'El pastor': un wéstern urbano contra la codicia
- Tras su premiado paso por festivales y estreno en Reino Unido, la cinta llega a España
- RTVE.es entrevista a su director, guionista y productor, el salmantino Jonathan Cenzual Burley
- Es la historia de Anselmo, un pastor al que unos promotores le quieren comprar las tierras
Anselmo (Miguel Martín) es un pastor solitario de mediana edad de un pueblo del interior de España que vive modesta pero apaciblemente ocupándose de su rebaño de ovejas. Su vida transcurre sin sobresaltos hasta que un día aparecen unos promotores que pretenden construir una urbanización y un centro comercial y que quieren comprarle su terreno. Él no quiere vender, pero los dueños de los terrenos colindantes, Julián (Alfonso Mendiguchía) y Paco (Juan Luis Sara), sí y Anselmo es la única pieza que falta para que el trato salga adelante.
"El pastor cuenta la historia de la presión que empiezan a ejercer sobre él, al principio suave, pero conforme crece la negativa a vender, también la presión y la desesperación para que venda de los vecinos, que ya se han gastado el dinero antes de tenerlo. Quería mostrar cómo se crea el conflicto y lo triste que es que algo tan simple pueda desembocar en algo tan trágico y cómo la gente, por desesperación o avaricia, cambia su compás moral y actúan de una manera totalmente amoral", explica a RTVE.es Jonathan Cenzual Burley, director, guionista y productor de la cinta, que se estrena en cines este viernes 7 de julio.
Tras su multipremiado paso por varios festivales de cine independiente, como el Raindance Film Festival de Montreal -mejor película, mejor director y mejor actor- y el Brussels International Film Festival- mejor actor-, El pastor es el primero de los tres largometrajes de Cenzual Burley (Salamanca, 1980) que se podrá ver en salas de cine en España. Sus dos anteriores trabajos, El alma de las moscas (2009) y El año y la viña (2013), sí que fueron distribuidos en cines y DVD/VOD en el Reino Unido, donde también se estrenó en salas El pastor el pasado 2 de junio con una muy buena acogida de la crítica.
"En España estrenar en salas es imposible. Cuando empecé tenía un poco la visión inocente que tiene todo el mundo de que crees que vas a estar en un festival y te van a llamar todas las distribuidoras… El alma de las moscas, que se hizo literalmente sin un duro, estuvo en el festival de Karlovy Vary y pensé que la iba a querer todo el mundo, pero resulta que no... El problema no es que no quieran la película, es que las distribuidoras no te contestan a los mails", se lamenta el cineasta, que también ha optado por distribuir él mismo su película en España tras rechazar las condiciones leoninas de algunas distribuidoras que finalmente le contestaron.
"Todavía esta el estigma de que si un productor distribuye su propia película es porque no las distribuidoras no te quisieron. Paco León rompió un poco con esa idea al distribuir su propia película, pero él ya era famoso", apunta Cenzual, que cree que el sector tiene que cambiar esa visión y adaptarse a los cambios que se están produciendo en el mercado.
Un wéstern moderno
Rodada en el pequeño pueblo salmantino de Monterrubio de la Armuña, de apenas mil habitantes, tanto por su fotografía -Cenzual también es el director de fotografía- como por su ritmo y su trama, El pastor es una especie de wéstern moderno -la revista inglesa Sight & Sound la llega a comparar con Centauros del desierto (1956)-.
"Tanto por el lugar de rodaje como por el tempo, se parecía bastante al wéstern, pero nunca escribí ni rodé con eso en mente ni quería adherirme a unos cánones de un tipo género. Pero sí es verdad que se parece en el sentido del antihéroe contra una fuerza mayor, al que le quieren quitar la tierra o las vacas, o también por la estética, por cómo es Castilla, o por el tempo, a lo Sergio Leone, con tiempo lento, no glacial, pero que te mantiene ahí porque sabes que va a explotar tarde o temprano", cuenta el director.
También los silencios son clave en la cinta, hasta el punto de que Cenzual depuró el guion varias veces eliminando todo lo redundante hasta dejarlo "tísico de palabras". De hecho, en los primeros 10 minutos, el protagonista solo habla lo mínimo imprescindible con su perro -para decirle que entre-, pero son básicos para la película: "Son 10 minutos en los que no pasa nada pero que yo los llamo 'un día en la vida de Anselmo'. Y hacen falta esos 10 minutos para que simpatices con él y veas lo que va a perder, que no es algo material, su tierra, sino su forma de vida. Si lo pones en papel y le dan dinero a cambio de un trozo de tierra que no vale nada, todo el mundo diría: '¡véndelo!' Pero cuando ves su forma de vida, que no es fácil... levantarse pronto, caminar pastoreando todo el día con el sol castigador de Castilla… empatizas con él".
El pastor lo interpreta de modo magistral Miguel Martín, que había hecho pequeños secundarios en Celda 211 (2009) o Impávido (2012), y asume su primer protagonista. "Quería a alguien que pareciera de madera, no hecho por un escultor muy bueno, con rasgos no redondeados, con cara de campo y honesta. Me recomendaron a Miguel Martín y físicamente era Anselmo, y luego daba la talla con creces como actor", rememora el director, que añade que el resto de los actores, todos profesionales, proceden en su mayoría del mismo grupo de teatro de Martín en Salamanca, La Malhablada.
Avaricia no congénita
Con el trasfondo de la burbuja inmobiliaria tomada como "chispa que enciende el fuego", El pastor es una "crítica a la avaricia", un pecado capital que Cenzual Burley no cree que sea congénito sino un marchamo de la sociedad en la que vivimos.
"Creo que la avaricia no es un sentimiento que esté ligado al ser humano, sino que nos lo han inculcado porque sin ella el consumo no va hacia adelante. Nos guste o no vivimos en una sociedad consumista y hace falta esa avaricia para que consumamos más, para que queramos lo nuevo. Vivimos en una sociedad consumista y avariciosa, pero yo creo, y espero, que el ser humano no tenga esa avaricia congénita", concluye el joven cineasta salmantino, que confía en que este thriller neo-noir haga reflexionar al espectador sobre el mundo que habitamos.