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Guerra de los Seis Días

Los palestinos, cincuenta años bajo la ocupación y la pérdida de la tierra

  • La guerra de 1967 marcó un nuevo orden mundial e impuso la cultura judía
  • Israel abandonó las colonias de Gaza, pero las de Jerusalén Oriental y Cisjordania continúan
  • La población de origen sirio no asume la identidad judía en los Altos del Golán

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Abdel Raouf al-Mohtasseb, un palestino de 59 años que muestra imagenes del mercado de la ciudad antigua de Hebron en los primeros años tras la guerra de 1967.
Abdel Raouf al-Mohtasseb, un palestino de 59 años que muestra imagenes del mercado de la ciudad antigua de Hebron en los primeros años tras la guerra de 1967.

La ocupación israelí de los territorios palestinos cumple cinco décadas en las que la situación de sus residentes, aseguran, se ha ido deteriorando bajo el régimen militar y policial, y el fracaso de un acuerdo de paz que les permita la independencia.

"Israel ha utilizado estos cincuenta años para quedarse con todo nuestro territorio y destruir la solución de dos estados. Está acabada", lamenta Ziad Hamouri, abogado y director del Centro de Jerusalén para los derechos Legales, Sociales y Económicos.

Los palestinos aceptaron en los Acuerdos de Oslo (1993) construir su Estado en solo el 22% de la Palestina histórica, afirma, y añade que ahora Israel no les daría "ni siquiera un 12 por ciento", por lo que ve imposible el establecimiento de un Estado palestino.

"Es la ocupación más larga de la historia moderna", dice Ishaq Albuderi, de 72 años y director de la Sociedad de Estudios Árabes, un centro de documentación e investigación establecido en 1980.

"La guerra empezó el 5 de junio y en tres días las tropas israelíes entraban en la Ciudad Vieja", donde él vivía, "y el Ejército jordano abandonó el territorio. Desde entonces vivimos bajo ocupación. Israel se anexionó Jerusalén Este y empezó a aplicar sus leyes y a cambiarlo todo: el sistema educativo, legal, económico. Desde el primer día trataron de "judaizar" la ciudad".

"Empezaron a cambiar la identidad de la ciudad y a construir asentamientos judíos" en Jerusalén Este, en Cisjordania y, más tarde, en la Franja de Gaza.

Israel abandonó unilateralmente las colonias de Gaza en 2005, pero las de Jerusalén Oriental y Cisjordania continúan y en ellas residen ya cerca de 600.000 colonos (según la ONG israelí Paz Ahora), a los que se suman a otros 23.000 en el Golán sirio, también ocupado.

Dificultad para encontrarse y moverse

Otra consecuencia de la ocupación ha sido la progresiva separación de las poblaciones palestinas en Gaza, Jerusalén y Cisjordania,  que cada vez tienen más difícil encontrarse, especialmente con la Franja bajo bloqueo, y los impedimentos para que jerosolimitanos puedan traer a sus cónyuges a su ciudad si se casan con un cisjordano, en territorio adyacente.

El muro que Israel construye en Cisjordania ha agravado los problemas de movilidad y ha confiscado tierras palestinas o dejado a propietarios separados de ellas.

La comunidad internacional es tajante en su condena y en su apoyo a la solución de dos estados, con la línea de armisticio de 1949 (que hizo de frontera hasta 1967) como base.

Pero las negociaciones no han dado frutos en dos décadas y los palestinos se sienten abandonados por un mundo que, creen, no ha hecho lo suficiente para librarles de una ocupación que dura ya medio siglo.

La ONU, contra las colonias judías

La ONU ve los asentamientos como uno de los principales escollos para alcanzar la paz, aunque Israel lo niega y recuerda que abandonar Gaza sirvió para aumentar la violencia contra su estado.

En Cisjordania, la ocupación es gestionada por un organismo militar, que controla la seguridad y también los asuntos civiles en buena parte del territorio (el 60 %, la llamada Área C), mientras que en Jerusalén no hay tropas porque Israel se anexionó el este de la ciudad en 1980, en una decisión no reconocida por la comunidad internacional, y la considera territorio soberano.

Las consecuencias de la ocupación toman mil formas, pero el común denominador es que la población se siente gobernada por unas autoridades que no son las suyas y que, además, considera enemigas.

"Israel derriba casas palestinas casi cada semana, no da permisos de construcción a los árabes. En Jerusalén han cambiado los nombres de las calles, que llevaban cientos de años, por nombres judíos y nos prohíben usar nuestra bandera. Echan a la gente para poner asentamientos. Ocupación significa que no tienes libertad, pueden llevarte a prisión cuando quieran, pueden cambiar tu vida de un día a otro, controlan todo lo que te afecta", explica Albuderi. Una situación que, asegura, alimenta el odio hacia el ocupante y no cesará hasta que haya paz.

La ocupación olvidada de los Altos del Golán sirios

Cuando Israel se anexionó formalmente los Altos del Golán en 1981, la mayoría de sus habitantes rechazó la ciudadanía, en el pasaporte hoy figuran como "indefinidos", y 50 años después de la ocupación durante la Guerra de los Seis Días, siguen sintiéndose sirios, se relacionan en árabe y ven la televisión del país vecino.

"Fue la manera de oponernos a la ocupación; fuimos a una huelga general de seis meses, porque no aceptamos la identidad israelí", recuerda Shalan Marzouk, uno de los 25.000 residentes actuales, que tiene a la mitad de su familia dentro de Siria, con la que se comunica a menudo y sigue el conflicto interno en su país.

Con las nuevas tecnologías es más fácil que en el pasado, ya que Israel y Siria no mantienen relaciones bilaterales y no existen servicios de correos ni conexión telefónica entre ambos.

El conflicto de 1967 desplazó a la mayoría de los 140.000 sirios que vivían en la zona, de los que solo quedaron 6.500, y las villas abandonadas fueron destruidas, según el Centro Árabe de Derechos Humanos del Golán - Marsad.

En 1981, el Parlamento israelí aprobó extender su ley civil a todos los habitantes, acción que fue inmediatamente declarada nula por Naciones Unidas, y rechazada por la mayoría de la población, que se organizó en manifestaciones y un paro general entre diciembre y abril de 1982.

"Los Altos del Golán han sido una parte integral de la tierra de Israel desde épocas remotas, como atestiguan las decenas de antiguas sinagogas de la zona", dijo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, recientemente en un Consejo de Ministros, al tiempo que pidió a la comunidad internacional reconocer la soberanía israelí: "la realidad".

Centrada la ocupación en el conflicto con los palestinos, los sirios del Golán han salido del foco internacional y, con los años, han establecido una relación de cierta connivencia con el Estado de Israel, aunque anualmente recuerdan con protestas la ocupación de su territorio.