Miguel Brieva: "La imaginación es lo único que puede salvar a la humanidad"
- En La gran aventura humana analiza nuestro pasado, presente y futuro
- “La gente debería depender menos de la tecnología y ser más creativa”, añade
Para Miguel Brieva (Sevilla, 1974) nuestro futuro pasa por utilizar la imaginación, ser más creativos y menos egoístas (“pensar un poco en los demás”). Esa es la principal conclusión que sacamos de su nueva obra: La gran aventura humana. Pasado presente y futuro del mono desnudo (Reservoir Books). Una auténtica joya ilustrada que todo el mundo debería leer para poder reflexionar sobre las cosas realmente importantes de la vida.
Cambio climático, gran extinción de especies, crisis energética, colapso financiero, apoteosis consumista, debacle de la creatividad, exaltación del individualismo, deterioro genético generalizado, inercia maquinal de las instituciones... son problemas que -según Brieva- sólo pueden solucionarse con imaginación y creatividad. Y eso es lo que defiende con este libro en el que destaca el papel del arte y los creadores: “A día de hoy el único acto creativo y artístico que tiene sentido es cualquiera que sea inspirador en la idea de imaginar un mundo diferente. Todo lo demás es pura retórica, es autocomplacencia estética…”.
“Y esto –continúa- lo digo con todo el respeto, porque una de las funciones del arte es la autoexpresión. Por eso pienso que todo el mundo debería expresarse, ser creativo. Eso es lo que debería potenciarse en los colegios y no la nemotecnia. Porque lo único que puede salvarnos del futuro que nos espera es nuestra imaginación; que creamos posible otra manera de vivir y organizarnos que no sea la de este paradigma actual, que nos lleva a la destrucción”.
El libro
Brieva divide el libro en tres grandes apartados, las Tres Edades del Hombre: Pasado (infancia remota y toma de conciencia), Presente inconsciencia, autoafirmación y prepotencia) y Futuro (madurez y plenitud, conciencia y desvanecimiento).
“Sigue la línea -asegura Brieva- de Bienvenido al mundo (Reservoir Books): la idea de hacer una especie de falsa enciclopedia pasada por el filtro de la subjetividad, de manera evidente. Y ver hasta qué punto esa subjetividad, en este caso la mía, puede albergar más verdad, u otro tipo de verdad, que una enciclopedia normal. Eso tendrán que decidirlo los lectores”.
“También es un juego –continúa- un ensayo juguetón sobre la historia de la humanidad y los conceptos claves de su pasado, presente y futuro”.
Una tormenta de ideas
Con su habitual ironía, su lógica aplastante y su hipnótico arte, La gran aventura humana es una auténtica tormenta de ideas sobre nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro: “Pienso –asegura- que en ausencia de una gran idea, que nos permita solucionar los grandes problemas de la humanidad, vamos a apostar por múltiples ideas que, al juntarse, vayan creando un puzzle que tenga un sentido. Esa es la idea del libro y a efectos visuales se traduce en su aspecto de enciclopedia o libro de texto”.
“Pero también -añade- he aprovechado para recopilar mucho material que he ido haciendo en los últimos años como portadas de libros, de discos, carteles, ilustraciones para periódicos… Como todos giran en torno a una serie de temas que me interesan y al ponerlos juntos tienen todo el sentido. He intentado juntar todo ese material de la forma más coherente posible”.
Brieva siempre ha sido pesimista respecto a nuestro futuro, pero nunca ha dejado de sugerir ideas para intentar mejorarlo: “Trato de aportar todo lo que puedo. De hecho, la parte final del libro, la que está dedicada a nuestro futuro, está llena de conceptos inspiradores y de sugerencias sobre cómo deberíamos comportarnos para evitar el colapso que nos amenaza. Hay varias imágenes poéticas y evocadoras de que podemos tener un futuro más esperanzador si reaccionamos a tiempo”.
Tecnología vs. imaginación
Otra de las ideas del libro es que dependamos menos de la tecnología: “En estos últimos años –asegura Brieva- le he dado muchas vueltas a la idea de que el ser humano se diferencia de la naturaleza porque fabrica herramientas. Un concepto que viene de las ciencias que se desarrollaron en el Siglo XIX, un siglo basado en la tecnología y la confianza ciega en el progreso. Pero yo creo que lo que nos hace humanos no es eso, sino nuestra capacidad imaginativa, creativa, de generar símbolos. Eso sería lo que nos caracterizaría a los seres humanos”.
“Ahora –continúa- vivimos en una especie de hipnosis colectiva inducida por una tecnología muy sofisticada pero a la vez muy absurda y muy dañina. Creo que es un problema muy gordo. En Ecologistas en acción, donde trabajo, acabamos de sacar el libro Sal de la máquina, de Sergio Legaz, que es un libro para dejar el móvil, las tablets y todo el universo que conlleva el uso compulsivo de esos aparatos. La tecnología basada en la combustión masiva de petróleo y energías fósiles es lo que está destruyendo nuestro hábitat”.
“Nuestro presente es errático y azaroso, como el vuelo de una mosca”
En cuanto al presente que nos ha tocado vivir, Brieva asegura que “Nuestro tiempo es más bien errático y azaroso, como el vuelo de una mosca”.
“El ser humano ha tenido dos formas de entender el paso del tiempo –asegura Brieva-. La primera sería la ancestral: el tiempo cíclico, el de la naturaleza, las cosechas, las tradiciones que se perpetúan... Es decir, no se busca el cambio. La otra idea sería el tiempo lineal, el del progreso. Un tiempo en el que el ser humano va a ir avanzando hasta llegar al orgasmo... o algo así, que no sé si será cuando viajemos en el espacio tiempo o cuando vivamos dos mil años. Una idea absurda, por otra parte”.
