Dior se enfrenta a su propia historia en su 70 cumpleaños
- Una exposición en París repasa las distintas etapas de la casa
- Se muestra el trabajo de Christian Dior y sus seis sucesores
- Se puede visitar hasta enero de 2018
- El desfile de alta costura se inspira en los viajes de Christian Dior
300 vestidos de alta costura realizados entre 1947 y 2017, accesorios, telas de taller que se exhiben por primera vez, fotografías, bocetos, ilustraciones... Toda la historia de la casa Dior se muestra ahora en París, en el Museo de Artes Decorativas, titutlada ‘Christian Dior, couturier du rêve’. Una muestra que ocupa 3 000 metros cuadrados comisariada por Florence Müller y Olivier Gabet que repasa la trayectoria de esta mítica casa de moda francesa.
Pero la exposición va más allá y "prolonga la mirada de Christian Dior explorando los vínculos que supo tejer entre costura y todas las formas de arte que definen la huella de la casa". Una profunda huella formada por las pisadas de las modelos sobre la pasarela a lo largo de 70 años.
El 12 de febrero de 1947 Christian Dior lanza su primera colección Album de Figaro en la que desarrolla la ‘línea corola’, con faldas de vuelo, y la ‘línea 8’ que marca el pecho y la cadera. El éxito es brutal y tanto la crítica francesa como la norteamericana regalan elogios al modisto.
Carmel Snow, redactora jefe de Harper´s Bazaar bautizó esta colección con el nombre de New Look, una colección que marca un punto de inflexión en la moda porque transforma la silueta de la mujer vistiéndola con vestidos con forma de reloj de arena.
El New Look abre la puerta al optimismo y el lujo para dejar atrás la espartana moda de los años 40 marcada por las carencias en los tejidos y complementos que provocó la guerra. En 1951 Christian Dior representaba el 49% de la exportaciones de la alta costura francesa. Tocó el cielo y sedujo a estrellas como Marlene Dietrich o Lauren Bacall. Apostó por la feminiadad pero, paradogicamente, lo hizo volviendo a encorsetar el cuerpo de la mujer.
Han pasado setenta años y la casa Dior quiere celebrarlo repasando su historia y sobre todo el trabajo de todas las agujas que han pasado por su taller, desde su fundador hasta la actual directora creativa Maria Grazia Chiuri.
Fue un revolucionario y ese espíritu lo han tenido, en mayor o menor medida, todos sus sucesores. El primero fue Yves Saint Laurent, que entró en la casa con tan solo 18 años y al que Dior consideraba su heredero espiritual. El maestro muere repentinamente en 1957, diez años después de lograr su primer éxito, y Saint Laurent toma su relevo ensalzado por la prensa. “Un rostro surge de las sombras. Yves, el delfín de 21 años”, titulaba Paris Match la noticia.
Tan solo tres años estuvo al frente de la casa porque le llamaron para hacer el servicio militar. Duró veinte días y cuando regresó le habían sustituido por Marc Bohan, menos osado que Saint Laurent, quizá lo que buscaba la casa, asustada a veces por el impetuoso y rebelde talento de Yves.
Bohan estuvo tres décadas en la casa Dior, siendo el modisto que más tiempo ha ocupado el cargo de director creativo. Es también el menos conocido de todos, quizá porque no hizo nada especialmente relevante y durante esos años el estilo de la casa enlazaba más con el clasicismo de su pasado que con la modernidad que abrazaron sus camaradas. Liz Taylor, Sofía Loren y Jacqueline Kennedy fueron algunas de su ilustres clientas.
En 1989 salta el primer escándalo al contratar a un italiano para la famosa maison francesa. Gianfranco Ferré estuvo ocho años, empezó recuperando siluetas de los 40 y 50 pero poco a poco fue adoptando esa línea más arquitectónica que tanto marcó su trabajo, sobre todo en su propia firma. Eva Perón fue una de sus fieles clientas e incluso llegó a ser enterrada con un vestido de Dior que nunca llegó a estrenar.
John Galliano llega a la casa en 1996 impregnado del éxito que obtuvo reflotando Givenchy. Su amor por la historia, la lencería, los uniformes militares y las distintas culturas del mundo se fusionaron de manera sorprendente logrando colecciones marcadas por la teatralidad de la puesta en escena y del estilismo.
Nunca Dior tuvo tanto peso y poder. Galliano hizo de ella, la gran casa de moda global y sus desfiles eran todo un espectáculo en el que él solía ser el protagonista. Unos desafortunados comentarios racistas provocaron su despido y fue entonces cuando un belga, desconocido para el gran público, ocupó su puesto.
Raf Simons fue todo lo contrario: discreto. Su etapa marca un giro en Dior que apuesta por un estilo minimalista y logra reinterpretar, con sutil modernidad, los códigos clásicos de la casa. Tuvo sus defensores y sus detractores, y la sombra de Galliano siempre planeó sobre su cabeza durante toda su estancia en la maison.
En 2016 la casa pega otro gran giro y hace historia contratando a una mujer, Maria Gracia Chiuriformaba pareja artística con Pierpaolo Piccioli en Valentino y desembarcó en Dior con una colección que era un alegato feminista en la que destacaron las camisetas con la palabra Dio(r)evolution.
Es pronto para juzgar su trabajo y parece que le cuesta desprenderse de algunas de las obsesiones que tenía en Valentino. Sus primeros trabajos no tuvieron la aceptación que se esperaba: se aplaudió el mensaje feminista pero la ropa no gustó. Su última colección, sin embargo, entabla un interesante diálogo con su fundador y, a la vez, con la historia de la casa que ahora se puede ver, como en un libro abierto, en esta exposición.
A la vez, en la localidad francesa de Grasse se celebra otra exposición dedicada a los perfumes: 'Christian Dior, esprit de parfums' que recopila todos los aromas creados en la histórica maison, algunos tan célebres como Poison o J´adore. Está abierta al público hasta el 1 de octubre.