Dior convierte en vestidos los cuadernos de viajes del modisto
- Maria Grazia Chiuri repasa 70 años de la firma con una propuesta en gris
- Schiaparelli crea ligeros vestidos trapecio y hace ligeros guiños al deporte
- Rodarte y Proenza Schouler se incorporan al calendario de la alta costura
Los viajes que hizo Christian Dior a lo largo y ancho del planeta sirven de inspiración a Maria Grazia Chiuri para su segunda colección de alta costura en la que repasa 70 años de la maison a través de 66 salidas -algunas un tanto dispares- entre las que destacan, por su originalidad, las prendas decoradas con mapas.
El gris ( que fue uno de los tonos favoritos del diseñador) es el hilo conductor del desfile y tiñe todo tipo de prendas. Vemos una revisión del traje 'Bar' que se lleva con falda larga y zapatos masculinos planos. Los escotes llaman la atención por su sensualidad, los que van en forma de corazón, o por su discreción, los de estilo camisero, un tanto masculinos.
No es la única mirada al legado de monsieur Dior. Chiuri versiona el famoso vestido 'bombon', alargado la falda, y también ofrece diferentes variaciones de traje 'Bernique' que llevaba chaqueta asimétrica y falda con bolsillos exteriores, un detalle que desarrolla ahora en distintas prendas.
La italiana recurre a patrones clásicos y tejidos invernales para crear prendas de riqueza en los detalles. No hay riesgo, ni fantasía, se trata de una colección fácil de mostrar, vender y llevar. Quizá demasiado, sobre todo porque se presenta en la semana de la alta costura y parece una propuesta de prêt-à-porter.
Rojos y negros completan la paleta de color de una propuesta en la que los bordados dominan sobre los estampados. Las flores, símbolo de la casa, casi pasan a un segundo plano porque la italiana prefiere cinturones de estampados salvaje, motivos inspirados en la geografía o las ilustraciones medievales y bordados en oro de aire vintage.
Se aprecia un interesante trabajo con los pliegues y plisados, tanto en prendas de textura opaca como en otras transparentes que juegan a tapar y destapar. Los volantes plisados y prensados y los flecos aportan dinamismo a la colección.
Mientras el museo Thyssen de Madrid expone diseños de Sonia Delaunay, en París se puede ver la nueva colección de Schiaparelli, firma que fundó Elsa Schiaparelli en 1926, años en los que Delauney vestía a estrellas como Gloria Swanson.
Su colección para el otoño e invierno de 2017/18 es un delicado ejercicio de respeto hacia su fundador, manteniendo su espíritu y, a la vez, adaptándose a las exigencias de la nueva sociedad. Es más actual y amable, menos historicista y e intensa.
Bertrand Guyon mezcla arte y moda en prendas de aire deportivo - algunas decoradas con la famosa langosta que Dalí pintó en 1937 sobre un vestido de organza blanco- que contrastan con sofisticados vestidos de noche realizados en tul.
Los vemos en blanco, prácticamente transparentes y con detalles lenceros, pero también en negro o mostrando una cascada de volantes en degradé de tonos oscuros.
No faltan las figuras del sol y del corazón, ni los guiños surrealistas, en este caso en forma de piezas de puzle. Vemos capas decoradas con árboles y ojos, chaquetas que llevan rostros de mujer deconstruidos o vestidos trapecio sin mangas.
Destacan los bordados de pedrería que parece collares, y es que Elsa Schiaparelli disfrutó utilizando la técnica del trampantojo, especialmente en prendas de punto.
Guo Pei se ha aliado con Caroline Scheufele, directora creativa de la casa Chopard, para dar forma a una colección muy lujosa que “intenta reflejar el éxito en la unión del talento femenino".
La diseñadora china revisa la glamurosa estética de la década de los 50 reinterpretando el estilo de iconos del cine como Grace Kelly o Vivian Leigh. Las modelos llevaban vestidos en tono diamante, oro blanco y esmeralda que parecían una extensión de las joyas que lucían.
El calendario de la alta costura se renueva y en esta edición destacan dos firmas invitadas, Proenza Shouler y Rodarte, dos etiquetas norteamericanas que se salen de la semana de la moda de Nueva York para mostrar su moda en París y poner a la venta lo antes posible las colecciones para la primavera y el verano de 2018.
La primera, en manos de Lázaro Hernández y Jack McCollough, recrea un nuevo concepto de feminidad, con prendas que juegan a los extremos. Destaca la sensualidad de las plumas de marabú y los cortes atrevidos en las faldas, detalles que contrastan con chaquetas andróginas y prendas que se superponen creando complejos looks.
"No queremos que nos encasillen como una marca americana. El mundo está tremendamente globalizado y con todo lo que está pasando es importante cruzar las fronteras", contaba Hernández en una entrevista concedida a Business of Fashion.
Rodarte ha mostrado una colección de prêt-à-porter “con aroma a alta costura”, con vestidos de tonos pastel realizados en tul, juegos de transparencias y detalles florales. Volantes y lazos aportan un aire sofisticado a las prendas.