El Gobierno de Trump amenaza a los funcionarios por las filtraciones y avisa de que ya hay cuatro imputados
- El fiscal general anuncia que se han triplicado las investigaciones al respecto
- "Tengo una advertencia para los filtradores: no lo hagan", ha dicho Jeff Sessions
- El director de Inteligencia avisa de cargos penales contra quien filtre información
El Gobierno de Donald Trump ha querido escenificar este viernes que ha entablado la batalla definitiva contra las filtraciones de información que tanto molestan al presidente de Estados Unidos: el fiscal general, Jeff Sessions, ha amenazado contra cualquier nueva fuga de información y ha avisado de que, en lo que va de año, el Departmento de Justicia ha presentado ya cargos contra cuatro personas por este motivo.
“Tengo una advertencia para los filtradores: no lo hagan“
"Tengo una advertencia para los filtradores: no lo hagan", ha dejado caer Sessions durante la rueda de prensa que ha ofrecido junto al director nacional de Inteligencia, Dan Coats, en la que ha pedido a todas las agencias del Gobierno y al Congreso que tomen medidas para que sus empleados no filtren a la prensa informaciones clasificadas.
"Esta cultura de filtraciones debe cesar", ha recalcado el fiscal general, que ha detallado que, desde enero, el Departamento de Justicia ha "triplicado el número de investigaciones activas de filtraciones" y ha presentado cargos contra "cuatro personas" por revelar sin autorización información clasificada.
Tanto Sessions como Coats han asegurado que las filtraciones son graves, dañan la seguridad nacional y ponen en riesgo a ciudadanos estadounidenses. "Toda revelación fuera de los canales autorizados es una ofensa criminal", ha recalcado el director de Inteligencia, que también ha advertido de que se identificará a los informadores, se pedirá al FBI que los investigue y se presentarán cargos penales contra ellos.
Las filtraciones, una obsesión para Trump
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, las filtraciones de información desde el Ejecutivo a la prensa han sido una constante, entre ellas las relativas a los supuestos contactos de miembros del equipo presidencial con funcionarios o representantes del Gobierno ruso, acusado de intentar influir en el resultado de las elecciones presidenciales del año pasado.
El propio Sessions ha sido uno de los afectados, ya que se vio obligado a inhibirse en culquier investigación de su departamento sobre la posible injerencia rusa, después de que se desvelaran sus contactos con el embajador ruso en Washington durante la campaña.
El presidente, incluso, ha llegado a decir que el verdadero escándalo, más que la posible colusión de su campaña con Rusia para atacar a Hillary Clinton durante los comicios, son esas filtraciones. Para limitarlas, los responsables de comunicación de la Casa Blanca han amenazado a sus subalternos con represalias y han comenzado a compartir información sensible con un círculo reducido de leales a Trump.
La última filtración de información clasificada se conoció este mismo jueves, cuando el diario The Washington Post publicó el contenido íntegro de sendas conversaciones de Trump con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull. Ese tipo de conversaciones se mantienen bajo el máximo secreto, aunque los detalles de las llamadas en las que se produjeron se han ido conociendo desde poco después de que tuvieran lugar.