Un inventor británico emula a 'Iron Man' con su exoesqueleto para volar
- Lo ha puesto a prueba este viernes en Vancouver (Canadá)
- Asegura que tiene capacidad para alcanzar los 320 km/h
- Cuenta con seis propulsores que controla con los brazos
El inventor británico Richard Browning ha puesto a prueba este viernes su traje volador a base de propulsores en el centro de convenciones de Vancouver, en Canadá, en una demostración ante una concentración de medios y espectadores durante la TED conference (conferencia de Tecnología, Entretenimiento y Diseño).
Browning se ha elevado apenas dos metros sobre el suelo y ha recorrido una corta distancia controlando el exoesqueleto, al que ha llamado Dédalo (por el padre de Ícaro), mediante sus brazos. Un traje que, hasta ahora, sólo se había visto en videojuegos y en películas como Iron Man.
Sin embargo, el inventor asegura que el aparato es capaz de volar a unos 321 kilómetros por hora y a una altitud mayor pero que, por razones de seguridad, ha realizado la demostración a una altura y velocidad bajas e insiste en que el sistema "es más seguro que una motocicleta". Ha añadido que tiene una capacidad para volar diez minutos ininterrumpidamente.
El traje ha sido construido con seis pequeños propulsores ubicados en los brazos y un exoesqueleto fabricado a medida. El casco cuenta con un sofisticado sistema que informa al usuario del estado del combustible.
Browning ha confesado que se ha inspirado para este mecanismo en su padre, un ingeniero aeronáutico que murió siendo él un adolescente. En una entrevista para la cadena británica BBC ha asegurado que siempre ha tenido pasión por inventar cosas nuevas y que le apasionan los retos.
Descarta que se popularice como medio de transporte
La pequeña empresa que él ha fundado, llamada Gravity, está trabajando ahora en una nueva tecnología para que el dispositivo pueda ser manejado "como un juego de niños".
El desarrollador insiste, sin embargo, en que la idea del proyecto es la de divertirse y que es poco probable que pueda llegar algún día a convertirse en un sistema de tranporte utilizado por la población.
De hecho, para llegar a comercializarese, tendría que pasar por la autorización de las Autoridades de la Aviación Civil británicas y de la Agencia Europea de Seguridad de la Aviación (EASA) en Europa, lo que requeriría que se crease una nueva categoría para regular esta nueva tecnología.