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Mueren al menos 71 personas en varios ataques de insurgentes musulmanes en Birmania

  • El ataque ha sido reivindicado por un grupo que dice defender a la etnia rohinyá
  • Los rohinyá carecen de derechos civiles y Myanmar los considera inmigrantes ilegales
  • Kofi Annan recomienda al gobierno birmano rebajar la tensión

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Refugiados rohinyá en un campo destruido por un ciclón en Birmania
Refugiados rohinyá en un campo destruido por un ciclón en Birmania

Al menos 71 personas han muerto este viernes en la región de Rakáin, en Myanmar (la antigua Birmania), en una serie de ataques coordinados contra puestos de control policial y una base militar llevados a cabo por un grupo insurgente que dice defender a la minoría musulmana rohinyá.

Fuentes militares y del gobierno aseguran que los muertos son 59 insurgentes, 10 soldados y un policía. Fuentes militares han asegurado a Reuters que unos 1.000 insurgentes toman parte en la ofensiva, que tiene lugar en las ciudades de Maungdaw y Buthidaung.

Los combates continúan en algunas zonas, según las mismas fuentes, y ha provocado que grupos armados amenacen a los rohinyá en otros lugares. Un grupo de observadores de la violencia contra esta minoría, el Arakan Project, ha dado la voz de alarma sobre un grupo de al menos 700 personas han huido de la aldea de Zay Di Pyin acosadas por grupos armados con palos y espadas.

Salto cualitativo

El ataque de este viernes supone un salto cualitativo en el conflicto étnico que divide Myanmar y en la actividad armada del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA), un grupo desconocido hasta octubre de 2016.

Entonces, la muerte de nueve policías a manos de ARSA (que se hacían llamar Al Yakin Mujahidin) desencadenó una reacción del Ejército en Rakáin, donde viven más de un millón de rohinyás, que provocó la huida de 87.000 personas a Bangladesh. Naciones Unidas y diversas ONG acusaron al Ejército de crímenes contra la humanidad, como asesinatos de civiles y violaciones.

La situación en Rakáin se ha deteriorado de nuevo este mes cuando las fuerzas de seguridad han comenzado una "operación de limpieza" en la ciudad de Rathetaung, donde conviven comunidades budistas y rohinyás.

"Cuando las atrocidades contra gente inocente van más allá de lo que podemos tolerar, y estando a punto de lanzar un ataque contra nosotros, nos hemos visto obligados a levantarnos y defender a la gente desesperada y a nosotros mismos", ha asegurado ARSA en su cuenta de Twitter.

El líder del grupo, Ata Ullah, asegura que en estos meses han sumado a sus filas a cientos de jóvenes rohinyá.

El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan (en el centro) en Yangon, Myanmar, durante la presentación del informe sobre la minoría rohinyá y el conflicto en la región de Rakáin

El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan (en el centro) en Yangon, Myanmar, durante la presentación del informe sobre la minoría rohinyá y el conflicto en la región de Rakáin AFP PHOTO / YE AUNG THU

Mediación de Kofi Annan

El asalto tiene lugar un día después de que una comisión liderada por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan presentara al gobierno birmano un informe con recomendaciones para poner fin a la violencia sectaria y promover el desarrollo de la región de Rakáin.

El informe incluye 88 recomendaciones para, entre otros objetivos, resolver la falta de ciudadanía de los rohinyá y favorecer el diálogo entre comunidades. El documento insta a las autoridades a evitar una respuesta "puramente de seguridad" y desproporcionada ante las tensiones entre la mayoría budista y la minoría musulmana.

"Ninguna causa puede justificar tal brutalidad y muertes sin sentido", ha declarado Annan, refiriéndose al ataque armado de este viernes. Annan ha pedido contención a las fuerzas de seguridad y ha instado a todas las partes a rechazar la violencia.

Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinyá, una etnia musulmana, sino que les considera inmigrantes bengalíes, y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos.

Los enfrentamientos más graves entre musulmanes y budistas en Myanmar se produjeron en 2012. Aquellos sucesos desencadenaron en 2015 una crisis de refugiados en el océano Índico: cientos de ronhinyás se lanzaron al mar en barcos atestados para intentar llegar a Malasia. En Birmania, 120.000 personas fueron confinadas en 67 campos y aún continúan en ellos.