De la calle a las urnas: claves del referéndum opositor en Venezuela
- La oposición ha trasladado la lucha contra Maduro a una votación simbólica
- Espera que una participación masiva deslegitime la Asamblea Constituyente
- Si los resultados son buenos, activará la "hora cero" de su ofensiva final
La oposición venezolana ha organizado este domingo un referéndum sobre el proyecto del presidente Nicolás Maduro de cambiar la Constitución, trasladando así a las urnas una batalla que se ha librado en las calles durante los últimos tres meses con un alto coste: casi un centenar de muertos. La participación en esta consulta simbólica, que no cuenta con el aval del Poder Electoral, determinará el rumbo de las movilizaciones contra el Gobierno venezolano.
¿Qué busca la oposición?
El referéndum se presenta como un acto de "desobediencia civil" contra el jefe de Estado por la coalición de antichavistas reunidos en la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
No reconocida por las autoridades, la consulta pretende materializar el rechazo de los venezolanos a la Asamblea Constituyente, convocada por decreto y sin consultar a los ciudadanos. Casi el 70% de la población se opone al proyecto, mientras que el 80% de los venezolanos denuncian la gestión de Maduro, según el sondeo de la empresa Datanálisis.
Una alta afluencia a la consulta, junto con una baja participación en las elecciones del 30 de julio en las que se elegirán a los 545 miembros de la Asamblea Constituyente, socavarían la "viabilidad" y "gobernabilidad" de este proceso, señala el analista Benigno Alarcón a la agencia France Presse.
“El gobierno se encontraría en una situación muy complicada para continuar con la elección" de la Asamblea Constituyente a finales de julio y, en todo caso, le sería "muy difícil llevar decisiones a la práctica en este contexto", añade.
En las elecciones legislativas de 2015 -las últimas oficiales celebradas hasta la fecha- la oposición se impuso al oficialismo por 2,1 millones de voto, poniendo fin a 17 años de hegemonía chavista en el Parlamento.
¿La consulta interrumpirá la Asamblea Constituyente?
El Gobierno señala que la futura asamblea será una "superpotencia" que tendrá la capacidad de disolver el Parlamento, que traerá la paz y permitirá la recuperación económica del país.
Los analistas creen que Nicolás Maduro podría utilizarla para "gobernar sin límites” ante su fracaso para ganar las elecciones de forma tradicional. La oposición se ha negado a presentar candidatos.
La consulta tiene “un simbolismo muy importante pero será muy difícil (para los antichavistas) alcanzar su meta de interrumpir la Asamblea Constituyente” en caso de éxito”, opina Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un think tank con sede en Washington.
"El Parlamento puede tener razón y ser legítimo, pero el poder real se concentra en el lado del Ejecutivo, incluyendo la Justicia y las Fuerzas Armadas", añade a AFP.
Para bloquear el proceso de la futura asamblea sería necesario el rechazo de los altos mandos militares, pero el ejército, un actor clave en la política del país, ha expresado repetidamente su "lealtad incondicional" al presidente Maduro. "Sin esto, la Asamblea Constituyente continuará su camino, y será elegida, independientemente de la participación", predice el politólogo Luis ganca, quien opina que la oposición debió participar en la Constituyente.
"Hubiera sido preferible tratar de ganar una mayoría, aunque fuera precaria, y no dejarles el campo solo, que era lo que ellos querían”, sentencia.
¿Cuáles son las consecuencias para el chavismo?
Alarcón, sin embargo, cree que las deserciones dentro del oficialismo, como la de la fiscal general Luisa Ortega, así como el rechazo a la Constituyente entre líderes chavistas pueden modificar el rumbo.
La escasez de bienes, la inflación descontrolada, el deterioro de los servicios públicos, junto a la represión política y los intentos de Maduro por aplastar a la Asamblea Nacional, "vulnerando el orden constitucional", han abierto profundas grietas en las filas oficialistas por primera vez en 18 años de revolución. Así, junto a Ortega, históricos dirigentes del chavismo como los ex ministros Jorge Giordani (consejero económico de Chávez), Héctor Navarro (responsable de la educación revolucionaria) y Gabriela Ramírez (ex Defensora del Pueblo con el 'comandante supremo'), se han rebelado contra las políticas del gobierno.
"Esto se va a parecer a dos autobuses que van el uno contra el otro y los pasajeros van a tratar de convencer al chofer, o quitarle el volante, para no chocar", ilustra Alarcón.
¿Y después?
Maduro fue elegido hasta enero de 2019, pero la oposición teme que la Constituyente pueda cambiar el sistema electoral para perpetuar al chavismo. Por ello, asegura que el plebiscito marcará la "hora cero" de su ofensiva final. Aunque la MUD no ha dicho en qué consistirá esa batalla, los analistas vislumbran una escalada que podría traer más violencia o una huelga general en los días previos a la elección del 30 de julio.
Si pese a ello la Asamblea se constituye, "nadie la va a reconocer y va a tener que contar con la Fuerza Armada para imponer sus decisiones", advierte Alarcón.
El riesgo de frustración de las bases opositoras también está latente, como ya ocurrió en 2016, cuando la militancia protestaba porque el poder electoral frenó un referendo revocatorio contra Maduro. Entonces, la MUD desactivó las manifestaciones para aceptar un diálogo con el gobierno que finalmente fracasó, y perdió entre 7 y 14 puntos de apoyo, según las encuestas.
Ahora, la oposición está más unida, mejor organizada, y sobre todo, decidida a no bajar los brazos hasta que haya un cambio en Venezuela, según explica a RNE,Álvaro Luis Moreno, coordinador de Vente Venezuela, partido que forma parte de la Mesa de Unidad Democrática.
"Puede haber desencanto, pero la dirigencia (opositora) debe estar lista para replantear la lucha porque el capítulo que se abre es muy duro", concluye Salamanca.