Juego, set y ¡acción!: El tenis salta a la gran pantalla
- Dos películas basadas en figuras del deporte de la raqueta llegarán al cine en otoño
- Battle of sexes recrea el partido entre Billie Jean King (Emma Stone) y Bobby Riggs (Steve Carell)
- Borg vs. McEnroe recupera la mítica rivalidad de dos polos opuestos
Cine y deportes nunca han casado del todo. Pese a las notables excepciones (especialmente películas de boxeo), la fotogenia narrativa de los deportes está por demostrarse. Pero en la actual era de los biopics, los deportes tienen su cuota ‘basada en hechos reales’, ya sea en Fórmula 1 (Rush) o ciclismo (The program). En 2017, le llega el turno al tenis, con dos películas que retratan a algunas de las figuras más importantes del deporte de la raqueta.
'La batalla de los sexos': la reivindicativa victoria de Billie Jean King
John McEnroe afirmaba esta semana que la tenista más grande de la historia, Serena Williams, ocuparía el puesto 700 del ránking masculino. No es una polémica nueva. En 1973, Bobby Riggs, un excampeón de Wimbledon retirado, timador, ludópata y bocazas retó a Billie Jean King, la mejor tenista del momento, a un partido de tenis que publicitariamente llamó ‘La batalla de los sexos’.
La tenista dudó mucho antes de participar en el circo montado por Riggs, un evento televisivo que convocó a 50 millones de espectadores. Billie Jean King temía que perder “arruinaría el circuito femenino y afectaría al autoestima de todas las mujeres”. Pero venció por 6-4, 6-3 y 6-3.
Emma Stone, como Billie Jean King, y Steve Carell, como Riggs, protagonizan una película sobre aquel partido, con estreno previsto en EE.UU. para este otoño, dirigida por el matrimonio real y artístico formado por Jonathan Dayton y Valerie Faris (Little Miss Sunshine).
En su primer papel tras el Oscar de La La Land (La ciudad de las estrellas), Stone da vida a una icono del feminismo, que combatió públicamente por la igualdad. Criada en una familia homófaba, no aceptó su homosexualidad hasta 1968, cuando inició una relación con su peluquera. Carell tiene en Riggs una nueva oportunidad para explotar lo que más le gusta: histrionismo, disfraces y personajes provocadores.
'Borg vs.McEnroe': hielo contra fuego
Es el tie-break más famoso de la historia del tennis. Lo jugaron Björn Borg y John McEnroe en el cuarto set de la final de Wimbledon 1980. McEnroe lo ganó por 18-16, salvando siete bolas de campeonato por el camino, aunque finalmente Borg venció en el quinto set. Borg y McEnroe formaban una de esas rivalidades perfectas: el sueco era un témpano inexpresivo y un rodillo desde el fondo de la pista; el estadounidense era un volcán y un suicida agresivo que subía a la red para sacar su magia.
La película sueca Borg vs. McEncroe aprovecha esa rivalidad, aunque realmente sea una cinta centrada en Borg. El actor islandés Sverrir Gudanson interpreta las tribulaciones del Borg, mientras que para dar vida al tenista neoyoquino han recurrido a todo un McEnroe de la interpretación: Shia LaBeouf. Dirige el danés Janus Metz Pedersen (True detective).
Borg rompió dos moldes: fue pionero en la preocupación sistemática por la forma física y el primer tenista ídolo de masas. Cuando irrumpió con 17 años fue como si The Beatles saltaran a la cancha y Borg vs. McEncroe se centra en la soledad de la fama. Fue, quizás, el tenista más dominante de la historia: se retiró con 26 años y 11 Grand Slams en la mochila (en una época en la que los mejores tenistas ni siquiera disputaban el Open de Australia).
Si Borg fue un ídolo pop, con McEnroe llegó el rock duro. Sencillamente, no podía aceptar no ganar cada uno de los puntos que disputaba. Ambos se retiraron en lo más alto, mediada la veintena, porque no aceptaban que la vida fuera solo entrenamientos y partidos. Y aunque los dos regresaron, ya sin éxito deportivo, dejaron en el aire una pregunta más importante: ¿cuál es el verdadero éxito de la vida?
Tenistas en el cine: cómicos y asesinos
Históricamente, el tenis solo ha servido de excusa a fallidas comedias románticas (Wimbledon, el amor está en el aire, 2004) o alocadas. Solo Hard, fast and beautiful (1952), el filme de la directora Ida Lupino sobre una jugadora de tenis explotada por su madre, se salva de la quema.
La cosa mejora si pensamos sencillamente en personajes tenistas. Tanto Alfred Hitchcock (en Crimen perfecto) como Woody Allen (en Matchpoint) idearon tenistas profesionales como fríos asesinos. Hitchcock, de hecho, ya había rodado a un tenista chantajeado para asesinar en Extraños en un tren. Y Wes Anderson diseñó una réplica de Björn Borg en Los Tenenbaums. Una familia de genios.