'La decisión del rey': Cuando Noruega se plantó ante Hitler
- Se estrena el filme sobre el papel de Haakon VII durante la invasión alemana
- RTVE.es entrevista al director Erik Poppe
Cuando en 1900 Noruega disolvió su unión con Suecia y recuperó su independencia optó por formar una monarquía parlamentaria. Solo quedaba un detalle: elegir un rey. Ofrecieron la corona al segundo heredero de la corona danesa. Las cosas suceden así en los imbricados países nórdicos. Aceptó, pese a que no hablaba noruego y su papel iba a ser meramente representativo, bajo el nombre de Haakon VII.
Pero si es recordado en Noruega es por su actuación durante la invasión alemana en la II Guerra Mundial. Un hecho histórico menor dentro de un mundo en llamas que el cineasta Erik Poppe ha recreado en La decisión del rey, película seleccionada para los Oscar por su país en 2016, que se estrena en España en 16 de junio.
“No una película de guerra clásica, sino el retrato de un padre, su hijo y una familia escapando”, explica Poppe en una entrevista para RTVE.es. La decisión del rey hilvana la historia del rey yun gobierno a la fuga ante el avance alemán con la historia de un diplomático alemán que porfió por evitar el baño de sangre. Hitler le otrogó poderes para negociar, pero solo con el rey. Así, un hombre acostumbrado a ser simple imagen de su país tuvo que tomar una decisión vital para la nación.
“Eran dos historias dramáticamente interesantes, pero sobre todo se trataba de mostrar la vida tras la fachada real: la persona y su relación con hijos y nietos”. Uno de sus nietos, es Harald V, actual monarca noruego, retratado como un niño en la cinta (nació en 1937). “Rodamos en el palacio real y a veces el rey estaba en la misma habitación de al lado”, dice el director.
Poppe es conocido por su Mil veces buenas noches, su película sobre una fotoperiodista de guerra interpretada por Juliette Binoche, donde volcaba sus experiencias como fotógrafo de la agencia Reuters cubriendo conflictos internacionales como el de Afganistán.
Poppe conoce la guerra de primera mano y eso se traslada a las secuencias de combate, en las que la cámara busca el confuso y parcial punto de vista del soldado. “Era muy importante para mí tratar de romper el habitual estilo cuidado de las películas históricas”, afirma. “Y tomé decisiones para hacerla más realista, honesta y cuidada”.
En un largo proceso de documentación, Poppe y su equipo contactaron con muchos de los supervivientes del conflicto. “Uno de los testimonios importantes era el de un joven soldado que cayó gravemente herido y trató de engañar a las tropas alemanas confesando que si avanzaban había un enorme batallón noruego esperando”, recuerda.
También la princesa Astrid, hermana del actual rey, aportó detalles para el retrato de una familia decididamente cariñosa en pantalla. Aunque Poppe afirma huir de la hagiografía, la elección del tema obliga a preguntar: ¿Es La decisión del rey la película de un monárquico?
“¿Sinceramente? No”, responde Poppe. “Siempre he sido republicano, creo que la monarquía es un sistema extraño. Pero si, como en Noruega, la familia real está cerca de la gente y se moderniza creo que es un sistema que funciona muy bien. Ya no soy tan republicano, soy algo a medio camino”, reconoce entre risas.
Con todo, Poppe sostiene que la historia le importaba por sus lecturas actuales. “Su importancia es mostrar a un jefe de Estado al que no le importa sacrificar su vida y su familia por defender la democracia y la libertad. En el mundo que vivimos tenemos muchos líderes centrados en mantener su poder en lugar de servir a la gente. Haakon VII fue un ejemplo que los líderes deben recordar: ahora solo veo líderes locos como Trump”.