El modisto Alfredo Caral expone 'Cosmos', su colección textil
- Las playas de Calblanque, en Murcia, inspiran sus obras
- Hizo dos películas con Pedro Almodóvar y participó en la Pasarela Cibeles
- Vistió a la reina Sofía y cree que Doña Letizia irá cambiando de estilo
Siempre ha hecho vestidos y ahora traslada su talento a los tejidos. Alfredo Caral es un nombre imprescindible de la moda española, un histórico que ahora vive retirado del bullicio de las pasarelas aunque, gracias a las redes sociales, está al tanto de todo. De lo que ocurre en España y lo que pasa fuera.
“Me he perdido en un desierto que era inevitable y elegí el Mediterráneo, en este caso Murcia, y decidí quedarme, porque encontré lo que el destino me tenía preparado: un retiro espiritual, de amor, de contemplación”, cuenta haciendo referencia al parque natural de Calblaque, fuente inagotable de inspiración.
“Me bañaba en sus playas y veía los estratos, la composición del hierro con la piedra caliza, con la pizarra; el nácar…", recuerda y cuenta que ha plasmado todo eso sobre telas que ahora expone en Madrid. 17 piezas, de tres tamaños distintos, que forman una pequeña colección con un claro objetivo: “mi placer, mi placer personal y el de mis amigos”, dice.
Historia de la moda de España
En 1982 y 1983 se encargó del vestuario de Laberinto de pasiones y Entre Tinieblas, de Pedro Almodóvar. En 1987 hizo los uniformes de Iberia y ese mismo año presentó sus colecciones en la Pasarela Cibeles. Llegó a tener boutique propia en la 'Milla de Oro' madrileña y vivió rodeado de perfumes y tejidos, pero no es lo mismo. Ahora son suyos, los crea él. “Antes los comprada en Abraham, Cadena, José María Ruiz…, los elegía y los adaptaba a las colecciones. Pero ahora contemplo la naturaleza y lo plasmo en tela y me salen amebas, soles, lunas, flores, sonidos… Cada cuadro es una concentración mía, es fruto de un impulso. Y el color es importante, ¡yo sueño en colores!”, añade.
Ha estado cinco años formándose con tres maestras que le han enseñado algunas técnicas y poco a poco él ha ido descubriendo otras, como la técnica del cristal. “Es perfecta para trabajar los líquidos, las tintas, que son difíciles de manejar porque tienden a marcharse enseguida y hay que controlarlas. ¡El tinte hay que tratarlo como si fuera tu amante!, hay que ser contundente y amable”.
Trabaja con texturas diversas pero siente predilección por la nobleza de la seda y sus derivados. “Me gusta la seda porque es lo más parecido que hay al vello, es noble. ¡No te puedes fiar de un sintético!”.
Ya piensa en su siguiente colección textil que se basará en las formas y colores de las piedras preciosas y semipreciosas, serán cuadros pero podrían ser un vestido u otra prenda. “Ahora estoy pensando hacer unas chilabas”, dice, y cuenta que además hace pañuelos y tiene pensado hacer guantes e incluso vestuario y escenografía para teatro “¡Es algo muy divertido!”, dice.
No descarta volver a la moda
No descarta volver al ruedo de la moda pero con condiciones. “Estaría encantado pero un apretón de manos no es suficiente. Yo haría un equipo con gente afín al proyecto e iría a beneficios con el empresario para que estuviera contento. Pero solo lo haría si fuera algo excepcional, no quiero hacer algo que no aporte nada”.
Es inevitable hablar de Elio Berhanyer que planea reflotar su firma contratando incluso a un joven diseñador. “Él tiene que hacer lo que le apetezca!”, dice. No le cuesta viajar en el tiempo y, sin nostalgia, habla de cómo trabajaba Yves Saint Laurent, de su etapa junto a Hubert de Givenchy, de los desfiles que hizo en Washington y Londres.
Se declara admirador de Vivienne Westwood, Thierry Mugler y Jean Paul Gaultier y lamenta que en España prime la austeridad y no la osadía. “Los españoles tenemos un gran mérito porque estamos siendo fieles a la austeridad que nos han legado figuras como Cristóbal Balenciaga, y también a Elio Berhanyer. De los de ahora me gusta Custo Barcelona porque es atrevido y elegante, y Ágatha Ruiz de la Prada porque tiene osadía”, apunta.
Dice que Josep Font le parece romántico, “muy romántico”, apunta con cierta ironía, pero no le ve haciendo las colecciones de Dior, como apuntan algunas voces. Él prefiere a Galliano y no descarta que vuelva. “Dior necesita un diseñador que con la base de patrones que tiene la casa los transforme y llame la atención para vender complementos. Pero para eso tienes que ser revolucionario, no romántico”.
Doña Sofía y Doña Letizia, reinas de la elegancia
Es consciente de la difícil situación de la moda española y dice que es necesario trabajar desde distintos frentes. “El problema es que no hay estructura para poder exportar, hay ganas pero no estructura. Se invierte poco, pero con la globalización el precio prima y detrás de un talento tiene que haber un mecenas, como eran los Médici en el Renacimiento. Se quiere vender pero no hay infraestructura para hacerlo bien”.
Pero diferencia entre industria y costura. “La costura es cultura, es vender país, vender buen gusto, pero un diseñador no puede estar presionado por los números. Hay que crear pero sin despilfarrar”.
Caral vistió a mujeres muy conocidas, como la reina Doña Sofía.
“Es elegantísima, lo hemos visto en las últimas apariciones, y otra mujer extraordinaria es la Reina Isabel de Inglaterra, ¡es muy interesante!”
Pero hoy los gustos han cambiado y los iconos de moda, también. “Ahora todo es muy plano. Doña Letizia ha elegido un estilo, ha elegido a Varela, y la encuentro guapa, elegante, y muy preparada.
¡El rey ha tenido suerte! Cuando tenga unos años más podrá ir cambiando y mejorando su estilo. Lo más guapa que ha estado ha sido cuando era princesa, cuando fue con el vestido rojo de Caprile estaba radiante”.