Bruselas urge a "distribuir mejor" los beneficios de la globalización frente a los populismos antieuropeos
- La Comisión Europea rechaza el proteccionismo o aislacionismo como respuesta
- La CE ha presentado un documento sobre las consecuencias de la globalización
La Comisión Europea ha defendido este miércoles la necesidad de "distribuir mejor" los beneficios de la globalización consciente de que el creciente resentimiento de los ciudadanos que se sienten olvidados por los poderes públicos es uno de los motores de la ola de populismos de corte antieuropeo que recorren el Viejo Continente.
La ultraderechista Marine Le Pen consiguió este domingo el 34% de los votos en la segunda vuelta de las presidenciales francesas -que ganó el socioliberal, Emmanuel Macron-, prometiendo proteger a los trabajadores galos de la "salvaje globalización" y los británicos votaron hace apenas un año por el 'Brexit'.
En un documento [.pdf] presentado este miércoles, la Comisión Europea apuesta por "dar forma" a la globalización en línea con los "valores e interes" de la UE descartando que la respuesta a sus consecuencias negativas sobre la población sean ni el proteccionismo -como el que defiende el presidente de EE.UU., Donald Trump- ni un escenario mundial sin reglas.
"Europa debe ayudar a reescribir el libro de las normas globales del libre comercio para que se convierta en comercio justo. De este modo la globalización será sostenible y funcionará para todos los europeos", ha señalado en rueda de prensa, según recoge Reuters, el vicepresidente comunitario Frans Timmermans junto a Jyrki Katainen, con el que comparte cargo.
El informe sobre cómo aprovechar la globalización, señala que la prosperidad de la UE, con un 15% de las exportaciones mundiales, se ha incrementado como resultado del libre comercio, pero reconoce que los beneficios no se han repartido igualitariamente, con fábricas cerradas, empleos destruidos y presión sobre los salarios, provocando resentimiento entre los ciudadanos.
"Normas compartidas y una agenda común" a nivel global
En la rueda de prensa, Jyrki Katainen ha dejado claro que la globalización no implica por sí misma desigualdad, siempre que se pueda controlar, y que lo importante es tomar medidas para hacerla "más justa", informa Efe.
El documento abre el debate sobre la manera de responder a los retos y oportunidades de la globalización "en el frente externo", es decir, fuera de la UE, mediante la promoción de "un orden global sostenible basado en normas compartidas y con una agenda común".
En la práctica, la UE "podría impulsar nuevas reglas para crear un marco de igualdad", haciendo frente a problemas como la evasión fiscal, los subsidios gubernamentales o el dumping social, según la CE.
También podría ayudar, considera Bruselas, contar con "instrumentos efectivos de defensa comercial" y con un tribunal de inversión multilateral para actuar contra los países o empresas que incurren en prácticas desleales.
Políticas fiscales progresivas y más Estado del bienestar
En el contexto de la Unión, el texto sugiere "herramientas para proteger y dar más poder a los ciudadanos" a través de políticas sociales fuertes y mediante un apoyo a nivel de educación y formación a lo largo de toda la vida.
Bruselas también cree que podrían contribuir a un reparto más justo de la riqueza "unas políticas fiscales progresivas, la inversión en la innovación y unas políticas de bienestar fuertes".
Cerca de un tercio de los ingresos nacionales en la UE procede de las relaciones comerciales con el resto del mundo. Sin embargo, a los europeos les preocupa que la globalización conduzca a la desigualdad, pérdidas de empleo o rebaja de los estándares sanitarios, personales o medioambientales, reconoce la CE.
"Estas preocupaciones deben ser abordadas", según la CE, que insiste en la necesidad de promover unos estándares y valores altos fuera de la UE y de proteger a los europeos de prácticas injustas.
Este nuevo debate se enmarca en el contexto de otro más amplio sobre el futuro de Europa, presentado por el Ejecutivo comunitario el pasado 1 de marzo, cuando Bruselas fijó los principales retos y oportunidades para la UE en la próxima década.
A este documento seguirán otros textos comunitarios para fomentar la reflexión sobre cómo profundizar en la unión económica y monetaria y sobre el futuro de la defensa y de las finanzas europeas.