Pronovias, la coreografía del amor
- Hervé Moureu, su director creativo, firma una colección romántica y sensual
- 2000 invitados llenan el Teatro Nacional de Arte de Cataluña
- La novia de Antonio Banderas destacó en la primera fila
2000 sillas para 2000 invitados llegados de 80 países distintos, y casi todos con la vista y los teléfonos móviles dirigidos a la primera fila ocupada por rostros conocidos como Nicole Kimpel, la novia de Antonio Banderas, que ha estado acompañada de su hermana gemela, Bárbara. Junto a ellas, la explosiva Kate Upton, y las fieles amigas de la casa, como Ana Boyer y la actriz Natalia Sánchez.
Poco después los flashes se dirigían a la pasarela, que recreaba el Paseo de Gracia con sus farolas y sus panots -en versión sofísticada- en la que destacaba una imponente fuente.
El amable sonido de la fuente acompañaba a las modelos que han desfilado con gracia, moviendo las faldas de sus vestidos al compás del tintineo que provocan las gotas que rebotan en el agua.
Entre ellas, las top models Bregje Heinen, Martha Hunt, Romee Strijd y Cindy Bruma.
Y ese movimiento y en la fluidez del agua está inspirada Whish, la colección para la temporada de 2018 que firma el modisto francés Hervé Moureau, creativo de la casa a la que llegó tras la fatídica muerte del diseñador Manuel Mota en 2013.
Moureau trabaja los volúmenes aligerando los patrones y apuesta por la línea evasé que aligera la figura y da mayor protagonismo al cuerpo.
Los escotes cambian de forma caprichosa y los vemos en la espalda, por delante y ahora también en los laterales, a veces velados con generosas transparencias que insinúan, con picardia, pero sin perder la elegancia.
Las gasas de seda, la organza y mikado, texturas con distinto peso, se prestan a vestidos con volúmenes trabajados.
El crêpe de seda y el raso redibujan la figura y la decoran con encajes franceses, que son marca y de la casa y una fuerte tendencia para 2018, como hemos visto en otras colecciones de la Bridal Week.
Los encajes compartes protagonismo con los bordados de pedrería blanca que se entrelazan con el tejido provocando un aire sofisticado y atractivo.Destacan otros en plata que se abrazan al cuerpo como corazas formando bellas formas de caracter ornamental.
Más llamativos son los llamados vestidos-joya, con ricas aplicaciones, que se decoran con detalles en forma de flecos que recrean el agua de la fuente. Flecos en el escote, en las mangas abullonadas o recorriendo todo un vestido, pura teatralidad.
Una de las novedades en la moda nupcial es el vestido convertible que ofrece a la novia distintas versiones en un mismo diseño.
Capas, colas, sobrefaldas y abrigos permiten montarse y desmontarse para estar perfecta en cada momento, ya sea porque lo requiere el protocolo o por los cambios de tiempo.
La casa, que en 2014 celebró su cincuenta cumpleaños, lleva 30 años haciendo desfiles impresionantes.
El de 1987 en el Salí del Tinell marcó un punto de inflexión y desde entonces, año tras año, se superan en espectacularidad.
Este tipo de eventos se prepara con mucha antelación. Desde enero de 2017 el equipo trabaja para reunir a los 'talents', las estrellas de la pasarela y el front row.
Pero también para elegir el escenario, la decoración, la música y la fiesta posterior que pone fin a los desfiles de la Barcelona Bridal Fashion Week.
Se ha intentado introducir el color pero el vestido de novia vive instalado en un clasicismo histórico difícil de renovar porque su función sigue siendo la misma desde sus orígenes.
Aunque no olvidemos que muchas de nuestras abuelas se casaron de negro, el ‘tono nupcial’ de la España de finales del XIX.
De negro se casó la actriz María Guerrero en 1896 y negro era el tono de los vestidos de novia castellanos llamados de ‘viuda rica’.
No será hasta el siglo XX cuando el blanco tiña primero las bodas religiosas, luego las civiles y después los enlaces que se desmarcan de un contrato para celebrar únicamente el amor.
En esta intensa jornada se han visto también las propuestas de la casa francesa Cymbeline. No han faltado los trajes de novio de Ramón Sanjurjo y las propuestas de fiesta y novia de Carla Ruiz, Sonia Peña y la firma Demetrios.