El feminismo orgánico de Marie Curie
- La cineasta Marie-Noëlle estrena Marie Curie, sobre los años decisivos de la científica
- Retrata su pasión científica y el escándalo que originó su relación sentimental con un hombre casado
Todo el mundo sabe que existió Marie Curie, pero casi nadie sabe mucho sobre ella. Eso piensa la cineasta Marie-Noëlle, que estrena el 2 de junio su película sobre seis años claves en la vida de la pionera en el campo de la radioactividad. Su película, Marie Curie, muestra los años entre el fallecimiento de su marido Pierre Curie en 1906, y la concesión de su segundo premio Nobel (fue la primera persona doblemente premiada) en 1911. Karolina Gruszka, junto a Arieh Worthalter y Charles Berling, protagonizan la película.
“Lo que me interesaba era enseñar al ser humano, que nunca ha sido tratado”, explica Marie-Noëlle (que dirigió a María Valverde y Juan Diego Botto en La mujer del anarquista) “¿Quién era esa mujer? Pasó por la muerte de Pierre cuenda era muy joven, con dos niñas, en una época en la que la mujer no podía actuar libremente”, explica en una entrevista para RTVE.es
La película insiste en la absoluta determinación y energía de Curie, por encima de todas las convenciones de su tiempo y –añade la cineasta- también de este tiempo.
“Curie no se veía como feminista: lo era de un modo orgánico y natural. Es lo que más impresiona. Si actúas con convicción y verdad, eres feminista. Reclamaba un trabajo en la Sorbona, sabiendo que no admitían mujeres, porque quería trabajar allí, esa era su motivación”, dice Marie-Noëlle. “A su hija no le permitían estudiar física y creó una cooperativa de estudios que no diferenciara entre niños y niñas”, pone como ejemplo.
Su eficacia científica para encontrar la mejor solución a los problemas la aplicaba a su vida personal. Algo que demuestra el llamado affaire Langevin. Cuatro años después de la muerte de su marido, Curie inició una relación con el científico Paul Langevin, casado y cinco años menor que ella. La mujer de Langevin robó la correspondencia entre los amantes y la prensa las hizo públicas desencadenando un escándalo puritano.
“Me encantó su manera de solucionarlo. En una carta a Paul le dice que el escándalo es un incordio, pero que no hay mayor problema: solo tiene que dejar a su mujer si es lo que desea y podrá seguir viendo a sus hijos, que solo es una cuestión de organización. Es algo chocante y muy moderno”, dice la directora, que logró acceder a la correspondencia y los diarios de Curie, custodiados en la Biblioteca francesa, en los que todavía queda rastro de radioactividad.
Marie-Noëlle achaca al desconocimiento científico que la popularidad y reputación de Marie Curie no hayan tenido un relato cinematográfico acorde a su importancia. “La mayoría de la gente piensa que la ciencia es aburrida. Pero sé que los científicos son como los artistas. Hace falta pasión y creatividad para buscar durante meses y meses sin saber si vas a conseguir algo. Conozco muchos científicos y aman la vida”.
Para la directora, otra confusión se origina en las imágenes que existen de Curie: seria y con una mirada dura. “Son posados en los que aparece siempre con una pipeta como atrezo, ya que no era una herramienta que usase. Parece alguien triste e introvertido. Entrevisté a su nieta, Hèléna Langevin-Joliot, y se reía. Curie tenía mucho sentido del humor”.
Marie Curie ha marcado la vida de la directora. Su instituto llevaba el nombre de Pierre y Marie Curie, se apasionó por la ciencia, e inspirada por Curie se matriculó en Matemáticas en la universidad. Escribir sobre ella le confrimó su admiración y destaca una lección vital de la científica: “Nunca se quejaba, ni tenía autocompasión, que son cosas que odio en la vida. Investigar sobre ella ha justificado el cariño que le tenía”.