'Espacios en blanco', cuando los silencios familiares cuentan historias
- El dibujante Miguel Francisco indaga en la historia de su familia durante la guerra y la posguerra
- "He intentado que estas historias no se pierdan por mi hijo y por justicia", asegura
Con solo 15 años, el dibujante Miguel Francisco (Badalona, 1968) empezó a dibujar cómics para Bruguera; y en los 90 se metió en el mundo de la animación. Pero con la crisis tuvo que emigrar a Holanda y Finlandia para ganarse la vida en la industria de los videojuegos. El éxito le acompañó, convirtiéndose en el principal creador de personajes de los famosos Angry Birds. Actualmente sigue viviendo en Helsinki pero su inquietud personal y artística le ha hecho recuperar la historia de su familia y de los silencios transmitidos, de generación en generación, en el cómic autobiográfico Espacios en blanco (Astiberri)
"Espacios en blanco -nos cuenta Miguel- es un libro sobre la historia de mi familia, antes, durante y después de la guerra civil. Sobre pequeñas historias y anécdotas que he estado escuchando de labios de mi padre desde pequeño. Pequeñas historias con espacios en blanco que he intentado rellenar para que no se pierdan, y que de algún modo, mi hijo aquí en Finlandia tenga la posibilidad de conocer algún día una parte de la historia de su familia en España. Y por justicia, también por justicia".
Un cómic fundamental para no olvidar nuestro pasado reciente: "Es un proyecto totalmente personal -confiesa el dibujante- que comenzó a rondarme por la cabeza hace ya unos cuantos años y que, en aquellos momentos tenía una estructura totalmente diferente a la que finalmente ha salido publicada. La idea original era recuperar todas las historias que mi padre me contaba acerca de la vida de mi abuelo, de la guerra, de los años del hambre durante la posguerra y, la verdadera necesidad de sentarme en la mesa y empezar a abocetar y a escribir comenzó cuando nació mi hijo y murió mi padre".
"Supongo-añade- que esas dos cosas me hicieron poner los pies en el suelo y surgió la necesidad de, en cierta manera, continuar con la tradición oral, no dejar que esas pequeñas historias se perdieran y de algún modo rellenar todos los silencios y espacios en blanco que iban apareciendo aquí y allá. Y dejar todo eso en formato de libro me pareció una buena manera de conectar a mi padre con su nieto aquí en Finlandia y no dejar que todas esas historias se pierdan sin más".
Los silencios cuentan historias
MIguel Francisco asegura que los silencios a los que alude el título del cómic son tan importantes como las palabras. "Sí, los silencios a veces cuentan más historias que las palabras, al menos en el caso de mi familia. Recuerdo un día en el que llené la pared de mi casa con post it en los que fui escribiendo todas las anécdotas que recordaba con sus fechas anotadas y me di cuenta "visualmente" de que los espacios vacíos que había entre las notas coincidían con hechos que debían ocultarse durante el periodo franquista y, por miedo, incluso después de su muerte".
"No sé -continúa- si es una obligación rescatar estas historias para que no se olviden, pero creo que es sano, a nivel personal y a nivel social saber la verdad y hablar de ella sin miedo. Eso cura heridas. La negación, el ocultar la cabeza en la arena o tergiversar hechos históricos tan próximos solo consigue infectarlas. Si la historia suele ser cíclica, imagina cómo puede ser ese ciclo si no recordamos lo que nos pasó hace unos cuantos decenios. No es que vayamos a cometer los mismos errores, es que los cometeremos aún peores".
Los miedos de cada generación
Esos silencios familiares suelen deberse al miedo. Preguntamos a Miguel a que tuvo miedo su familia y a qué tiene miedo él: "Mi abuelo -nos cuenta- murió cuando yo era aún muy pequeño como para conocerlo bien, pero después de todo lo que he estado leyendo e investigando sobre él, es evidente que tuvo miedo a que lo fusilaran cualquier noche en la tapia de algún cementerio. Sin más".
"Mi padre -continúa el dibujante- nació un poco antes de la guerra y se crió durante los tiempos de la dictadura franquista y, como casi toda esa generación, creo que su mayor miedo fue el que sus hijos pasaran el hambre que pasaron ellos. Ahora que me acerco vertiginosamente a la edad de mi padre, veo claramente el trauma que fue arrastrando toda su vida. El trauma de un niño con hambre y miedo".
"Mis miedos son diferentes -añade-, como es diferente mi generación a la de mis padres o la de mis abuelos. Hacer el cómic me ha servido para entender cosas y hacer las paces y eso ya es mucho".
