El liberal Moon Jae-in rompe el dominio conservador en Corea del Sur tras el caso "Rasputina"
- Corea del Sur elige sustituto de la presidenta destituida Park Geun-hye
- Con el 88 % de los votos escrutados, Moon Jae-in gana con el 40,28%
- La participación, del 77,2%, es la mayor desde 1997
- Es la primera vez en democracia que Corea del Sur adelanta comicios
El liberal Moon Jae-in se impuso en las elecciones celebradas en Corea del Sur y será el nuevo presidente del país, rompiendo con una década de Gobiernos conservadores tras el caso "Rasputina", que supuso el cese de su predecesora, Park Geun-hye. Así lo ha confirmado este martes la Comisión Electoral Nacional (NEC).
Con más del 88% de los votos escrutados, Moon ha logrado el 40,28% de los sufragios frente al 25,08% de su perseguidor inmediato, el conservador Hong Yoon-pyo.
La distancia con sus perseguidores de más de tres millones de votos llevó al político a proclamarse vencedor ante miles de seguidores congregados en la emblemática plaza de Gwanghwamun de Seúl, escenario de las mayores protestas contra la expresidenta Park Geun-hye tras el estallido del escándalo "Rasputina".
Moon adoptará el cargo prácticamente de inmediato, en vez de tener que esperar los dos meses de "transición" que son tradición en el país, algo que sucederá por primera vez desde que Corea del Sur volvió a celebrar elecciones democráticas en 1987 dado que al frente del país hay un Gobierno interino desde hace cinco meses.
El escándalo de "La Rasputina", llave a la presidencia
El presidente provisional, Hwang Kyo-ahn, anunciará este miércoles su dimisión de un cargo que ha ocupado desde que el pasado 9 de diciembre el Parlamento destituyó a la expresidenta conservadora Park Geun-hye, una decisión que después ratificó el Constitucional en marzo forzando el adelanto de elecciones.
La implicación de Park, encarcelada ahora de manera preventiva, en la trama de corrupción de la "Rasputina" ha condicionado por completo estos comicios, que han registrado la mayor participación en dos décadas (el 77,2 por ciento).
Es prueba de la indignación que generó un escándalo que estalló hace algo más de seis meses y sacó a millones de surcoreanos a las calles el pasado invierno para pedir la dimisión de Park. La hija del dictador Park Chung-hee está acusada de crear una red de tráfico de influencias con su amiga Choi Soon-sil, conocida como la "Rasputina" por su influencia sobre la expresidenta, que supuestamente sobornó millones de dólares a grandes empresas.
Entre los implicados se cuenta asimismo el presidente de facto del grupo Samsung, Lee Jae-yong, que también ha sido puesto en prisión de manera preventiva.
Moon se ha comprometido a crear empleo públicos, a potenciar las pymes o a reducir la tremenda desigualdad en un país donde el 10% de los asalariados se lleva la mitad de lo generado, algo que revela la tremenda concentración de riqueza y poder de los "chaebol" (los grandes conglomerados controlados por clanes familiares).
Una legislatura difícil
No lo tendrá fácil puesto que su formación, el Partido Democrático (PD), domina la Asamblea Nacional (Parlamento) pero sin mayoría absoluta y deberá pactar sus planes de reforma hasta 2020, fecha de las próximas legislativas.
También deberá decidir si concede un indulto (tal y como se ha hecho con anteriores expresidentes surcoreanos) a Park Geun-hye en caso de que sea condenada o si demostrará su compromiso en la lucha contra la corrupción manteniéndola en prisión.
Moon, un exabogado de 64 años versado en la lucha por los derechos civiles, deberá encarar también la actual crisis que vive la península de Corea ante los continuos test de armas del régimen de Pyongyang y la endurecida retórica del Gobierno de Donald Trump en Washington.
"Es improbable que haya cualquier cambio significativo de manera inmediata debido al peso de la amenaza nuclear norcoreana", indica sin embargo a Efe el profesor Kim Sung Chull del Instituto de Estudios para la Paz y la Unification de la Universidad Nacional de Seúl.
"No obstante, en comparación con otros candidatos, Moon tiene una proyección a largo plazo más concreta con respecto a la mejora de las relaciones intercoreanas", añade Kim, que considera que Seúl va a tener que usar "todos sus recursos diplomáticos" debido a la complejidad de una crisis en la que EE.UU. y China juegan un papel capital.
Participación masiva de un electorado indignado
A las 13.00 hora local (6.00 hora española) un 55,4% del electorado había depositado ya su voto, según la NEC, superando en 8,1 puntos porcentuales el dato que las presidenciales de hace 20 años reflejaban a esa misma hora.
