Macron deja la presidencia de su partido, que cambia su nombre de cara a las legislativas
- El presidente electo de Francia busca situarse por encima de disputas partidistas
- Su partido, ¡En Marcha!, pasa a denominarse ahora La República en Marcha
- Las legislativas de junio dirimirán si cuenta con mayoría para aplicar su programa
- Salvo Le Pen, sus rivales parecen indecisos sobre la estrategia de oposición
El presidente electo de Francia, Emmanuel Macron, el partido que fundó hace menos de un año y que le ha servido para auparse a la jefatura del Estado, en un intento de situarse por encima de disputas partidistas y de relanzar su movimiento político de cara a las elecciones legislativas del próximo mes de junio.
Así, Macron abandona, solo un día después de ganar el Elíseo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, una formación que él mismo se resistía a calificar de partido político -pese a que esa es su personalidad jurídica-, y que prefería considerar un movimiento, al margen de las etiquetas de izquierda y derecha que el candidato centrista siempre ha rechazado.
El propio partido cambia ahora de nombre y se llamará La République en Marche (La República en Marcha), una denominación con la que concurrirá a las legislativas con el objetivo de lograr una mayoría parlamentaria que permita al presidente electo aplicar su programa.
Todos estos cambios han sido anunciados por el secretario general de ¡En Marcha!, Richard Ferrand, que también ha informado de que Catherine Barbaroux, una veterana activista de 68 años e hija de inmigrantes españoles, ocupará la presidencia de forma provisional hasta el congreso fundacional del nuevo partido, que tendrá lugar en julio.
Una mayoría para respaldar a Macron
Ferrand ha detallado que la formación presentará candidatos a las 577 circunscripciones y que, aunque al menos la mitad procederán de la sociedad civil, no se descarta que el resto procedan de los partidos tradicionales. El secretario general ha ratificado que el objetivo para las legislativas será "obtener una mayoría absoluta para que Emmanuel Macron y su Gobierno tengan los medios necesarios para aplicar el proyecto político por el que ha sido elegido".
Los nombres de los candidatos serán anunciados el próximo jueves, ha explicado Ferrand, quien ha indicado que, aunque todos ellos gozarán de cierta autonomía, se buscará "formar un grupo homogéneo, coherente y eficaz" para aplicar el proyecto presidencial. El propio Ferrand será, junto al primer ministro que designe Macron, quien dirija la campaña electoral.
En este sentido, ha remarcado que se prohibirá que sus representantes estén incluidos también en las listas de otro partido, una cuestión que se había planteado ante la integración de algunos diputados actuales, sobre todo del Partido Socialista. Así, ha señalado que "la renovación de la vida política" que se planteó Macron "está en marcha" y que el hecho de que al menos la mitad de sus candidatos no tengan mandato electoral es uno de sus avales.
Ferrand también ha indicado que al menos la mitad de los candidatos serán mujeres, tal y como desea Macron, y que ninguno de ellos tendrá antecedentes judiciales. "Pretendemos una mayoría de cambio", ha reiterado el actual diputado socialista, que ha augurado que el movimiento "va a evolucionar para ampliar su base electoral" más allá de la que permitió la elección de Macron con dos tercios de los votantes.
Dudas entre los rivales
“Tienen todos un punto en común: su único objetivo es el de impedir que se aplique el programa“
Mientras Macron trata de tomar la iniciativa para asegurarse una mayoría sólida en las legislativas, sus rivales parecen aún indecisos sobre la estrategia. "Tienen todos un punto en común: su único objetivo es el de impedir que se aplique el programa" del presidente electo, aseguraba este mismo lunes el centrista François Bayrou, líder del MoDem y aliado de Macron desde la primera vuelta.
Lo cierto que ese es el fin declarado de buena parte de las formaciones políticas, que no han ocultado su intención de liderar la oposición, aunque solo Marine Le Pen, a pesar de algunas críticas internas. La líder de la extrema derecha aseguraba este domingo, al reconocer su derrota, que el apoyo otorgado por los representantes de las fuerzas tradicionales a Macron tras la primera vuelta de las elecciones "les desacredita" para oponerse ahora al nuevo jefe de Estado.
Un argumento en el que insistían este lunes sus acólitos: el secretario general del Frente Nacional, Nicolas Bay, remarcaba una vez más que "ha quedado atrás la división entre izquierdas y derechas y ha dejado paso a la división entre mundialistas y patriotas".
De hecho, el llamamiento a integrar la mayoría presidencial lanzado por Macron ha hecho mella en los otros partidos, especialmente en los socialistas y en los conservadores. Los segundos, que de cara al exterior mantienen que pueden lograr una mayoría suficiente que les permita gobernar, han visto cómo algunas de sus figuras han abierto la puerta a presentarse bajo el paraguas de La República en Marcha.
Deserciones en las filas socialistas y conservadoras
Es el caso del exministro Bruno Le Maire, derrotado en las primarias de noviembre pasado y que ha declarado que se sentía "capaz de trabajar en una mayoría de Gobierno" junto al presidente. Enseguida le ha respondido François Baroin, que dirigirá la campaña de Los Republicanos y que le ha advertido de que, si se acerca a Macron, tendrá un candidato conservador enfrente disputándole su circunscripción electoral.
Pero Baroin no tiene controlado el partido y algunos barones ya han comenzado ya a ponerle límites. El caso más claro es el del presidente de la región de Provenza Alpes Costa Azul, Christian Estrosi, quien le ha avisado de que no le apoyará si no rebaja el programa de derecha dura que condujo a la derrota en las presidenciales a François Fillon.
Más disperso aún aparece el Partido Socialista, donde proliferan los responsables que, de forma apenas disimulada, piden presentarse bajo el paraguas de En Marcha, lo que está dejando en una posición muy incómoda a la dirección.
El izquierdista Jean-Luc Mélenchon, por su parte, aspira a amortizar su posición ambigua en la segunda vuelta, en la que no pidió el voto por Macron. Eso le legitima, en su opinión, para liderar la oposición de izquierdas, una posición con la que puede atraer a algunas figuras socialistas.