Aumenta a 262 el número de muertos por la avalancha de Mocoa
- Entre los fallecidos hay 43 niños, según el presidente Juan Manuel Santos
- Los aludes arrasaron 17 de los barrios de la ciudad colombiana
- La Policía Militar patrulla las calles de Mocoa para evitar saqueos
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha cifrado este domingo en 262 las personas, que por el momento, han muerto por la avalancha de tres ríos que destruyó varios barrios de Mocoa, al sur del país. Entre los fallecidos, según el mandatario, hay 43 niños, y el número de heridos asciende a 203.
Los aludes arrasaron 17 de los barrios de esta ciudad -unos 45.000 habitantes- y dejaron a centenares de personas sin hogar.
El director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Carlos Eduardo Valdés. ha pedido "paciencia" a los familiares porque lo que se busca es no entregar cadáveres "equivocados" o que no estén plenamente identificados.
En las labores de identificación participan 52 funcionarios entre médicos, odontólogos y otros funcionarios de Medicina Legal apoyados por la Policía colombiana, según Valdés. Además, ha añadido que este lunes viajarán a Mocoa otros 30 funcionarios para que las labores de identificación se puedan terminar en el menor tiempo posible.
Segunda noche sin luz, tras la avalancha
Mocoa ha pasado su segunda noche sin electricidad después de la avalancha que afectó a la ciudad colombiana.
Para garantizar la seguridad ante esta situación, centenares de militares, muchos de ellos de la Policía Militar, patrullan para evitar saqueos, especialmente en las zonas comerciales donde el agua ha arrasado buena parte de los mecanismos elementales de seguridad como puertas o cierres metálicos.
Algunos restaurantes usan las velas para poder dar algo de luz a sus clientes, y han recurrido a barbacoas, no solo ellos, sino muchos de los vendedores informales que proveen de comida a los viandantes, periodistas y curiosos que han llegado hasta la zona.
En los albergues dispuestos para las familias que han perdido todo en la avalancha, son los generadores de gasolina los que mantienen varias luces encendidas. Así sucede también en algunas de las iglesias, que no solo están dando cobijo físico sino también espiritual a los ciudadanos.