'The Square', una crítica del mundo occidental recibida con risas en Cannes
- El filme es una sátira que trata de la "hipocresía" de la vida occidental
- Narra la historia del director de un museo de arte al que roban el móvil
- Michel Franco presenta Las hijas de Abril, protagonizada por Emma Suárez
El realizador sueco Ruben Östlund se adentra en The Square en el mundo del arte como sátira de la sociedad occidental en un filme que compite en Cannes y que está lleno de momentos y elementos surrealistas que hacen de esta película algo "diferente", como reconoció la actriz Elisabeth Moss.
Ese era además el objetivo de Moss, conocida por series televisivas como Mad Men o The Handmaid's Tale, que aceptó participar en esta película, recibida con risas y aplausos en el festival, porque era "un desafío increíble" e iba a hacer algo fuera de lo que hace normalmente.
Junto a ella, otros dos rostros televisivos, el británico Dominic West (The Wire) y el sueco Claes Bang (The Bridge), en un filme que ni el director ni sus actores quisieron calificar de político, aunque reconocieron que trata "de la hipocresía de la forma de vida occidental".
El arte moderno como hilo conductor
Claes interpreta a Christian, el director de un museo de arte moderno de Estocolmo, un hombre de éxito al que roban el móvil y la cartera en una escena digna del mejor teatro del absurdo.
Su reacción ante este robo se aleja totalmente de lo que se espera de alguien en teoría centrado, de éxito y con autocontrol, lo que le permite a Óstlund criticar sin piedad la aparente perfecta sociedad sueca.
Así como el mundo del arte en el que se mueve el protagonista y en el que hay personajes como Julian, el artista al que interpreta West; Anne (Moss), una periodista que no entiende las descripciones de las obras artísticas más modernas y que tiene un chimpancé como mascota; u Oleg (Tierry Notari), que hace 'performances' simulando ser un simio.
"Si yo me encontrara con esos artistas tendría miedo", aseguró entre risas West. Son artistas "que se creen invencibles gracias a su saber y que no puedes poner en cuestión porque hablan de un arte que no tiene explicación definitiva. Además de ser muy poderosos y ricos", explicó.
Un personaje el suyo para el que se inspiró en artistas reales que no quiso citar, aunque apuntó dos pistas, el nombre (Julian) y el hecho de que siempre viste pijama, algo habitual en el neoyorquino Julian Schnabel.
Y es el Julian de The Square el que protagoniza una de las escenas más significativas del filme, una cena de gala en la que se enfrenta a Oleg, que realiza su 'performance' como simio, y que demuestra lo absurdo de muchos planteamientos del estilo de vida occidental.
Un filme que pretende abrir los ojos
"No pretendíamos hacer una película política, pero lo es porque habla del estilo de vida occidental. Estamos casi ciegos frente a los otros. Nos creemos virtuosos, pagamos nuestros impuestos, nos ocupamos de los otros, pero hay cosas ante las que cerramos los ojos", dijo Bang, para quien el filme muestra ante todo, "la hipocresía de nuestra forma de vida occidental".
Y lo hace mostrando a mendigos, a gente que vive en barrios más desfavorecidos y que solo por ese hecho son atacados y menospreciados por personas que se creen superiores, como el personaje de Christian. Todo ello mediante la metáfora que supone el 'cuadrado' del que habla el título y que es una obra de arte que encierra el todo y la nada.
"Los valores de ese cuadrado existen desde siempre, desde el comienzo de la civilización, en religión, en la vida política. Queríamos salir de ese debate político entre derecha e izquierda" que es, sobre todo, "un juego de poder", explicó Östlund, que destacó que querían "tomar distancia y el concepto del cuadrado representa esa noción".
Un realizador que hace tres años se llevó el premio del jurado de la sección Una cierta mirada de Cannes con Tourist ("Fuerza mayor") y que se mostró muy exigente con sus actores, algo destacado por Moss y Bang.
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