“Frente a esos dos extremos de líneas de futuro –continúa- yo planteo esta metáfora de la mosca, en la que nuestro destino es casi aleatorio, que lo mismo avanza que retrocede, que sube, que baja… y que tiene que ver con nuestra propia voluntad y destino, que no está fijado ni mucho menos. Hay que romper el paradigma de tiempo para recobrar la libertad. Hay que romper los muros que nos constriñen mentalmente”.
Gente con principios y gente con fines
Brieva defiende también que hay gente con principios y gente con fines. “La gente que manda se mueve por fines, olvidando los principios. Esa idea de que el hombre es un lobo para el hombre no me la creo, pero sí veo que funciona en las altas esferas, entre los que tienen poder. Ese nivel de competitividad e inhumanidad es muy salvaje”.
Por eso defiende la parte creativa del ser humano. Los libros, el cine, los cómics, que cada vez parecen tener menos éxito: “Tenemos que hacer el esfuerzo de entendernos. Vivimos en una especie de caos brutal. El propio sistema genera caos para mantener a la gente en un estado de confusión y de indefensión. Por eso hay que hacer un esfuerzo por entender lo que pasa”.
“Si estudiamos el tema de la creatividad -añade Brieva- veremos que hay un punto a partir del Renacimiento y de la Ilustración en el que el Arte se emancipa de sus aplicaciones útiles para con la sociedad y se consagra a la idea del genio individual, como Van Gogh, Picasso… Ese punto que es muy emancipador creativamente, sin embargo ha sido la muerte del Arte, que se ha desgajado de la sociedad. Ya no cumple una función social, como en el periodo griego, en el que la belleza era una forma de transmitir la cultura. Por ejemplo, La Odisea de Homero, que recogía y transmitía los relatos orales gracias al gancho de la belleza de la poesía, la métrica… El arte estaba muy ligado a la sociedad”.
“Actualmente el Arte, la Cultura, se han separado de la sociedad y son como adornos, como meros entretenimientos. Como las series o las obras de arte colgadas en los despachos de las multinacionales. Son como dinero colgado de la pared. No tienen utilidades sociales ni significados profundos”.
Las raíces de la crisis
En este libro, Brieva deja en segundo plano el tema de la crisis al que ha dedicado sus últimos trabajos, sobre todo Lo que me está pasando. Diarios de un joven emperdedor (Reservoir Books). “En ese libro y también un poco en este –asegura el dibujante- estaba la idea del “crisismo”, asumir un pensamiento nihilista de la vida que sería una crisis permanente. Lo puedes llamar crisis o no; o cotidianeidad. Fíjate que ya casi no se habla de la crisis porque hablar de una crisis que ya dura casi diez años es casi un contrasentido, porque la palabra crisis viene de la jerga médica y hace referencia a episodios muy breves dentro de una enfermedad”.
“En este libro –asegura-. Me interesaba más indagar un poco en la raíz de todo esto. Porque tampoco sirve de nada hablar de la crisis si no hablamos del Capitalismo y de su propia naturaleza de tener crisis cíclicas. Tratar de descubrir de dónde vienen una serie de valores que configuran la sociedad. Pienso que este es un momento crucial en nuestra historia y, o miramos un poco hacia atrás y nos damos cuenta de quienes somos o es imposible que tengamos un futuro distinto del que aventuran los datos, que sería el colapso”.
Pasado y futuro
El libro se cierra con una doble página en la que vemos una gran habitación. Más caótica en la parte derecha, con un gran piano roto y trastos por todas partes: “Es un poco el resumen del libro. La derecha es el pasado en ruinas que dejamos atrás, mientras que la izquierda sería nuestro futuro, que es incierto pero en el que vemos que está más vinculado a la naturaleza. También observamos a un chico que está escuchando música y asomado a una ventana como imaginando lo que va a venir”.
“En esa parte del futuro también hay ruinas –añade- porque tendremos que reconstruir nuestro futuro a partir de las ruinas de nuestro presente. De las ruinas culturales que ya vivimos. Ya vivimos un tiempo que no existe y yo trato de imaginar cómo será el tiempo que vendrá después de este ‘No tiempo’ que vivimos ahora”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Brieva asegura que este libro es el último en el que se mostrará pesimista sobre nuestro presente y nuestro futuro: “Este libro es el punto final porque a partir de aquí quiero abrir imaginarios, que pienso que es la única lucha que queda. La sátira es importante para desvelar el contrasentido y el delirio de nuestra sociedad. Pero cuando esa sátira se ha convertido en nuestro día a día, cuando los telediarios, los presidentes... son delirantes de manera ostentosa, ya no hay lugar para la sátira. Ahora debemos usar nuestra creatividad para imaginar otra forma de vivir. Tenemos que hacer un esfuerzo de esperanza e imaginación para imaginar otros mundos futuros”.
Aunque, curiosamente, su nuevo proyecto se centra en el pasado: “Voy a ilustrar La Odisea. Mi madre ha hecho una traducción del griego antiguo y ya tengo varios dibujos. Ya hay varias versiones pero creo que ninguna es demasiado fiel al texto. Por eso vamos a intentar hacer algo lo más fiel y realista posible a la época y la obra original”.
Pasado, futuro y, sobre todo presente, los vértices de La gran aventura humana; otra gran obra del que es, sin duda, uno de los mejores analistas del momento que nos ha tocado vivir y de lo que nos espera.