Mário Pedrosa, el ecléctico impulsor del arte brasileño
- El Museo Reina Sofía acoge una exposición sobre el crítico brasileño
- Pedrosa respaldó la carrera de múltiples artistas y fue figura clave en su país
- La muestra exhibe 200 piezas de autores internacionales
Crítico de arte, político y activista, el brasileño Mário Pedrosa (Pernambuco,1900-Río de Janeiro, 1981) ha sido uno de los pensadores latinoamericanos fundamentales en el siglo XX, y figura clave en la conformación de la cultura moderna en su país.
Su actividad fue incesante. Pedrosa amparó, respaldó y formó parte de la carrera de múltiples artistas, y se interesó por una amplia gama de expresiones plásticas: desde el realismo social hasta la abstracción más racional, la pintura de los niños o incluso las creaciones de autores situados en los márgenes de la sociedad como los considerados enfermos mentales.
Ejemplo de intelectual comprometido socialmente, tanto en el plano artístico como político (fundó junto a Lula da Silva el Partido de los Trabajadores), su nombre no es muy conocido en España y Europa.
El Museo Reina Sofía rescata su intenso trabajo a través de la exposición Mário Pedrosa, De la naturaleza afectiva de la forma (Hasta el 16 de octubre), comisariada por Gabriel Pérez-Barreiro y Michelle Sommer.
Una gran muestra que engloba 200 obras, entre las que se incluyen pintura, escultura, carteles, fotografía, películas y libros, de 41 artistas brasileños internacionales cuyas trayectorias fueron impulsadas por Pedrosa, que, en su eclecticismo, también centró su atención en autores hoy consagrados como Alexander Calder, Giorgio Morandi o Paul Klee.
Crítico influyente
Durante la presentación de la exposición, el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, ha asegurado que, aunque "normalmente" las exposiciones se dedican a artistas o grupos de artistas, esta vez se dedica a un crítico. Así, ha resaltado que Mário Pedrosa es "uno de los críticos más influyentes de su época".
Respecto a Pedrosa, ha destacado que tuvo una actividad "muy intensa" en el activismo político, que su enfoque artístico era "muy plural" y que tuvo "mucha influencia" en la recepción de artistas en Brasil.
“El gran desafío era cómo contar una historia sobre el arte moderno a través de la sensibilidad y los intereses de Mário Pedrosa", ha señalado el comisario Pérez-Barreiro, y recoge Europa Press.
El recorrido de la exhibición de Madrid arranca con los inicios de su pensamiento crítico en la década de los 30, cuando Pedrosa expresa su afinidad con el trabajo de la grabadora alemana Käthe Kollwitz, cuyas obras expresionistas denuncian la condición miserable de la clase obrera germana.
Mário Pedrosa encuentra un espíritu similar en las creaciones de los pintores brasileños Candido Portinari y Emiliano Di Cavalcanti. Siempre comprometido con la izquierda, una militancia que le costó la cárcel, su interés inicial por el realismo social se fue diluyendo al observar la represión cultural del estalinismo con el que fue muy crítico.
El influyente crítico brasileño concibió el arte como “el ejercicio experimental de la libertad” y como “una necesidad vital” de comunicación inherente a todo ser humano.
En su pensamiento creativo ocupó un papel central el análisis de la psicología de la forma, de hecho, su tesis doctoral se titula De la naturaleza afectiva de la forma en la obra de arte (1949), y diseccionó el potencial afectivo de las formas geométricas.
En opinión de Borja-Villel, en la época de Pedrosa, en Latinoamérica estaba de moda un profundo enfoque en el arte que no dejaba ser "muy reduccionista y lleno de lugares comunes" y Pedrosa "introdujo una versión más compleja", donde nada era opuesto a nada y "la abstracción, la figuración o el intereses por las vanguardias era todo fruto de una evolución".
Este interés por el estudio de las relaciones interpersonales a través de la geometría, fue el punto de partida que impulsó el arte abstracto brasileño, siendo Pedrosa uno de los fundadores del movimiento neoconcreto carioca en 1959.
Mário Pedrosa tuvo un papel esencial en el desarrollo del arte abstracto en su país, y se interesó por el trabajo de autores como Amilcar de Castro, Waldemar Cordeiro, Mary Vieira, Lygia Pape o Hélio Oiticica, cuyas obras se pueden contemplar en la muestra del Reina Sofía.
Pedrosa también se enfocó en los experimentos basados en simbolizaciones artísticas realizados en la terapia ocupacional del Hospital Psiquiátrico Dom Pedro II, para moldear su concepto del llamado arte virgem, que es como denominó a las creaciones de enfermos mentales o niños, que para él representaban que todo ser humano puede comunicarse a través de la forma visual.
En su faceta de intelectual de izquierdas, también escribió reseñas muy positivas sobre el trabajo del caricaturista Millor Fernandez, que realizaba agudas críticas al sistema de poder imperante en Brasil.
Otra de las salas de la exposición, está dedicada a la obra de Giorgio Morandi, que fue clave en el pensamiento del crítico brasileño, ya que consideraba que las composiciones modestas y meditativas del artista italiano eran una respuesta rigurosa a los desafíos de la sociedad actual.
Mário Pedrosa llegó a definirlo como el autor más político de su generación, tanto por su negativa a participar en el arte fascista como por su resistencia a convertir el arte en un arma de propaganda. Un punto de vista que Pedrosa compartió por entero.
El papel del inquieto crítico también fue esencial en la organización de grandes eventos culturales como la Bienal de Sao Paulo, de la que fue director en varias etapas, ya que muchos artistas llegaron de su mano a esta cita internacional, entre ellos, Picasso (El Guernica se mostró en Brasil en la edición de 1953).