Presentan un coche volador como candidato para encender la llama olímpica en Tokyo 2020
- Un equipo de 30 ingenieros comenzó su desarrollo en 2015
- Prevé su comercialización generalizada en 2050
- Las empresas compiten por desarrollar el primer coche volador
El grupo Cartivator ha presentado este sábado el coche volador que esperan que encienda la llama olímpica en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.
El equipo, formado por 30 ingenieros y que incluye a algunos empleados de Toyota, comenzó a desarrollar el automóvil volador apodado 'SkyDrive' en 2014 mediante financiamiento colectivo.
El jefe de Cartivator, Tsubasa Nakamura, dijo que si bien el automóvil aún está en etapa inicial de desarrollo, el grupo espera realizar su primer vuelo comandado por una persona a fines del 2018.
Durante la demostración, el actual modelo de prueba logró despegar y flotar sobre el suelo por unos segundos. Nakamura dijo que el diseño necesita más estabilidad para que el prototipo esté listo para volar y hacerlo lo suficientemente alto como para llegar al pebetero olímpico y encender la llama.
Los ingenieros de Cartivator esperan hacer de su coche volador el vehículo eléctrico más pequeño del mundo, para ser usado en pequeñas zonas urbanas, y comercializarlo en 2025.
Fuerte apuesta económica
El mes pasado, Toyota Motor y su conglomerado de empresas acordaron invertir 42,5 millones de yenes -385.000 dólares- en el proyecto durante los próximos tres años. Nakamura dijo que su equipo está trabajando duro para mejorar el diseño y recibir más fondos de la compañía.
Empresas de todo el mundo están compitiendo para desarrollar el primer coche volador o vehículo de despegue y aterrizaje vertical (VTOL por sus iniciales en inglés). Uber Technologies Inc anunció su plan de lanzar su primer servicio de taxi volador en 2020. Airbus Group también está trabajando en el tema bajo su división llamada Urban Air Mobility.
Pero los fabricantes de coches voladores aún enfrentan muchos desafíos, entre ellos convencer a los reguladores y al público de que sus productos pueden ser usados de manera segura, en un contexto en que muchos gobiernos todavía tienen problemas para definir las normas de uso de drones y coches autónomos.