La muerte de un adolescente a manos de la Policía paraliza la guerra contra las drogas de Duterte
- Kian Loyd Delos Santos, de 17 años, murió tiroteado el 16 de agosto
- La familia asegura que no tenía nada que ver con drogas ni armas
- La "guerra contra las drogas" ha costado la vida a más de 7.000 personas
La muerte de un adolescente de 17 años en una operación policial el pasado día 16 de agosto ha provocado un alto en la "guerra contra las drogas" desatada por el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, y que hasta el momento ha costado la vida a más de 7.000 personas.
Kian Loyd Delos Santos, estudiante de instituto, fue tiroteado por la policía en Caloocan, uno de los municipios de Metro Manila. Según la versión oficial, Kian era un correo de droga que se resistió al arresto y disparó a los agentes, que respondieron en defensa propia. Junto al cadáver, la Policía recogió una pistola y droga.
Sin embargo, la familia del joven ha asegurado que era un estudiante sin ninguna relación con las drogas ni las armas.
Los tres agentes han sido suspendidos mientras se investiga el caso.
La muerte de Kian ha provocado protestas ciudadanas y un llamamiento de la Iglesia Católica para que cesen las muertes. Unicef, por su parte, ha pedido una investigación independiente de lo sucedido.
El tiroteo se produjo durante una macrooperación policial que provocó la muerte de al menos 70 personas en tan solo una semana, la mayor escalada en la campaña de Duterte contra el tráfico y el consumo de drogas, principalmente metanfetaminas.
El presidente filipino comenzó el mismo día de su investidura una campaña para erradiar las drogas que se ha cobrado desde entonces la vida de más de 7.000 personas. La Policía ha matado a 3.451 personas en 68.214 operaciones policiales, en las que hubo además 96.703 arrestos, según datos oficiales que no incluyen las víctimas de la semana pasada. El resto de los muertos se produjeron a manos de grupos ciudadanos de autodenominados "vigilantes".
Organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos han criticado duramente la "guerra" de Duterte y han asegurado que la mayoría de las muertes son ejecuciones sumarias.