El caso "Rasputina" ha supuesto la primera vez en democracia que Corea del Sur adelanta comicios para elegir presidente después de que, también por primera vez, el Constitucional ratificara la destitución de un líder.
El caso "Rasputina" ha supuesto el adelanto electoral tras forzar la destitución de la expresidenta conservadora Park Geun-hye el 10 de marzo debido a su rol en esta trama que ha escandalizado al país.
"Estoy enfadado (a raíz del caso de corrupción). No queda otra que votar", cuenta a Efe Lee Jung-won, de 51 años, tras salir acompañado de su mujer de un centro de votación (uno de los 13.964 que hay repartidos por el país) del distrito de Yongsan, en Seúl, donde decenas de vecinos hacen cola para depositar su voto.
Cerca de ahí, soldados de EE.UU. pertenecientes a uno de los mayores acuartelamientos del país salen por grupos a por el almuerzo, un recordatorio de que Corea del Sur está aún técnicamente en guerra con su vecino del Norte desde que el conflicto que los enfrentó a ambos terminó con un alto el fuego hace 64 años.
El vecino del Norte también en campaña
Después de los meses de tensión que se han vivido en la península coreana, Corea del Norte ha logrado captar parte de atención en una campaña que inicialmente iba a girar casi exclusivamente en torno a la lucha contra la corrupción. "Es un tema preocupante y el que gane (las elecciones) va a tener que encargarse de ello", dice Lee, que opta por mantener en secreto su voto.
Las elecciones llegan en un momento de especial crispación en la región debido a los insistentes ensayos armamentísticos del régimen de Pyongyang y a la dialéctica endurecida de Washington tras la llegada de Donald Trump, cuya administración ha insinuado la posibilidad de realizar un ataque preventivo sobre Corea del Norte.
Se cree que el favorito en estas elecciones, el liberal Moon Jae-in, podría facilitar un acercamiento con el Norte tras la década de Gobiernos conservadores en Seúl que ha empeorado enormemente las relaciones con Pyongyang y a su vez ayudar a sosegar la retórica estadounidense.
Incheon, el "Ohio surcoreano" en las elecciones presidenciales
Tres demarcaciones surcoreanas han elegido siempre al ganador en las presidenciales desde 1987: las provincias de Gyeonggi y Chungcheong del Norte y la ciudad de Incheon, pudiendo servir esta última como baremo nacional, al igual que Ohio en los comicios de EE.UU.
Desde que el país recuperó la democracia hace casi 30 años, estos tres lugares se han decantado siempre en los comicios por cada uno de los seis candidatos que acabaron convirtiéndose en presidentes de la República.lo que puede servir de baremo para las presidenciales que se celebran hoy en el país.
De los tres, el que muestra resultados más parecidos a la media nacional, al igual que sucede con Ohio (considerado "estado barómetro" de EE.UU), es Incheon, donde en 2012 el apoyo a los dos grandes candidatos fue idéntico (51 % para Park Geun-hye y 48% para Moon Jae-in) que el reflejado en el recuento a nivel nacional.
La ciudad, situada justo al oeste de la capital, Seúl, y famosa por albergar el mayor puerto del país, tiene además un importante peso en el resultado final ya que aporta unos 2,5 millones de los 42,4 millones de votos que están hoy en juego. No obstante, Gyeonggi, la provincia que rodea tanto a Seúl como a Incheon, tiene más influencia proporcional al tener cuatro veces la población de Incheon (12 millones frente a los 3 de Incheon).
De hecho, según datos de la Comisión Nacional Electoral (NEC) los votantes de Gyeonggi y Seúl sumados constituyen el 44% del total del país, una proporción que sube hasta el 51 % si se añade a la segunda ciudad del país, Busan (sureste), lo que refleja la enorme concentración de población que existe en estos dos núcleos.
Busan jugará también un papel especial en estas presidenciales de 2017 y se la ha llegado a considerar como una "ciudad bisagra" en esta ocasión debido a lo disputados que se antojan los votos en esta localidad de 3,5 millones de habitantes.
Esto se debe a que tanto el liberal Moon Jae-in, claro favorito en los sondeos, como otro de sus principales rivales, el centrista Ahn Cheol-soo, se criaron en Busan (algo que suele atraer muchos votos en Corea del Sur), considerada a su vez un feudo tradicional de los conservadores (en la ciudad siempre ha ganado la derecha).
Otros feudos que pueden resultar clave en las presidenciales de este año son los de las provincias de Jeolla del Norte y del Sur, y el distrito metropolitano de Gwangju, todos al suroeste del país. En estas tres demarcaciones, que hoy reflejaban los mejores datos de participación provisional (a falta de cinco horas para el cierre de mesas ya había votado casi el 70% del electorado), nunca ha vencido un conservador en las seis presidenciales que se han celebrado desde 1987.