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Elecciones presidenciales en Irán

Alta participación a las elecciones de Irán, que elige entre reformismo o populismo en unas elecciones vitales

  • La alta participación marca la jornada electoral y se ha ampliado el horario de voto
  • Rohaní pide el apoyo para seguir con las reformas y luchar contra el populismo
  • El clérigo Raisí apuesta por los principios islámicos y critica la labor de Rohaní

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El presidente y candidato Hasan Rohaní (i) y su rival electoral, el clérigo Ebrahim Raisí, votan en Irán
El presidente y candidato Hasan Rohaní (i) y su rival electoral, el clérigo Ebrahim Raisí, votan en Irán

La alta participación ha marcado la jornada electoral de este viernes en Irán, que celebra unas disputadas elecciones presidenciales para determinar la continuidad del proyecto reformista moderado del actual presidente Hasan Rohaní o el regreso al poder de los conservadores bajo el liderazgo del clérigo Ebrahim Raisí.

Las colas frente a los centros de votación, habilitados principalmente en escuelas y en sitios religiosos como mezquitas, han sido una constante desde primera hora y las autoridades han prolongado dos horas, hasta las 20:00 hora local, la apertura de las urnas para facilitar que todos los ciudadanos puedan depositar su voto.

Los 63.000 colegios electorales habilitados en todos el país han abierto sus puertas a las 08.00 hora local (03.30 GMT) y más de 56 millones de iraníes estaban convocados a las urnas en estos comicios, a los que también se presentan como candidatos los exministros Mostafa Mirsalim y Mostafa Hashemitaba.

Tras depositar su voto en el centro religioso y cultural Hoseiniye Ershad, en Teherán, Rohaní ha afirmado que "la presencia masiva (de los ciudadanos) en las elecciones fortalece el poder nacional y la seguridad", y ha pedido al pueblo que "ayude con unidad y empatía" al candidato que salga elegido.

Raisí ha instado a que "sea cual sea el resultado de las elecciones todo el mundo debe considerarlo legal", en referencia a las protestas reformistas de 2009 contra la reelección del conservador Mahmud Ahmadineyad, cuyos líderes en arresto domiciliario han llamado a votar a Rohaní.

Por su parte, el líder supremo de Irán, Alí Jameneí, ha dicho al votar que las elecciones presidenciales son "sumamente importantes" porque "el destino del país están en manos del pueblo".

El líder supremo de Irán, Alí Jameneí, vota en las presidenciales

El líder supremo de Irán, Alí Jameneí, vota en las presidenciales REUTERS

Rohaní frente a Raisi

Tanto los candidatos presidenciales como el líder supremo iraní y poderosas instituciones oficiales han llamado a una participación masiva que, según una reciente encuesta de la agencia estatal IRNA, rondaría el 67%. El sondeo mostró que el 27,8% de los encuestados comulga con la visión de los reformistas, un 23,3% con la de los conservadores y un 14% con los moderados, mientras el resto indicó no inclinarse por ninguno de los bloques.

Rohaní es el candidato de consenso de los moderados y reformistas y para él han pedido el voto figuras destacadas de esta corriente como el expresidente Mohamad Jatamí y los líderes del Movimiento Verde. Aunque parte como favorito, si es derrotado se convertiría en el primer presidente desde la instauración de la República Islámica -en 1979- en no encadenar dos mandatos.

Los otros dos aspirantes de este bando, el primer vicepresidente Eshaq Yahanguiri, y el exministro Mostafa Hasemitaba, o han renunciado a la carrera electoral o han anunciado que votarán por Rohaní.

Los seguidores de Rohaní, con un perfil joven y urbano, desean mayores libertades: "Que viva la reforma, perdure Jatamí (el líder de los reformistas y reconocido como un opositor por el sistema)" o "ni juez, ni general, un gobierno que respete la ley", en alusión a los conservadores, son algunos de sus lemas.

"El pueblo debe elegir entre un gobierno totalitario o uno que promueva las libertades" y "la gente volverá a decir 'no' a aquellos que solo saben cómo ejecutar o encarcelar", han sido algunas de las fuertes frases pronunciadas por el presidente en referencia a los conservadores.

Imagen de los seguidores del candidato moderado Rohaní

Imagen de los seguidores del candidato moderado Rohaní AFP

Por su parte, el frente conservador o principalista está representado por el clérigo Ebrahim Raisí, custodio de la fundación del mausoleo del imán Reza en Mashad, y por el exministro de Cultura Mostafa Mirsalim.

Los conservadores, no obstante, se han volcado con Raisí, cuya candidatura fue también respaldada por el alcalde de Teherán, Mohamad Baqer Qalibaf, tras retirarse de la carrera presidencial.

Raisí ha optado por la bandera de Irán como símbolo y también critica el desempeño económico del Gobierno de Rohaní con su propio eslogan "Trabajo y dignidad, cambios a favor del pueblo". El clérigo cuenta en su campaña con algunos ministros del gabinete del expresidente ultraconservador Mahmud Ahmadineyad (2005-2013), como medio de atraer el voto de los sectores más rigoristas.

La participación, clave

Los votantes conservadores suelen ser más fieles por lo que la alta participación puede inclinar la balanza a favor de Rohaní ya que significará que los reformistas desilusionados con los lentos cambios y aquellas personas contrarias al sistema han decidido apoyarle, según diplomáticos y analistas consultados por Efe. En 2013, cuando Rohaní ganó en primera vuelta a varios rivales principalistas, la participación fue de casi el 73%.

Ahora, el clérigo ha intentado movilizar a su potencial electorado advirtiendo de las posibilidades a un regreso al aislamiento internacional y a la restricción de libertades si gana Raisí.

El conservador se ha centrado en prometer una mejora de la situación económica, mano dura para que las potencias cumplan con el acuerdo nuclear firmado en 2015 y la salvaguarda de los principios islámicos.

Imagen de los seguidores del candidato conservador Raisí

Imagen de los seguidores del candidato conservador Raisí AFP

La participación es por ello muy importante también para el propio régimen, que ve en una masiva afluencia a las urnas la mejor legitimación posible a su denominada democracia islámica.