Arlene Foster, una equilibrista de la política para salvar el Gobierno de May
- Foster, de 46 años es la líder del DUP, los Unionistas norirlandeses
- Tories y DUP pactan un acuerdo de Gobierno 18 días después de las elecciones
- Fue la líder más joven del DUP y la primera ministra más joven de Irlanda del Norte
- En Irlanda del Norte, Foster supo articular acuerdos de gobierno con el Sinn Féin
- Su padre sobrevivió a un atentado del IRA en 1978 y ella a otro en 1988
Arlene Foster tiene fama de negociadora eficaz. A la cabeza de su formación, el Partido Democrático Unionista (DUP), pro británico, ha logrado en Irlanda del Norte equilibrios complicados con la otra gran fuerza de la región, los nacionalistas -separatistas- del Sinn Féin. Agua y aceite estabilizados bajo la mano de esta norirlandesa de 46 años a la que nadie puede negar pasado e implicación -su padre sobrevivió a un atentado del IRA y ella a otro cuando era adolescente-.
Tras la debacle Tory en las elecciones anticipadas del 8 de junio, Foster y sus 10 diputados del DUP se han convertido en el clavo ardiendo al que Theresa May se ha agarrado para gobernar en minoría. Comparten el apoyo a un Brexit duro, un rasgo muy definitorio, y Foster aporta el interés regional en la gestión de la frontera irlandesa -puerta geográfica a Europa y su mercado-, un capítulo clave en la negociación del Brexit. Este lunes se ha cerrado por fin el pacto de gobernabilidad entre ambas, tras 18 días de reuniones.
El escenario se ha convertido en una oportunidad para presionar a Londres y obtener beneficios regionales -1.300 millones de euros-, pero también en una fuente de peticiones -y rebeliones- por parte de sus rivales locales nacionalistas, que no quieren quedarse al margen del pastel. Irlanda del Norte vuelve al foco de atención y atenúa una imagen minada por la corrupción y inestabilidad tras el auge del Sinn Féin.
'Brexit' duro sí, y frontera flexible con Irlanda también
Como la "premier", Foster también apoya el Brexit duro (la salida de la UE sin acceso al mercado único), pero coincide con ella en la necesidad de mantener la frontera con la República de Irlanda tan abierta como sea posible para no dañar el proceso de paz y las estrechas relaciones económicas que mantienen ambas jurisdicciones.
Marcada desde niña por el terrorismo del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), la dirigente unionista tomó las riendas del DUP en 2016 y asumió el reto de ser la primera mujer que dirigía el Gobierno de poder compartido entre protestantes y católicos.
Desde entonces, la relación con sus socios del Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA, se ha ido degradando por sus diferencias sobre política económica y, sobre todo, social y lingüística, pues los nacionalistas le acusan de ridiculizar el idioma gaélico y de ignorar los derechos de grupos minoritarios, como los inmigrantes o el colectivo LGTB.
El equilibrio con los nacionalistas
A diferencia de muchos de sus compañeros de partido, no pertenece a la Iglesia Libre Presbiteriana, institución protestante radical fundada por el padre del DUP, el histórico reverendo y exministro principal norirlandés Ian Paisley (1926-2014).
Foster también se enfrentó a los republicanos durante el referéndum celebrado el pasado 23 de junio sobre el Brexit, en el que la mayoría de los norirlandeses lo rechazó.
Debilitada por esa derrota, el Sinn Féin elevó la presión al vincularle el pasado enero con un escándalo financiero en la gestión de un programa de energías renovables que ella misma estableció cuando ocupó la cartera de Empresas e Inversión (2008-2015).
Finalmente, los nacionalistas hicieron caer al Gobierno de Belfast y Londres se vio obligado a convocar en marzo unas elecciones autonómicas anticipadas en las que el Sinn Féin se quedó a solo un escaño del DUP, lo que provocó la pérdida de la tradicional mayoría que han tenido las fuerzas unionistas en la asamblea norirlandesa.
Una negociadora nata
La fama de buena negociadora que se le atribuye a Foster no ha servido, cuatro meses después de aquellos comicios, para que los partidos norirlandeses acuerden la formación de un Ejecutivo autónomo, mientras que sus críticos sostienen que el pacto con los Tories podría dañar este proceso, en el que Londres debe mantener una estricta neutralidad.
En este contexto de parálisis, las elecciones británicas del pasado 8 de junio le han dado un nuevo impulso a la líder unionista, después de que el DUP obtuviese diez escaños, dos más que en 2015, y de que May dependa de ellos para seguir en el poder.
Foster ingresó en el DUP en 2004, tras abandonar el Partido Unionista del Ulster (UUP) -hasta entonces la formación protestante hegemónica en Irlanda del Norte-, en protesta por el incumplimiento de algunos contenidos -como el desarme del IRA- recogidos en el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), pacto al que siempre se opuso.
Dos atentados del IRA
Nacida en la pequeña localidad de Roslea, en el condado fronterizo de Fermanagh, ha sido diputada regional por esa circunscripción desde 2003 y hasta en dos ocasiones (2010 y 2015) sustituyó temporalmente al exministro principal Peter Robinson al frente del Gobierno.
Antes, Foster, casada y madre de tres hijos, ocupó la cartera de Medioambiente entre 2007 y 2008 y la de Empresa, Comercio e Inversión entre 2008 y mayo de 2015, cuando se convirtió en la ministra de Finanzas.
Asimismo, tiene experiencias relacionadas con el pasado conflicto en la provincia británica. El IRA intentó asesinar sin éxito en 1978 a su padre, un agricultor y reservista del Royal Ulster Constabulary (RUC) -la antigua policía norirlandesa, de mayoría protestante y considerada sectaria-.
Aunque su progenitor sobrevivió, la familia se vio obligada a abandonar la zona y la pequeña Arlene a cambiar de colegio. Luego, en 1988, volvió a sufrir otro atentado dirigido contra el conductor del autobús escolar en el que viajaba, militar en la reserva.