Giorgio Armani firma una sofisticada sinfonía en negros
- Giorgio Armani propone cuellos gorguera tipo pierrot
- Elie Saab reinterpreta los trajes y vestidos de la Edad Media
- Margiela deconstruye las prendas y coquetea con los códigos lenceros
Es la primera vez que la colección Artisanal de Maison Margiela se presenta en la sede parisina de la casa, un antiguo convento del XVIII que luego se transformó en escuela de diseño industrial, después fue el estudio de Martin Margiela y desde 2004 alberga el taller de la casa, una casa que está de luto por la muerte de Jenny Meirens, que fundó esta firma junto al belga.
Las colecciones de costura que ahora firma John Galliano son un loable ejercicio de patronaje y costura. Un elegante abrigo abre el desfile, una prendas sencilla y de estilo masculino que poco tiene qué ver con el resto de la colección, todas enmarcadas en el estilo deconstructivista, alterando los patrones, desmontando las partes para montarlas después con rebeldía.
El trench se desarrolla en distintas versiones y también el abrigo, que vemos convertido en un atractivo vestido de lana de mangas desprendidas y escote recortado que va sujeto con un corsé interior. Y que los códigos lenceros se adueñan de distintas prendas, vestidos y tops marcados por el uso del corsé.
Destaca un vestido de crin con plumas bordadas sobre el que se coloca un bustier que se ajusta al cuerpo con un cinturón de gabardina, mezclando así dos de las obsesiones de Galliano: la lencería y el estilo militar.
Desflecados, jirones de tela y plumas imprimen movimiento a las prendas que a veces ofrecen un atractivo contraste de tejidos opacos y transparentes. Destacan los jerséis y minivestidos en punto que lucen aplicaciones y motivos de estilo étnico o se colorean con fuerte pintura blanca que aporta una textura envejecida, vivida.
Elie Saab traslada los patrones de los trajes y vestidos de las reinas y princesas medievales a vestidos de noche suntuosos, de ricos tejidos y bordados de cristal. Puro ensueño. Destacan las mangas largas largas que se inspiran en las mangas ceñidas, abiertas y perdidas que llevaban los trajes del medievo, actualizadas ahora con formas más fáciles de llevar.
Los jubones se transforman en vestidos de cuerpo lencero, con bustier, y los abrigos llevan remates de piel en las mangas, como la realeza que pintó en sus cuadros el artista Sir Edmund Blair Leighton. Rojos intensos, verdes y azules noche, negro y blancos crean una paleta de color intensa que remarca la intensidad estética de la colección en la que vemos texturas de terciopelo, sedas sensuales y brocados y bordados en oro de motivos vegetales.
Otro punto de conexión son las cinturas. Las mujeres hasta el siglo XIII llevaban vestidos tipo túnica, holgados, pero después siguiendo la moda masculina comienzan a llevar las llamadas 'cintas de ceñir' para lograr una nueva silueta. Elie Saab hace un guiño en esta colección con cinturones realizados con el mismo tejido del vestido o en contraste, hechos en terciopelo negro y hebilla de cristales.
Nieves Álvarez, que el día anterior desfiló para Stéphane Rolland, y Rossy de Palma han estado en el desfile en el que ha destacado la top española Blanca Padilla.
La colección de alta costura de Giorgio Armani es sofisticada, clásica en los patrones y lujosa en los tejidos. Destaca el uso del color negro en casi todas las prendas, un tono que el italiano no suele utilizar tanto.
En negro vemos una sucesión de vestidos de fiesta decorados con motivos y formas orgánicas. Las flores son las protagonistas de la propuesta y las vemos en diferentes formatos. Hay diseños en tul transparente que lleven flores bordadas con encaje y azabaches y otros con flores estampadas que después se adornan con bordados y aplicaciones de piedras y cristal.
Las aplicaciones de tul provocan falsos escotes con jardines florales que parecen trepar por la piel de las modelos. Otras flores se recortan y aplican sobre el tejido y además llevan flecos que caen en cascada.
No todo es negro. Armani adora las mezclas arriesgadas de color y siempre le funcionan. Vemos juegos de fucsia y rojo, que decoran estampados de flores o plumas, pendientes o zapatos. También combinaciones de azul y verde o azul y fucsia que tiñen pétalos ‘arty’ que decoran prendas de atrevidas transparencias.
La delicadeza de las plumas contrasta con la fuerza de las piedras semipreciosas que se añaden a brazaletes o prestan sus 'poderosos' colores a camisas sin cuello que el diseñador propone llevar prácticamente desabrochadas.
Lo más destacado son los bordados de palabras que se usan en tops de fantasía y en cuellos gorguera de estilo pierrot, todos realizados con volantes de organza almidonada, quizá el elemento más llamativo del desfile.
La sensualidad elegante y sutil de Armani contrasta con la evidente sexualidad que desprende la colección de Alexandre Vauthier que contó con Blanca Padilla y con Bella Hadid, incómoda con un vestido de traviesa abertura que la modelo tuvo que controlar con la mano. Lo mismo que le pasó en Cannes. A otra modelo se le deslizó el vestido y se tomó con humor su improvisado toples. Un desastre. La colección, prescindible y fácil de olvidar.