte", si el primer ministro no cuenta con él para formar gobierno.
"Esto es una primavera patriótica. Yo soy un luchador y no un populista. Estoy dispuesto a hacer una fuerte oposición", ha afirmado Wilders, en sus primeras palabras durante la noche electoral tras conocer los resultados preliminares de los comicios.
El Partido de la Libertad (PVV) no tiene asegurado ser la segunda fuerza política con 20 escaños, muy por debajo de los 33 de la formación de centroderecha de Mark Rutte. Pese a subir cinco diputados con respecto a 2012, se queda lejos de los 24 conseguidos en 2010. "El PVV ha perdido", ha admitido sin tapujos el líder xenófobo, que esperaba recabar más apoyo después de ir durante meses primero en las encuestas.
La Llamada Democristiana (CDA) le sigue a la zaga con 19 diputados, y empujan con con fuerza los centristas de D66 (19 diputados) y los Verdes (14).
El político neerlandés ha llegado a exigir "un puesto en la futura coalición" de Gobierno, si bien la mayoría de partidos han descartado durante la campaña incluirlo en un hipotético Ejecutivo. "No es no", ha afirmado el propio Mark Rutte siempre que se le ha preguntado al respecto.
Esta misma noche el primer ministro ya ha dejado claro que su intención es formar un Gobierno estable y proeuropeo, alejando cualquier sombra de duda sobre sus posibles socios de coalición.
El discurso del miedo y de la identidad nacional, con la inmigración como chivo expiatorio, que tan buenos resultados cosechó el pasado año en Reino Unido y Estados Unidos no ha encontrado el mismo eco en Holanda. Ni siquiera las impopulares recetas de austeridad de Mark Rutte han espoleado a los holandeses para lanzarse a los brazos de Wilders.