Trump justifica el cese del responsable del FBI pero los demócratas sospechan de sus verdaderas intenciones
- El presidente de EE.UU. dice que Comey "no estaba haciendo un buen trabajo"
- "¡Cuando las cosas se calmen, me lo agradecerán!", asegura en las redes sociales
- Los demócratas creen que quiere frenar las pesquisas de los vínculos con Rusia
- Han vuelto a reclamar que se nombre un fiscal independiente para llevar el caso
La inesperada destitución de James Comey como responsable del FBI, así como la sospecha de que Donald Trump, han desatado una tormenta política en Washington que ha llevado al presidente de Estados Unidos a justificar su decisión asegurando que ni siquiera los demócratas confiaban en Comey, pese a que han criticado su despido.
“¡Los demócratas han dicho algunas de las peores cosas sobre James Comey, pero ahora juegan a estar tristes!“
"¡Los demócratas han dicho algunas de las peores cosas sobre James Comey, incluyendo el hecho de que debería ser despedido, pero ahora juegan a estar tristes!", tuiteaba este miércoles Trump, pocas horas después de que despidiera al director de la Oficina Federal de Investigaciones con el argumento de que archivó erróneamente el caso de los correo de Clinton en julio de 2016.
"Comey perdió la confianza de casi todo el mundo en Washington, tanto republicanos como demócratas. ¡Cuando las cosas se calmen, me lo agradecerán!", ha añadido el mandatario, que también ha prometido que "será reemplazado por alguien que hará un trabajo mucho mejor, devolviendo el espíritu y el prestigio del FBI".
Para reforzar sus tesis, Trump también ha retuiteado un artículo del blog conservador Drudge Report sobre diez "grandes escándalos" del FBI ocurridos bajo la dirección de James Comey.
Después, ya en el Despacho Oval y durante una reunión con el exsecretario de Estado Henry Kissinger, Trump ha sido mucho más contundente y ha señalado que despidió a Comey porque "no estaba haciendo un buen trabajo".
El momento del despido, en cuestión
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, explicó este martes que Trump "actuó basándose en las recomendaciones claras del vicefiscal general, Rod Rosenstein, y el fiscal general, Jeff Sessions". En cualquier caso, fue el propio presidente quien envió una carta a Comey, que se encontraba de viaje en California, en la que le informaba de su destitución "con efecto inmediato".
"Aunque aprecio enormemente que usted me informara, en tres ocasiones distintas, de que no estoy bajo investigación, aun así estoy de acuerdo con la conclusión del Departamento de Justicia de que usted no es capaz de liderar eficazmente el FBI", señala Trump en esa carta, en aparente alusión a las pesquisas sobre los supuestos nexos entre su campaña y Rusia.
De acuerdo con Rosenstein, el ya exjefe del FBI fue destituido por violar los principios del Departamento de Justicia al hablar públicamente en julio de 2016 sobre la investigación en torno al uso de un servidor privado de correo electrónico por parte de Hillary Clinton cuando ejercía como secretaria de Estado, justo antes de que la Fiscal General cerrará el caso por primera vez.
Aunque los demócratas han criticado la gestión del caso de los correos electrónicos por parte de Comey y la propia Clinton ha llegado a culparle por su derrota en las presidenciales al reabrir la investigación brevemente poco antes de las elecciones, su destitución, y especialmente el momento elegido, suscitan sospechas sobre las verdaderas intenciones de Trump.
Así, los demócratas señalan que el presidente podía haberle despedido al llegar a la Casa Blanca en lugar de esperar cuatro meses, cuando Comey encabezaba la investigación sobre los vínculos de la campaña de Trump con Rusia. Algunos incluso evocan la masacre del sábado noche de 1973, cuando Richard Nixon despidió al fiscal especial independiente encargado del caso Watergate.
Sospechas de los demócratas
De hecho, el diario The New York Times asegura, citando tres fuentes anónimas, que Comey solicitó la semana pasada a Rosenstein que incrementara los recursos y el personal destinado a la investigación de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales del año pasado, en las que Trump resultó ganador.
Desde la Casa Blanca niegan cualquier relación entre las pesquisas sobre Rusia y el despido. El vicepresidente, Mike Pence, ha remarcado que la decisión de Trump ha sido "la adecuada en el momento adecuado" y ha negado que esté relacionado con la investigación del asunto ruso, señalando que el presidente "no está bajo investigación" y que "no hay evidencia de conspiración entre nuestra campaña y el Gobierno ruso".
Eso no ha evitado que el líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, vuelva a pedir que se nombre un fiscal especial independiente que dirija las investigaciones sobre los posibles vínculos entre la campaña electoral de Trump y Rusia, una reclamación en la que los demócratas llevan insistiendo meses. La portavoz adjunta de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, le ha respondido en rueda de prensa que el Gobierno no lo ve "necesario", aunque "anima" al FBI a seguir con sus investigaciones.
De hecho, Sanders ha asegurado que Trump ya tenía en mente el despido de Comey: "El presidente perdió confianza en el director Comey y, sinceramente, estaba pensándolo desde el día en el que fue elegido", ha asegurado, si bien ha precisado que la decisión final se tomó este martes.
En cuanto al sustituto de Comey, un funcionario de la Casa Blanca citado por la agencia Reuters ha detallado que Trump tiene cuatro candidatos, a saber: el actual subdirector, Andrew McCabe; el asistente del director, Paul Abbate; el responsable de la oficina de Chicago, M;ichael J. Anderson y el responsable de la oficina de Richmond, Adam Lee.
Visita de Lavrov
La destitución de Comey coincide con la visita a Washington del ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, al que Trump ha recibido este miércoles en la Casa Blanca para celebrar una reunión a puerta cerrada en el Despacho Oval, en el que es el contacto de más alto nivel del mandatario con el Kremlin desde su llegada al cargo en enero.
Tras la entrevista, Trump se ha limitado a comentar que había sido un "muy muy buen encuentro" y que ambos países quieren poner fin a la "horrible matanza" en Siria "lo antes posible". En este sentido, la Casa Blanca ha especificado en un comunicado que el mandatario estadounidense ha reclamado que el Kremlin tiene que hacer más para refrenar al régimen del presidente sirio, Bachar Al Asad, y a Irán para trabajar en favor de una salida al conflicto sirio.
Lavrov, por su parte, ha ofrecido una rueda de prensa en la que ha destacado que con Trump en la Casa Blanca las relaciones entre Moscú y Washington son "pragmáticas" y están "libres de ideología", al tiempo que calificaba de "ficción" cualquier insinuación sobre una interferencia rusa en las elecciones estadounidenses.
Antes, Lavrov ha sido recibido en el Departamento de Estado por su homólogo estadounidense, Rex Tillerson, para abordar varios asuntos, entre ellos los conflictos en Ucrania y Siria. En esa reunión, el titular de Exteriores ruso se ha permitido ironizar con el cese de Comey: "¿Fue despedido [Comey]? ¡Están bromeando, están bromeando!", ha comentado mientras posaba ante las cámaras con Tillerson.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha comentado este miércoles que Rusia espera que la destitución de Comey no afecte a las relaciones bilaterales entre Moscú y Washington: "Confiamos en que esto no influya de ninguna manera”, ha asegurado,antes de añadir que se trata de una "decisión soberana del presidente de Estados Unidos, que no tiene ni debe tener ninguna relación con Rusia".