El cine redescubre el impresionismo americano
- Se estrena el documental El jardín del artista: el impresionismo americano
- RTVE.es entrevista a su director, el británico Phil Grabsky
- El filme ahonda en la influencia de esta corriente en la cultura de EEUU
- La película pertenece al ciclo Exhibition on screen, que une arte y cine
Hipnotizados por el arte de Monet, los primeros pintores impresionistas americanos trasladaron esta corriente a EEUU a finales del siglo XIX. Allí, el impresionismo adquirió personalidad propia y reflejó la construcción de la identidad de una nación, en un tiempo turbulento marcado por la industrialización.
El universo del impresionismo americano aterriza de la mano de Exhibition on screen, el ciclo que plasma en la gran pantalla los grandes hitos de la historia del arte y las mejores exposiciones internacionales con un objetivo pedagógico; ya ha exhibido filmes sobre El Bosco, Renoir, Goya o el propio Monet.
El documental El jardín del artista: el impresionismo americano, dirigido por el director británico Phil Grabsky, se ha estrenado en primicia en el Festival de Cine Internacional de Barcelona y se disfrutará en cines a partir del 27 de abril.
Grabsky es un apasionado de las Bellas Artes y es el productor de todos los documentales de la serie. Su interés artístico también se ha volcado en filmes dedicados a geniales compositores como In Search of Mozart (2006) o In Search of Beethoven (2009). De su larga carrera, también destaca la premiada en la Seminci y el Festival de Chicago The Boy who Plays on the Buddhas of Bamiyan (2003), sobre la vida de un niño en el Afganistán de los talibanes.
Una época de cambios
El jardín del artista: el impresionismo americano nos ilustra acerca de los orígenes de este movimiento. Los pioneros artistas estadounidenses peregrinaban al extraordinario jardín de Monet en Giverny (Francia), con el fin de imbuirse de su arte y acercarse a su figura, aunque el pintor francés nunca tomó alumnos.
Monet fue un experto horticultor y cultivaba los jardines modernos para explorar nuevos motivos expresivos: gamas cromáticas que manejó con maestría, diseños decorativos y hasta utópicas ideas.
Partiendo de esta premisa, los pintores americanos plantaron la simiente del impresionismo en EEUU: una corriente rompedora para la época que mostraba el reflejo de los matices de la luz y creaba con pinceladas sueltas.
El movimiento fue denostado en Europa pero halló buena acogida en Norteamérica, libre de las reticencias de la tradición pictórica europea a las innovaciones técnicas. La influencia del impresionismo en la cultura y el arte norteamericanos fue notoria, tal y como refleja la película, que recoge testimonios de expertos estadounidenses.
“En muchos aspectos los impresionistas americanos fueron tan grandes como sus maestros europeos Manet, Degas o el español Sorolla. El uso del color puro, la pintura al aire libre o el reflejo de la vida diaria son temas comunes. Lo fascinante es cómo las historias de sus pinturas revelan la historia de Estados Unidos al final del siglo XIX, un tiempo de cambios rápidos, de inmigración masiva, de emancipación de la mujer, del crecimiento del ferrocarril, etc. Como las películas que hacemos, las pinturas cuentan una historia y qué mejor que el arte para contar la historia de EEUU”, responde Phil Grabsky en una entrevista vía mail para RTVE.es.
El filme también aborda la lucha de las mujeres por sus derechos, en un proceso de emancipación en el que comienzan a incorporarse a la vida profesional. Un revulsivo que también recogen los impresionistas en sus creaciones.
“La gran historia del documental más allá del crecimiento de los impresionistas americanos es el papel de las mujeres. Al final de esta época, las mujeres americanas consiguieron el derecho al voto antes que en Europa. Ahora vemos, especialmente ahora, cómo de reaccionarios y conservadores pueden ser en América pero en muchos aspectos a finales del siglo XIX ellos eran más liberales y radicales que los europeos. Como muestra nuestra película, las mujeres llegaron a ser jardineras, paisajistas, hoteleras, activistas y, por supuesto, artistas, y, de nuevo, las pinturas revelan esta realidad. Un buen ejemplo es la pintura de Celia Thaxter de Childe Hassam en la que la pinta sin sombrero y esto revela mucho”, señala el realizador que emplaza al público a ver el documental para descubrir este misterio.
Asimismo, los artistas americanos crearon colonias de trabajo, de hecho, dos de las más importantes fueron iniciadas por mujeres, en las que permanecían durante semanas pintando en plena naturaleza pero también “jugando, debatiendo o divirtiéndose”.
En estos núcleos esenciales para el desarrollo del impresionismo, intercambiaban ideas y utilizaban el jardín a modo de lienzo para experimentar “por amor al arte”, como subraya el filme, que destaca la figura de Hassam como principal impresionista americano.
El documental también nos muestra como la gran exposición de pintura francesa en 1886 en Nueva York, que llegó de la mano del marchante Paul Durand-Ruel, marca el punto de partida del arraigo, ya que promueve el interés por los paisajes y los motivos florales como temáticas en las obras.
Este culto a la naturaleza, entronca directamente con el discurrir de América como nación. A principios del siglo XX, la era industrial se encuentra en pleno apogeo: genera riqueza y espolea a las clases pudientes a acercarse al arte, pero también arranca una tendencia en defensa del medioambiente en contraposición al ruido y la contaminación de las fábricas y ciudades.
Se cultivan primorosos jardines a la antigua y triunfa el movimiento City Beautiful, que aspiraba a embellecer urbes como Nueva York con espacios verdes.
Al hilo de esta estela, los impresionistas pintan el jardín como una suerte de oasis: un lugar de paz, reposo y reflexión en el que refugiarse del ajetreo de la vida moderna.
El documental nos ofrece un viaje por etapas al trasfondo de un movimiento, quizás no lo suficientemente conocido en su faceta americana, que entronca con la línea de descubrimiento de episodios del mundo del arte, santo y seña de Exhibition on screen.
El ciclo, que funde pintura y cine con alta calidad técnica, ya está presente en 60 países y partió de otra fascinación: la del propio Grabsky cuando vivió en Madrid en los 90 y cayó rendido bajo el influjo de los genios del Museo del Prado.
La última cita de la serie en esta temporada es Michenlangelo (estreno 15 de junio). Un documental que bucea en la enigmática personalidad de uno de los más grandes artistas de todos los tiempos.
Mientras, el director y productor británico nos avanza que ya trabajan en proyectos sobre Canaletto, Cezanne, Hockney y el español Picasso, en un nuevo acercamiento de las pinceladas a la gran pantalla.