El cine polaco que enamoró a Scorsese
- La Filmoteca Española proyecta nueve clásicos restaurados
- Un proyecto de The film foundation que comanda Martin Scorsese
- El cineasta Krystof Zanussi presenta el ciclo en Madrid
A finales de los años 50 explotaron ‘Nuevas olas’ cinematográficas en muchos países a lo largo de todo el planeta. La francesa puede ser la más recordada, pero muy cerca quedaban las de dos países tras el telón de acero: Checoslovaquia y Polonia. Sus películas, libres, originales y profundas inspiraron y cruzaron fronteras y algunos, como Milos Forman o Roman Polanski, se convirtieron en referentes mundiales.
Uno de los impactados fue Martin Scorsese, que reconoce que en su época universitaria le marcaron principalmente el Neorrealismo italiano, la Nouvelle Vague y el cine polaco. Y para devolver el favor a este último ha restaurado obras maestras de su cinematografía a través de The film foundation, la organización que creó para preservar el patrimonio en celuloide de la historia del cine.
Nueve películas de ese trabajo de restauración llegan a Madrid para ser proyectado por la Filmoteca española en el ciclo: Martin Scorsese presenta: obras maestras del cine polaco. Una oportunidad única para ver películas de autores tan capitales como el recientemente fallecido Andrzej Wajda o Krzysztof Kieslowski.
Las películas que podrán verse son: Cenizas y diamantes, de Andrzej Wajda; El azar y No matarás, de Krzysztof Kieslowski; El tren, de Jerzy Kawalerowicz; Eroica, de Andrzej Munk, El sanatorio de la clepsidra, de Wojciech J. Has y Walkover, de Jerzy Skolimowski.
El último de los cineastas escogidos, Krzysztof Zanussi, ha presentado el ciclo en Madrid. La filmoteca proyectará su cinta Constans (1980), Premio de Jurado en el Festival de Cannes de 1980. Zanussi, uno de los principales autores europeos de los 70 y 80, estudió (e impartió clases), en la mítica Escuela Nacional de Cine y Teatro de Lodz, auténtica cuna del talento de la asombrosa generación de cineastas polacos.
¿Cuál fue el milagro de Lodz? “Un hecho objetivo es que era única porque los profesores fueron directores de éxitos. En casi todas las escuelas del mundo solo los artistas sin éxito tienen tiempo y ganas de trabajar con los estudiantes. La situación económica de los países comunistas lo cambiaba todo porque el salario de director no era muy alto”, explica. Y añade algo más: “La escuela, en un país tan centralizado y burocrático, daba garantía de trabajo para el diplomado”.
Licenciado en Filosofía y Física, Zanussi tiene un perfil intelectual que ya no abunda entre los directores. Sigue en activo, aunque el tiempo en el que el cine de autor era obligación para el espectador cultivado haya pasado.
“El cine es más democrático hoy, pero democrático no es un adjetivo particularmente positivo. Significa más popular y que el nivel medio es más bajo”, sostiene. “En este sentido, la dirección era más exigente en el pasado. Además, la importancia del público intelectual ha decrecido. Vivimos en una crisis de autoridad. Vuestro filósofo, Ortega y Gasset, previó todo en los años 20. La rebelión de las masas es una intuición genial”.
Amigo de Juan Pablo II, su cine también está marcado por sus creencias religiosas. Sirva como ejemplo su opinión sobre el impulsor de la restauración de su obra, Martin Scorsese. "No me interesaba especialmente salvo las películas más espirituales: La última tentación de Cristo es una de las películas más importantes de la historia del cine”.
Además de las proyecciones en el Cine Doré de la Filmoteca, la Academia de cine también proyecta algunas de las cintas: Constans (23 de marzo), La tierra prometida y Cenizas y diamantes, (24 y 27) y No matarás (30).