Venezuela: tres escenarios para un país fracturado
- Venezuela camina hacia el colapso cuando se cumplen 50 días de protestas
- Expertos analizan las posibles salidas de la crisis política, económica y social
- Hay tres escenarios principales: negociación, radicalización y colapso económico
Venezuela se consume en una triple crisis -política, económica y social- que está llevando al país a un punto de no retorno. El enfrentamiento institucional entre el Gobierno y la oposición se ha trasladado a las calles, convertidas en un campo de batalla fuera de control. Las protestas más sangrientas de los últimos años se han cobrado ya la vida de 46 personas y han dejado centenares de heridos y detenidos.
La última gran movilización contra Nicolás Maduro, en 2014, duró seis meses y se saldó con 43 muertos y la detención del líder opositor Leopoldo López, aún en prisión condenado a 14 años por incitación a la violencia. Durante todo este tiempo las tensiones han ido en aumento, hasta que el intento del Tribunal Supremo de Justicia de arrogarse las funciones de la Asamblea Nacional (controlada por la oposición), y la inhabilitación del opositor Henrique Capriles han terminado por prender el descontento latente.
La diferencia esta vez es que la represión es más violenta, la oposición está más unida que nunca, y por primera vez las protestas no están focalizadas en zonas opositoras, sino que participan otros sectores de sociedad. Pero, ¿hasta cuándo van a durar las movilizaciones?, ¿hay margen de negociación? ¿cuál es el papel de las Fuerzas Armadas.
Expertos reunidos esta semana por el Real Instituto Elcano en Madrid han coincidido en que proseguir la movilización en las calles y crear la división interna en el régimen de Maduro son claves a la hora de de propiciar un cambio esta crisis. Y estos son los tres escenarios que contemplan:
1. Erosión del chavismo y negociación
Opositores y chavistas se acusan mutuamente de violencia. Mientras los primeros hablan de “dictadura” y “autogolpe”, el gobierno acusa a sus rivales de fomentar la violencia y de tener planes golpista con ayuda de organismos internacionales.
Hasta ahora todos los intentos de diálogo han fracasado, pero cada vez hay más signos de disensión dentro de las filas oficialistas. El más claro lo protagonizó la Fiscal General, Luisa Ortega, que obligó al Tribunal Supremo a devolver las competencias a la Asamblea Nacional al denunciar que había violado la Constitución.
La escasez de medicinas y alimentos, así como el deterioro de los servicios públicos y la virulencia de la represión también han servido para que las clases populares, tradicional sustento social del chavismo, pidan un cambio.
“Hay sectores moderados en ambos bandos que pueden dialogar” siempre que no se cobijen en maximalismos, asegura Orlando Ochoa, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. “La salida más probable, la única que aceptaría el gobierno, es negociar una transición con Maduro o con otro dirigente chavista que fije un cronograma electoral. De esta forma habría un cambio político que permitiría realizar los cambios económicos que se necesitan”.
Miguel Ángel Santos, venezolano e investigador del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, añade, además, que cualquier salida política "pasa por quitar poder a las facciones militares que apoyan a Maduro". En ese sentido, Ochoa estima que hay una mayoría “silente” de en torno al 70 u 80% de las Fuerzas Armadas que no respaldan al presidente.
Y un punto clave a tener en cuenta es que en esas negociaciones surgirá un debate en torno a la amnistía, o la búsqueda de una salida digna, para los miembros de la cúpula chavista que se hayan visto implicados en delitos como la colaboración con el narcotráfico -que afecta a algunos casos aislados- o el contrabando de gasolina, bastante más extendido.
2. Radicalización: huida hacia adelante
Si la negociación no fructifica, la radicalización de la crisis es un escenario nada descartable. “El chavismo puede optar por una huida hacia delante. Aunque haya perdido apoyo, todavía cuenta con el 25-30% de la sociedad venezolana”, apunta Manuel Hidalgo, profesor de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III de Madrid.
El Gobierno seguiría su plan de convocar una Asamblea Constituyente y continuaría dilatando la convocatoria de elecciones regionales, que se tenían que haber celebrado en 2016, y paralizando el referéndum revocatorio. “Durante la época de Chávez la forma de salir de las crisis política era a través de elecciones. Pero ahora Maduro no quiere convocar comicios porque por primera vez sabe que los va a perder”, apunta Ochoa.
Si el gobierno no rectifica su posición y los opositores aguantan en las calles, Venezuela podría entrar en una espiral de violencia de consecuencias impredecibles. “Esta vez las protestas tienen la peculiaridad de que están ocurriendo en sectores populares que han devuelto el fuego cuando ha sido atacados por eso la violencia está fuera de control; es descentralizada”, explica el profesor Santos.
3. Colapso económico... y político
El último escenario es que el colapso económico del país provoque el colapso político.
Venezuela cerró 2016 con la inflación más alta del planeta, una caída del PIB del 23%, un paro del 18,1%, una venta de crudo bajo mínimos, y un sector productivo prácticamente destruido. Así, pese a contar con la reserva petrolera más grande del mundo, la economía del país está estrangulada y en serio riesgo de no poder pagar una deuda que asciende a decenas de miles de millones dólares.
“No hay forma humana de que Venezuela cumpla con el pago de la deuda“
El Gobierno venezolano se ha dicho dispuesto a pagar la deuda externa aunque sea a costa de recortes que profundicen la crisis social. Sin embargo, los analistas aseguran que con la caída de precios del petróleo y la inflación desenfrenada la suspensión de pagos es un hecho si no se recurre a fuentes de financiación adicionales.
“La única fuente de dinero que no ha agotado es el FMI, que prestaría al 1%, pero lo ha enrollado en una bata de diablo y prefiere pedir prestado a China y Rusia al 20%. No hay forma humana de que Venezuela cumpla con el pago de la deuda”, apunta Ochoa.
En cualquier caso ninguno de los escenarios parece que vaya cumplirse en el corto plazo, por lo que, si la oposición no se rinden, quedan por delante semanas de incertidumbre.