El Senado tumba el último intento de Trump para derogar la reforma sanitaria de Obama
- Rechaza por 51 votos a 49 la propuesta de eliminar solo algunos apartados
- Tres republicanos, incluido John McCain, se han unido a los demócratas
- La derogación del Obamacare se estanca ante la división republicana
El Senado de Estados Unidos ha tumbado este viernes el último intento de los republicanos para tratar de cumplir con la promesa del presidente, Donald Trump, de derogar la Donald Trumpreforma sanitaria de Barack Obama, al rechazar por 51 votos a 49 la skinny bill -literalmente, ley flaca-, una propuesta reducida que solo sometía a votación enmiendas en algunos aspectos para los que se esperaba alcanzar una mayoría suficiente.
Sin embargo, ni siquiera esa derogación parcial ha conseguido recabar un consenso entre las propias filas republicanas, que han visto como tres de sus senadores -el antiguo aspirante a la presidencia John McCain, Susan Collins y Lisa Murkowski- se han opuesto a la propuesta, que incluía aspectos como la eliminación de la obligatoriedad de tener un seguro médico.
“Evidentemente, este es un momento decepcionante“
La derrota asesta un significativo revés a Donald Trump, que había hecho de la derogación del Obamacare uno de los ejes de su mandato, y al Partido Republicano, que desde la aprobación de la reforma sanitaria en 2010 ha buscado la forma de acabar con una normativa que siempre ha rechazado y que, pese a contar con mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, ha sido incapaz de encontrar un consenso en sus propias filas.
"Evidentemente, este es un momento decepcionante", ha reconocido el líder republicano en el Senado, Mitch McConell, que no ha ocultado su frustración: "Creo que el pueblo estadounidense va a lamentar que no hayamos podido hallar un camino para seguir adelante". McConnell podría intentar someter a votación alguna otra propuesta antes de que el Senado cierre su período de sesiones por las vacaciones de verano, pero parece improbable ante los reiterados fracasos cosechados.
La última bala republicana
De hecho, la votación de la skinny bill, en plena madrugada del jueves al viernes de Washington, aparecía como la última oportunidad para que los republicanos eliminaran al menos algunos aspectos del Obamacare, después de que el Senado aprobara el martes por la mínima iniciar un nuevo procedimiento legislativo para mantener vivo el debate, una pequeña victoria para el presidente Donald Trump cuando todo parecía perdido.
Así, después de que la Cámara de Representantes hubiera aprobado su propuesta de reforma sanitaria en mayo, el Senado ha votado esta semana dos proyectos legislativos, uno que contemplaba la derogación del Obamacare y la puesta en marcha de un plan para sustituirlo, y otro que simplemente acababa con gran parte del sistema actual de salud y daba dos años de margen para crear una alternativa; ninguno de ellos prosperó.
La última opción era la propuesta que ha fracasado ahora, que contemplaba acabar con la obligatoriedad de contar con un seguro médico y con el riesgo de pagar una multa si no se tiene, una de las cláusulas más impopulares del Obamacare, pero también clave para implantación.
Además, preveía retirar los fondos federales a la organización para los derechos reproductivos "Planned Parenthood" y dar a los estados flexibilidad en el cumplimiento de algunas de las protecciones garantizadas por la reforma de Obama. Según los cálculos de la Oficina no partidista de Presupuesto del Congreso, la propuesta rechazada este viernes hubiera dejado sin seguro médico a 16 millones de personas.
Trump aboga por "dejar implosionar" el sistema
Sin embargo, ni siquiera las admoniciones del propio Trump, que horas antes de la votación animaba en Twitter a los republicanos a sacar adelante el proyecto después de "7 años de espera", han logrado convencer a todos sus correligionarios.
Esta vez, además, no ha sido posible recurrir al voto de calidad del vicepresidente, Mike Pence, que se había desplazado al Capitolio para intervenir en caso de empate y votar a favor de la iniciativa como presidente del Senado.
Tras la derrota, Trump se ha vuelto a pronunciar a través de la red social y ha abogado por dejar que el propio sistema se derrumbe, aludiendo al creciente coste de los seguros y a la retirafda de fondos federales para sostenerlo: "Tres republicanos y 48 demócratas han defraudado al pueblo estadounidense. Como dije desde el principio, dejemos que el Obamacare implosione", reza el mensaje.
Por su parte, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, ha instado a los republicanos a "trabajar juntos para mejorar" el actual sistema sanitario. "No lo estamos celebrando, estamos aliviados", ha subrayado Schumer antes de urgir a "pasar página" y recordar que las propuestas republicanas amenazaban con dejar sin cobertura médica a millones de personas.
McCain, el héroe de los demócratas
En el Capitolio, todas las miradas estaban puestas este viernes en John McCain, de 80 años, senador por Arizona, héroe de la guerra de Vietnam, aspirante republicano a la presidencia en 2008 y referente moral de un partido desorientado por la irrupción del fenómeno Trump. El martes, pese a su reciente diagnóstico de cáncer cerebral, viajó a Washington para participar en la votación clave para mantener viva la reforma sanitaria de Trump, que le agradeció el esfuerzo públicamente.
Su voto era de nuevo decisivo, puesto que podía volver a forzar un empate que dejaría la propuesta a merced del voto de calidad del vicepresidente Mike Pence. De hecho, Pence y la senadora Lindsey Graham, otra de las republicanas reticentes a derogar el Obamacare pero que había decidido apoyar la última propuesta, se han acercado a hablar con él cuando ha llegado al pleno; los tres han estado conversando un buen rato, según relata Reuters.
Después, McCain ha cruzado el hemiciclo para comunicarle a Chuck Schumer, el líder demócrata, y a un grupo de senadores demócratas que había decidido votar con ellos. Dianne Fenstein, senadora por California, le ha abrazado, mientras se escuchaban algunas exclamaciones de alegría en la sala.
“Es un héroe, es un héroe para mi“
Después de la votación, Schumer ha resumido ante los periodistas la admiración y el respeto que ha suscitado su postura frente a las presiones de Trump: "Es un héroe, es un héroe para mi".