"La próxima generación no tiene ningún miedo -afirma Miguel- porque en general no sabe absolutamente nada de lo que ocurrió durante y después de la guerra civil. Ha sido un periodo histórico fundamental para entendernos como sociedad que se ha decidido olvidar porque "pasó hace mucho tiempo". Es como decir: "oye, que lo del descubrimiento de América, pues mejor lo olvidamos ya porque como pasó hace quinientos años, pues mejor lo borramos. Y oye, que el Renacimiento, que es algo muy viejo, lo sacamos de los libros que huele a añejo". Y así andamos, con amnesia colectiva de un periodo histórico cercano".
Su familia lo perdió todo
Miguel confiesa que indagar en el pasado de su familia le ha servido para comprender su motivaciones y sus silencios: "Completamente. Me ha servido para eso y, sobretodo, para verlos desde una perspectiva más humana, con sus miedos e inseguridades incluidas".
Y es que, como cuenta en el cómic, su famillia perdió mucho más que cosas materiales: "Sí, se perdieron cosas materiales por diferentes motivos, perdieron el trabajo pero después de indagar en su pasado, se me hizo evidente que lo que perdieron fue la posibilidad de vivir otra vida a la que tuvieron".
Preguntamos a Miguel si, después de recrear la historia familiar le hubiera gustado poder decir algo a su padre o a su abuelo: "Desde que se ha editado en España es algo que me pregunto muchas veces y he llegado a la conclusión de que me gustaría que ellos fueran los que me dijeran algo. Yo ya lo he dicho casi todo en el libro".
En Finlandia hay una imagen romántica de la Guerra Civil
Preguntamos a Miguel si en Finlandia se sigue teniendo una imagen romántica de la Guerra Civil española: "No he hablado con mucha gente sobre ese tema aquí en Finlandia, pero las veces que lo he hecho me he llevado grandes sorpresas, porque la imagen que hay es bastante más objetiva que la que se lee u oye en España. De hecho cuando en alguna ocasión he comentado algunas opiniones revisionistas que circulan por gran parte de España son ellos los que se sorprenden por lo irreales que son. La distancia objetiviza y el estudio de la historia basada en "hechos" y no en opiniones o sentimientos más aún".
"Respecto a la imagen romántica de la guerra civil -concluye-, pues sí, hay una imagen romántica. Cómo no caer en el romanticismo cuando hay medio país aislado del exterior defendiendo una republica democrática contra un golpe de estado fascista. A mi me parece romántico ver fotos de campesinos tratando de parar, y de hecho parando, un golpe militar. Pero es que debo ser un tipo sensible yo".
El cómic
Para saldar cuentas con el pasado, Miguel se ha documentado profusamente: "Creo que todos los dibujantes nos documentamos igual-asegura-. Recogemos fotos en internet y en libros que luego usamos para dibujar y que queden medianamente creíbles la ropa, ambientes o escenarios. En mi caso, creo que me he documentado mucho más leyendo biografías, novelas o ensayos históricos de la época. No se si se reflejará de algún modo en el libro, pero lo que me pasaba bastante a menudo es que una foto me hacía sentir curioso sobre los hechos que ocurrieron en ese momento y me llevaba a leer cosas sobre él. Hubo un momento cuando llevaba medio libro hecho que tuve que dejar de hacerlo porque me consumía el poco tiempo que tenía".
"También he usado fotos familiares -añade-, no por retratar a gente de mi familia si no por hacerme entrar en sus vidas. Hay expresiones en algunas fotos que te hacen viajar al pasado y preguntarte el por qué de aquella cara tan triste o aquella otra tan alegre. No se... cosas mías supongo".
Esta es la primera novela gráfica de MIguel Francisco, que confiesa que volver a los cómics no le ha reesultado nada fácil: "Al principio fue una auténtica pesadilla. Los cómics que hice cuando era un adolescente eran completamente diferentes al que pretendía hacer con esta historia y después de tantos años centrado en publicidad, animación o videojuegos me sentía petrificado por hacer algo que comenzaba y acababa en mis manos, sin equipos de arte y marketing detrás, ni reuniones, ni "feedback", ni "brainstorming", ni presupuestos ni nada de todas esas cosas a los que me había acostumbrado en estos años. Al poco tiempo me acostumbré y disfruté la sensación de estar completamente solo delante del proyecto y ser el único y ultimo responsable del producto. Aún así no ha sido fácil hacer un proyecto así durante mi poco tiempo libre y, compaginarlo con mi trabajo diario con horario de oficina en videojuegos y estar con mi hijo ha sido un encaje de bolillos".
En cuanto a sus proyectos, Miguel nos comenta que: "Dejé de trabajar en Angry Birds hace unos tres años y comencé a trabajar en otra empresa, Seriously, donde hago los personajes de otro juego, Best Fiends. Pero después de Espacios en blanco, quiero seguir contando historias y estoy preparando nuevas libros que he de presentar pronto a la editorial y si gustan, me pondré pronto a trabajar de lleno en ellos".