Leila Slimani, premio Goncourt: "No queremos ver la miseria ni los problemas de otras personas"
- RTVE.es entrevista a la autora de la novela Canción dulce
- El libro ganó el premio Goncourt, el más prestigioso de las letras francesas
- La historia ahonda en el asesinato de dos niños a manos de su niñera
Amable y con un punto de reserva, la periodista y escritora franco-marroquí Leila Slimani (Rabat, 1981) confiesa que se sorprendió muchísimo cuando ganó el Premio Goncourt, “no me lo esperaba, al ser mujer, al ser joven y al ser mi segunda novela”.
Dinamitando tópicos, la novelista obtuvo el pasado noviembre el galardón más prestigioso de las letras francesas con Canción dulce (Cabaret Voltaire), un libro aterrador y desasosegante sobre el asesinato de dos niños pequeños por su cuidadora.
Slimani, que estos días está inmersa en una vorágine promocional que la llevará a la Feria del Libro de Madrid, señala que Canción dulce no es un “thriller, ni una novela negra, ni una novela sociológica”, si no una mezcla de varios géneros de la que emerge un libro original, en el que lector debe seguir las pistas, como una suerte de detective, para desentrañar el comportamiento de la niñera: una mujer misteriosa presa de una profunda soledad.
Este afán por mostrar la universalidad del dolor recorre el argumento, que aborda temas tan delicados como los prejuicios, la pobreza o la diferencia entre clases sociales.“Actuamos como si todo fuera ok, porque no queremos ver la miseria y los problemas de las otras personas. Quería mostrar cómo es de duro, a veces, tener a alguien de otra clase social viviendo en tu casa, y no querer ver la realidad de su vida o de sus sentimientos. Este choque entre las clases me interesaba”, señala en una entrevista para RTVE.es.
“Muchas mujeres se sienten culpables“
Leila Leimani, que ha sido madre reciente de su segundo hijo, usa una tensión creciente como instrumento para pintar un crudo retrato social: Introduce el dedo en la herida al describir de forma muy realista las dificultades que atraviesan las mujeres para conciliar la vida familiar y profesional.
“Muchas mujeres se sienten agotadas, se sienten culpables, sienten que no son buenas madres o buenas trabajadoras. Es muy difícil hacerlo todo al mismo tiempo”.
Canción dulce cuenta la historia de una pareja burguesa que tras un minucioso proceso de selección contrata a Louise, una niñera, aparentemente perfecta, con la que desarrollarán una insana relación de interdependencia, cuando la madre, Myriam, decide retomar su carrera profesional tras tener a sus pequeños.
La escritora reconoce que quería angustiar al lector, situándole en una realidad aparentemente sencilla bajo la que se esconden detalles extraños. Esta precisión en la composición de los personajes y en la recreación de la atmósfera, es herencia de la mirada de reportera de la autora, que trabajó durante años en diarios como L'Express y Jeune Afrique, antes de volcarse de lleno en la literatura.
“El periodismo me ha ayudado a observar la situación desde fuera, a prestar atención a los pequeños detalles como la forma de caminar, la forma en la que alguien habla, como alguien coge un vaso para beber. Es una buena escuela”, explica la autora francesa que señala que creció observando el mundo de las niñeras. “Es un trabajo duro y a veces viven situaciones humillantes”.
“Los cuentos de hadas suelen ser aterradores”
Las primeras páginas del libro son un puñetazo directo al estómago del lector: “El bebé ha muerto. Bastaron unos pocos segundos. El médico aseguró que no había sufrido. Lo tendieron en una funda gris y cerraron la cremallera sobre el cuerpo desarticulado que flotaba entre los juguetes”.
A causa de esta crudeza, Slimani confiesa que muchas madres le han dicho que tenían miedo de leer la historia, pero la escritora aclara que la novela también es una suerte de cuento de hadas, al que ya se alude en el título, con los habituales componentes que tienen relación con el miedo. “Los cuentos de hadas son muy aterradores cuando se los leen a los niños, hay lobos, brujas, niños perdidos en el bosque. Son muy aterradores y quería explorar los miedos que están relacionados con la infancia”.
En palabras de la novelista, el estilo sencillo, naturalista e incisivo de la narración es un recurso para no enredar el lector, que se enfrenta a una historia ambigua y cargada de ansiedad en la que debe tomar parte activa al no darle todo hecho. “Quería ser lo más clara posible”, subraya, y relata que sus principales referentes literarios son clásicos rusos como Dostoyevski o Tolstoi o la francesa Marguerite Duras, que le inspiró para escribir Canción dulce.
De padre marroquí y madre argelina, Leila Slimani llegó a Francia con 17 años. Sensible a las desigualdades sociales y contraria al Islamismo radical del que ha hablado en sus artículos en prensa, la autora ha señalado que le gusta escribir sobre “temas que molestan” como el que eligió para su debut literario En el jardín del ogro. Una novela sobre la adicción sexual femenina que también se convirtió en un éxito de crítica y público.
El Goncourt sitúa a Slimani como una de las principales promesas de las letras en su país, donde este cuento de hadas terrorífico y social que es Canción dulce ya ha vendido más de 500.000 ejemplares, y ha atrapado a miles de lectores.